19. Los secretos de una familia.

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Maria descansaba en su habitación, era atendida por Rosita, apoyada por Doña Chayo y visitada furtivamente por Juan Marcos Beltrán

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Maria descansaba en su habitación, era atendida por Rosita, apoyada por Doña Chayo y visitada furtivamente por Juan Marcos Beltrán.

Mientras Belén se había encerrado en la suya y no quería hablar con nadie, alegando estar muy dolida por la muerte de su hijo no nato.

Solamente dejaba pasar a Leonardo, principalmente porque se trataba de su habitación pero tambíen porque la mimaba mucho y a Doña Chayo porque ella había descubierto uno de sus secretos, aunque Belén estaba dispuesta a negarlo hasta las últimas consecuencias.

—¿Por qué insistes con ese tema? Se me parte el alma—Dramatizó la joven—Acabo de perder a mi hijo, y vienes a insistir, a meter el dedo en la llaga.

—¿Cual hijo? ¿El que te inventaste?—Cuestionó la señora casi con rabia—Hija mía yo no te juzgo, solo quiero saber por qué mentiste ¿Qué necesidad de fingir un embarazo y luego un aborto? Si lo que quieres enganchar al vato pues embarazate de verdad no de mentiras.

Belén se mantuvo terca, pero Doña Rosario la molestó durante tanto tiempo con la misma cantaleta que ya estaba harta.

Consideró decirle la verdad únicamente para que la deje en paz. Y esa misma tarde lo hizo, profundamente hastiada por escuchar siempre lo mismo Belén ya no soportó el repetitivo interrogatorio y explotó.

—¡Por el amor de Dios, basta! ¿Quieres saberlo tanto? Pues tienes razón, nunca hubo un bebé, tuve que fingirlo para que Leonardo me proponga matrimonio y también fingí el aborto porque aunque quiero un hijo si me embarazo de verdad en este momento las fechas no van a cuadrar.

Su madre no estaba sorprendida ni escandalizada, de hecho parecía un poco orgullosa, pero no perdió el tiempo y siguió con las preguntas.

—¿Por qué mentiste en lugar de esperar a embarazarte realmente? ¿Cual es la prisa por casarte?

—La prisa no es por casarme, es por salvar mi vida, Lorena Salinas me detesta porque considera que soy una puta, cree que me aproveché de su hermano debido a su fortuna y está tan loca que podría matarme si no me apresuro y garantizo mi seguridad, además no es la única, Doña Victoria y Alberto también me detestan.

Ya de perdidos, al río. Belén lo confesó todo sin pelos en la lengua y Doña Rosario se tomó un tiempo para contestar.

—Esa pinche güera tiene tantos esqueletos ocultos en el armario—Finalmente habló—¿Cómo se atreve a amenazarte?—Con rabia e indignación en la mirada la mujer comenzó a recordar algunas cosas.

—¿A qué te refieres?—Belén conocía muchos crímenes de Lorena, incluso había sido victima de uno, pero no tenía como probarlos o usarlos en su contra. Estaba segura de que Doña Chayo tendría un repertorio más amplio y se arrepintió de no haber preguntado antes.

—A que la señorita Salinas es una verdadera hija de puta, porque a su madre Don Gines realmente la sacó de un burdel.

—Sí pero de eso hace muchos años.

Transmigrar a una TELENOVELA MEXICANA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora