Sin importancia, lo último de todo

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Ultima vez destrozada. Sigue ardiendo como antes, solo que ya me había enseñado el dolor antes que yo soy el problema. No importa si doy o si no doy, va a ser lo mismo siempre. Nadie será capaz de amarme así como he podido amar, y si vieran el daño que causa, si vieran a la persona retorciéndose se dolor, los ojos tan irritados y la garganta tan destruída, ellos mismos se habrían odiado profundamente.

No existe ningún tipo de amor, maldigo a la cabeza que se le ocurrió decir que todos tendríamos a alguien que nos amara y que solo en sus ojos encontraríamos calidez y descanso.

Maldigo a todo, a la vida, a mí y eso con lo que nací que tanto asco da. Por fin se terminó todo. Todo tenía que llegar a su fin de esta forma. Mi simple existencia es  el peor castigo que me ha tocado: Recoger las migajas de los ricos, ver las ganas que nacen hacia todo mundo menos hacia mí.

Es una maldición cumplir años, se disfraza de algo hermoso, pero duele hasta lo mas profundo de los huesos.

Hay tanto odio, tanta avaricia y falta de empatía. La vida se aprende a odiarla.

Es tan triste que alguien hecho trizas ya no pueda llorar, y que se haya muerto en silencio sin que nadie quiera leer lo que dice lo mas íntimo de su ser. Es angustiante, es tan malvado.

Maldigo a todo el que me toque, a todo el que me hable y a todo el que mienta. Son las bestias más asquerosas que puedan existir.

Los odio, maldigo a quien me conozca y a quien no.  No más cariño, no más ganas de se pisoteada por quien respeta a todos menos a mí.

Los odio, de verdad los odio, y espero que desaparezcan de mi ser y de mi memoria.

Los odio.

De Vacío Donde viven las historias. Descúbrelo ahora