Capítulo: 25

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Se me hacía tarde para el trabajo. Me moví como una loca tratando de alistarme. Corrí al cuarto de baño, salté en la ducha. Le di a mi cara una buena lavada para deshacerme de los restos de maquillaje de anoche. Horribles grumos de la máscara. No me
sorprendería que me saliera una espinilla infernal. Anoche todo había sido un extraño sueño. Pero esto era la vida real. Trabajo, escuela y amigos. Mis planes para el futuro. Esas eran las cosas importantes. Y si
continuaba diciéndomelo, algún día todo mejoraría y sería maravilloso.
A Lucas no le importaba mucho lo que llevara al trabajo, además de la camiseta oficial del café. Sus raíces eran fuertemente alternativa. Había planeado ser poeta, pero terminó heredando la cafetería de su tia. El desarrollo urbano había subido los precios de la propiedad y Lucas se convirtió en un hombre de negocios. Ahora escribía su poesía en las paredes de la cafetería. No creo que pudiera encontrar un mejor jefe.
Pero tarde todavía era tarde. No era bueno. Me quedé despierta durante la noche, preocupándome por lo que pasó con Jimin en ese callejón. Reviviendo el momento en que me dijo que nos consideraba todavía casados.
Dormir habría sido mucho más beneficioso. Es una pena que mi cerebro no se apagara.
Me puse una falda lápiz negra, la camiseta oficial del café y un par de zapatos planos.

Listo.

Nada iba a ayudar a los cardenales debajo de mis ojos. La gente estaba más o menos acostumbrada a ellos últimamente. Me tomó casi la mitad de la barra de corrector cubrir el chupón en mi cuello.
Salí disparada del cuarto de baño en una nube de vapor, justo a tiempo para ver a Nayeon bailando en la cocina, una amplia sonrisa en su rostro.

— Llegarás tarde al trabajo.

— Esa soy yo.

Colgué mi bolso sobre mi hombro, agarré las llaves de la mesa y me puse en marcha. No había tiempo para ello.

No ahora. Probablemente nunca.

No podia imaginarla siquiera teniendo una razón suficiente para ponerse del lado de Jimin. Durante el último mes había pasado muchas noches a mi lado, dejándome hablar de él hasta quedarme ronca. Porque eventualmente, todo tenía que salir.
Diariamente le dije que no la merecía y ella me daba un beso en la mejilla. ¿Por qué traicionarme ahora? Bajé las escaleras golpeando fuertemente los escalones.

— Jeongyeon, espera. -Nayeon corrió detrás de mí mientras llegaba a los escalones de la entrada. Me giré hacía ella, sosteniendo las laves de la casa frente a mí como un arma.

— Le dijiste dónde encontrarme.

— ¿Qué se suponía que hiciera?

— Oh, no lo sé. ¿No decirle? Tú sabías que no quería verlo. -La miré por encima, notando todo tipo de cosas que no quería-. ¿Cabello arreglado y maquillaje a esta hora? ¿En serio, Nayeon? ¿Esperabas que estuviera aquí, tal vez?

Inclinó la barbilla, como si al final tuviera la decencia de parecer avergonzada.

— Lo siento. Tienes razón, me dejé llevar. Pero vino aquí para hacer las paces. Pensé que al menos querrías escuchar lo que tiene que decir.— Negué con la cabeza, la furia burbujeando dentro de mi.

— No es tu decisión.

— Has sido miserable. Qué se supone que debo hacer? -Levantó los brazos-. Dijo que vino a hacer las cosas bien contigo. Le creo.

— Por supuesto que sí. Es Park Jimin, tu ídolo adolescente.

— No. Si no estuviera aquí para besar tus pies, yo lo habría matado. No importa quien sea, te lastimó.— Parecía sincera, su boca apretada y sus ojos grandes -. Lamento lo de arreglarme esta mañana. No volverá a suceder.

¿Que Pasó Ayer?→JeongMin✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora