Me tomó la mano para sacarme de un charco y la soltó en un lago. Fué mi único amigo, mi mejor amigo. Era el único que veía que estaba viva, que respiraba; Que estaba allí.
Deseo que sea feliz, sé que será feliz. Sé que tendrá una hermosa y bondadosa esposa, una hermosa familia. Un hermoso niño pelirrojo y una tierna niña. Tendrá todo lo que alguna vez dudó tener, así será....pero no quiero verlo, ¿lo entiendes? No podría ver cómo ante sus ojos me vuelvo gris como los demás. No quiero ver cómo toma su mano tiernamente, cómo se sonroja al mirarla, cómo sonríe al escuchar su voz.
Para él solo fuí una etapa, pero para mí fué el final de todo.
Le dije que ojalá alguien lo ame como la mitad de lo que yo lo hice, no soy arrogante. Soy sincera.
Creía que ya había vivido lo suficiente para morir, pero no. Falto sentir cómo la persona que más has amado y amarás, te desmembra lentamente y de la forma que te haga sentir más dolor.
Nunca quise vivir. Nunca le dije que estar con él me hacía querer vivir un minuto más; No le dije que me hizo querer ser esposa, madre y su protectora. Sabía que si se lo decía, se quedaría conmigo más tiempo sólo por lástima.
Comencé a sentir frío. La comida ya no es deliciosa, sólo hace no sentirme tan vacía. Mi voz ya no quiso salir. Mis sentimientos dejaron de tener valor.
Sé que ya me olvidó. Apuñaló tan fuerte cuando me dijo que dejé de importarle; A partir de ese día me suicido todas las noches.
Ya había estado sola. Creí que hace un par de años, cuando me perdía por las calles, lloraba en el camión que me llevaba a casa, cortaba los brazos y piernas que algún día diría que le gustaban, tomaba tantos de esos medicamentos para el dolor..... creí que ese sería mi punto bajo, el abismo que me ayudaría a subir...pero no. He hecho cosas peores, no voy a ser feliz.
No seré feliz. Soy culpable de que se haya ido. Soy tan hueca e irrelevante. Duele cada vez más. No, esto no se olvida. Descansa, mi único y último amigo. Sueña una vez más con algo mejor que yo.
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De Vacío
SpiritualNo es fácil explicar lo que sientes cuando llegas hasta abajo, donde has estado muchas veces pero no tan solo.