Capítulo 16: Vampiros de Oscuridad

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Tras el anuncio de Sun Wukong, Quetzalcóatl y Ares se pusieron extremadamente serios.

Incluso Isis, quien usualmente era inexpresiva, parecía estar frunciendo el ceño ahora mismo.

Como no había tiempo para demasiadas explicaciones, Sun Wukong nos hizo un resumen de lo que había pasado.

Al parecer, los Vampiros de Oscuridad, una de las dos razas de vampiros que había en La Tierra, habían entrado y comenzaron a atacar a todos los humanos de las instalaciones.

Desde los guardias de seguridad hasta los monjes, todos habían sido víctimas de los ataques brutales de esos vampiros.

—''¿¡Donde están Nicole, Sindy y Leo!? ¿¡Están bien!?''-Pregunté preocupado.

Ellos eran humanos, de modo que podrían haber sido objetivo del ataque de los Vampiros de Oscuridad.

Sin embargo, Sun Wukong negó con la cabeza.

—''No lo sé. Con todo el caos que hay, simplemente he ido matando a todos los invasores que he ido encontrando''.

—''¡Mierda!''.

—''¡Espera ahí! ¡Joven!''.

Sin hacer caso a las palabras de Quetzalcóatl, salí corriendo a buscarlos.

Pero antes de que pudiera salir de la basílica y llegar a la abadía, una cadena se enrolló en mi torso, haciéndome tropezar e inmovilizándome en el suelo.

—''¿Qué es esto? ¡Suéltame! ¡Maldita sea!''.

Intenté coger el Keris que aún estaba en mi cintura, pero con los brazos pegados a mi torso fue imposible.

—''¡Quédate quieto, mocoso! ¡Esto no es una prueba o un juego! ¡Puedes morir!''-Gritó Ares enfadado.

Pero, lejos de intimidarme, eso solo consiguió enojarme.

—''¡Precisamente por eso! ¡Ellos pueden morir! ¡Hay que hacer algo!''.

Por otro lado, Ares no parecía interesado en eso en absoluto.

—''Tú eres el elegido de Elohim. Ellos son prescindibles''.

Al escuchar esas palabras, algo cambió en mi interior.

Un odio feroz comenzó a consumir mi ser, y un aura terriblemente negra comenzó a emanar de mi cuerpo.

—''[¡Daniel! ¡Detente! ¡Si sigues así, despertarás a uno de los cromáticos!]''.

Después de esa advertencia de Ocre, traté de calmarme y recuperé el sentido.

Los cuatro dioses me estaban mirando con una expresión complicada en el rostro. Seguramente ellos habían sentido el aura que estaba emanando hace unos instantes.

—''¡Nosotros los salvaremos!''.

Isis y Sun Wukong asintieron al mismo tiempo a las palabras de Quetzalcóatl. El único que no parecía de acuerdo era Ares.

—''¡¿Por qué tenemos que hacer eso?! ¡Deberíamos centrarnos en matar a los vampiros y no en proteger a unos humanos inútiles!''.

Con cada una de sus palabras, podía sentir que era más difícil contener el odio en mi interior, de modo que un poco del aura negra de antes comenzó a filtrarse de nuevo.

—''¡Eres idiota! ¿Es que no ves que si esos humanos mueren por tu culpa, el joven podría perder la cabeza?''-Dijo Quetzalcóatl enojado.

Isis se acercó a mi lado y se agachó para poder estar a mi altura, quien estaba inmovilizado en el suelo.

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