12. Altas expectativas.

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Belén disfrutó el desayuno preparado por Doña Chayo mientras se preguntaba si debía quejarse con Leonardo de Doña Victoria, para así ir sembrando la semillita de la duda, o aguardar silenciosamente el momento oportuno para estallar la bomba

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Belén disfrutó el desayuno preparado por Doña Chayo mientras se preguntaba si debía quejarse con Leonardo de Doña Victoria, para así ir sembrando la semillita de la duda, o aguardar silenciosamente el momento oportuno para estallar la bomba.

¿Qué haría una mujer fatal?

En lugar de decidirlo se preparó para salir de la habitación.

La noche anterior había empacado varias cosas en una mochila, se rebuscó en ella y con la intención de irritar a sus nuevos parientes políticos optó por vestir una minifalda blanca, un top fosforecente y unos tacones amarillos de punta fina.

Para completar el paquete de nueva rica que salió de la pobreza hace diez minutos decidió lucir las joyas más tintineantes que encontró.

Salió de la habitación luciendo tres pulseras en cada muñeca, anillos casi en todos los dedos y una cadena con diadema de campana que sonaba como una campanita.

―¡Patronita!―Apenas abrió la puerta antes de ser empujada de nuevo hacia adentro por unos brazos delgados pero fuertes.

Era Rosita, quien la abrazó como si se tratara de su mejor amiga.

"Cuantos locos viviendo en la misma casa" Pensó Belén antes de deshacer el agarre y dar un paso atrás.

―Patroniiiiita, que linda está―Pero la miró como si pensara lo contrario―Usted me tiene que ayudar―La tomó de las manos dramáticamente antes de repetirlo―Usted me tiene que ayudar.

―¿Qué sucedió?―Cuestionó Belén, genuinamente sorprendida.

―Usted patronita en este momento es la mujer más admirada de todo este pueblo y las demás queremos pedirle consejos y tips―Rosita la dejó perpleja con su respuesta.

―¿Pero qué clase de consejos?―Preguntó―¿Y por qué la gente me los quiere pedir?

―Pues todo el mundo ya sabe que usted sedujo al patrón, quedó embarazada y pronto se casará con él, quieren saber como una mujer pobre y simplona atrapó a un hombre así, para aplicar la misma técnica, especialmente yo, que estoy enamorada de un hombre tan fuera de mi alcance ¡Necesito de su ayuda!

Básicamente, Rosita la llamó lagartona y encima le pidió clases.

―¿Estás diciendo que soy una seductora interesada?―Preguntó indignada.

―Claro que no patronita, yo no dije eso, lo dice el resto del pueblo pero yo no―Se defendió la empleada.

―Para que lo sepas y de paso hagas saber al resto del pueblo, Leonardo y yo hemos caído en las garras del amor, no fueron necesarios trucos ni juegos sucios, mi encanto natural lo hechizó, mientras a mí me cautivó su...―

―¡Billetera!―Interrumpió la joven con un tono alegre que irritó a Belén.

Lo peor es que era cierto, a la original lo atrajo su billetera, a ella la protección que ofrecía.

―¡Fuera de aquí! No pienso ayudarte―Pero jamás lo admitiría.

Rosita debió percibir que se trataba de un enfado genuino, porque retrocedió hasta la puerta y refunfuñó mientras se alejaba.

―Aish ¿Ahora cómo le hago para seducir a mi Roberto?...

Belén tardó un microsegundo en reaccionar.

―¡Espera! ¿Cómo se apellida tu Roberto?―Su grito sorprendió a Rosita, quien volteó a verla dubitativa.

¿Por qué importaba el apellido?

―¡Contesta!―Exigió la morena.

―Talavera.

―¡Eso es genial!―Belén no pudo contener la emoción. Si Rosita de verdad enamoraba a Roberto, estaría evitando que se metiera con Lorena y se convirtiera en una de sus víctimas.

―¿Por qué?―Preguntó la joven confundida.

―Porque Roberto siempre se lleva a mi Leo, como el no tiene familia se dedica a trabajar todo el día sin descanso y arrastra a Leonardo con él, siempre he pensado que si tuviera mujer no sería tan molesto―A medida que pasaba el tiempo, mentía cada vez con mayor facilidad.

―Entiendo ¿Entonces me ayudará?―Preguntó inocentemente Rosita.

―Eso depende ¿Lo amas como para casarte con él y tener hijos, no necesariamente en ese orden?

―¡Siiiiiii, mil veces sí! Es lo que más quiero―Contestó Rosita emocionada.

―Entonces cuenta conmigo―Prometió Belén.

A pesar de que se paseó por toda la casa luciendo presumida y malvada su estrafalario atuendo no llamó la atención de nadie

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A pesar de que se paseó por toda la casa luciendo presumida y malvada su estrafalario atuendo no llamó la atención de nadie.

Después de comprometerse en ayudar a Rosita por fin bajó al primer piso pero no tuvo lugar la batalla campal que esperaba, no vio a Doña Víctoria, Lorena o Alberto por ningún lado.

Tenía altas expectativas para este día, pero estaba resultando ser un fiasco.

Tras horas de esperar sentada en la sala a que alguien llegara a confrontarla estaba muerta de aburrimiento.

Mientras ella esperaba, Doña Chayo, Rosita y Maria comenzaron a preparar el almuerzo, se acercaba el mediodía y ella empezaba a arrepentirse de haber dejado la universidad.

Olvida a la villana y sus secuases, el aburrimiento acabaría con Belén si todos sus días a partir de hoy fueran como este.

Cuando por fin alguien llegó, no se trató de ningún enemigo, era Leonardo.

―Hola―La saludó con un casto beso que ella recibió con los brazos abiertos y correspondió con más besitos.

―¿Almorzarás conmigo?―Belén preguntó alegremente―¿Quién más viene?

―Solo nosotros.

Al parecer los villanos de telenovela eran personas muy ocupadas.

O tal vez simplemente la estaban evitando, antes de que pudiera considerarlo seriamente Leonardo preguntó algo que la dejó muy confundida.

―Amor ¿Qué preparaste?

―Amor ¿Qué preparaste?

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Transmigrar a una TELENOVELA MEXICANA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora