Los tiros no volvieron a escucharse.
Unos minutos después resonó la voz de un hombre pidiendo ayuda en un grito desesperado.
—¡Le dieron a Roberto! ¡Lo mataron!
Rosita se levantó del asiento que amablemente le había cedido la señora, corrió hasta salir de la casa, esperando ver lo peor.
Pero el hombre estaba solo, no había traido a Roberto, cuando se percató de esto ella volvió a correr, esta vez hacia el lugar de donde habían venido los disparos, no pensó en el peligro, sólo tenía en mente a ese hombre y la voz de su amigo.
"Lo mataron" había dicho pero ella no quería creerlo, no podía, corrió hasta que sus piernas quedaron temblorosas, no supo si debido al cansancio o el temor.
Antes de llegar junto a él lo vio tendido en el suelo, inmóvil.
Era Roberto, su ropa estaba ensangrentada y su escopeta tirada un poco lejos, desde donde la había dejado las manchas de sangre formaban un sendero hasta el cuerpo.
—No, no, tú no, no por favor, Dios mío—Murmuró asustada, con la voz rota y los ojos llorosos.
Se arrodilló junto a él viendo el rostro pálido del hombre inconsciente y en un atisbo de lucidez colocó los dedos en su cuello.
Así descubrió que en realidad no estaba muerto, Rosita percibió el pulso que era débil y errático, pero le dio esperanza.
Él podría salvarse.
—¡Ayuda! ¡Está vivo! ¡Ayuda!—Algunos empleados llegaron junto a ellos y se pusieron en marcha para socorrer al herido.
Entre dos hombres lo levantaron para llevarlo, y la misma señora que amablemente la recibió en su casa la abrazó por los hombros y le dijo algunas palabras de consuelo.
Los empleados despertaron a Doña Chayo, quien era entre ellos la más capacitada para tratar al herido.
Don Antonio también se despertó y rápidamente encargó a otros dos empleados que fueran a despertar al patrón para contarle lo sucedido.
Una hora más tarde en la mansión pululaban oficiales de policía y criminalistas que investigaban el caso.
Roberto fue atendido por la madre de Belén mientras esperaban que llegara la ambulancia, cuando ésta llegó él se encontraba mejor pero aún así tuvo que ser derivado a Urgencias.
La ambulancia fue seguida por una camioneta en la que iban Don Antonio, Leonardo, Belén y Rosita.
La última estaba siendo contenida por su amiga, ella tenía mucho miedo de perder a Roberto, no podía pensar con claridad y sollozaba sin parar.
Belén intentaba calmar y consolar a la joven, garantizandole que Roberto estaría bien, sabía que así sería porque recordaba este episodio como parte de la trama original.
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Transmigrar a una TELENOVELA MEXICANA.
Chick-Lit¿Haz visto una telenovela mexicana? Son hipnóticas. Romance, traiciones, conspiraciones, drama, asesinatos, villanos memorables y malas actuaciones, tienen de todo. Es muy divertido verlas en la tele, te enganchas rápidamente, quieres que la villana...