∆Capitulo 16∆

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Grafic: Luvia

Recorrimos cuarenta y cinco minutos de distancia hasta llegar al lugar en él que me entrenaría. En el viaje me dedique a observar como poco a poco la mañana montevideana iba despertando a la ciudad de su letargo. El sol a penas se elevaba sobre el horizonte cuando la motocicleta se detuvo.
ME estremecí repetidas veces, el viento frio del alba me había calado hasta los huesos, y en ese momento solo quería recuperar el calor corporal perdido.
Baje de la Harley y Kelian apago el motor luego de estacionarla, se dio vuelta y me observo por un instante, luego se sacó la campera y me la lanzo. A penas pude reaccionar como para tomarla justo a tiempo antes de que llegara al suelo, me la coloque y suspire de satisfacción al notar como la sangre volvía a recorrer mis venas. Sin que él se diera cuenta, aspire el aroma que la misma tenia impregnado, almizcle, menta y tabaco, el siempre llevaba con sigo la mezcla perfecta de esas fragancias que ya se me hacían tan naturales. Camine hasta donde estaba el, y espere a que
hablara.
-Es aquí, utilizaremos este campo para tu entrenamiento-afirmo- en aquel galpón guarde algunas cosas que necesitaremos cuando el entrenamiento avance-dijo señalando una gran estructura construida a bases de chapas de zinc y madera.
-¿Cuánto durara el entrenamiento?-pregunte con la vista perdida en el horizonte.
-Cuanto sea necesario- informo- Ahora daremos cinco vueltas a la primer alambrada del campo, son diez hectáreas
-¿¡Estás loco!?, no voy a poder-proteste.
-Sin peros ni reproches, harás lo que yo te diga cuando yo te lo diga ¿Entendido?-Me miro directamente a los ojos.
-Entendido-dije bajando la mirada.
Sin mediar más palabra, entramos al campo y de inmediato comenzamos trotar junto a la alambrada. Más de una vez el me regaño por no controlar mi respiración adecuadamente, o por
encorvarme por el cansancio. Iban a penas dos vueltas y yo sentía que me desvanecería en cualquier momento.
-Para, por favor, necesito parar- rogué- no puedo más.
-¿Parar?, ¿crees que en mitad de una batalla alguien va a parar para que tú puedas descansar?-me fulmino con la mirada- en la guerra si paras, mueres, así de simple- dijo de una manera que me
hizo estremecer.
Cerré mi boca el resto del camino, sentía como mis músculos ardían al punto que creí que se desgarrarían en cualquier instante, mi corazón se había acelerado demasiado para mi gusto, y me daba la impresión que se saldría de mi pecho. Ya en la cuarta vuelta comencé a marearme por el cansancio, veía todo borroso, como si una lámina semi-opaca hubiese sido puesta frente a mis ojos.
Observe a Kelian, a él no parecía ni que se le hubiese acelerado el pulso, se veía tan galante como siempre, y fresco como una lechuga. Por el contrario yo ya podía imaginar mi aspecto, toda roja hinchada por el esfuerzo, y dando bocanadas al mejor estilo pez. Temblé varias veces al dar la curva para empezar a correr la quinta y última vuelta, mis pies se negaban a responder, y mi boca ya estaba seca, oí que el gritaba "vamos, vamos", pero se me hacía lejano y confuso.
Cuando encare la recta final, sentí como todo mi cuerpo se aflojaba, y al momento en que llegue al punto final, la visión se me puso en negro y me desmaye por el esfuerzo.
No sé cuánto habré estado inconsciente, supongo que unos pocos minutos, pero cuando desperté, Kelian me había recostado sobre sus piernas, y hacia correr aire hacia mí con sus manos. Moví rápidamente los parpados y lo mire fijamente.
-Te dije que no podía- reproche.
-Eso es un error, si terminaste las cinco vueltas- sonrió y estaba en lo cierto- si ya te recuperaste, levántate, hay que estirar- ordeno.
-Pero- me miro con cara de pocos amigos y yo me levante sin mediar palabra alguna.
-Imítame- dijo y comenzó a estirar en distintas posiciones.
Lo imite y cuando por fin terminamos de estirar, me pare para esperar que me indicara lo siguiente que tendría que hacer, pero él comenzó a caminar hacia la moto, lo mire confundida y fui tras él.
-¿No haremos nada más?-pregunte confusa.
-No, por hoy es todo-comento tranquilamente.
-¿Todo?, solo corrimos-proteste, quería que me entrenara de verdad.
-Si todo, los entrenamientos son graduales, hoy corriste cinco míseras vueltas y te desmayaste, eso me indica que lleve tu cuerpo hasta el máximo, en los siguientes días, al ver que tu cuerpo soporta más iré agregando más y más cosas, ¿entiendes?- dijo frunciendo el ceño.
-Está bien- asentí resignada, pues no tenía argumentos para rebatir ese.
Subimos a la Harley, y luego de otros cuarenta y cinco minutos, estuvimos frente a las puertas de mi casa, me despedí de Kelian, a lo que él solo hizo un gesto lascivo y entre a mi hogar. Mire la hora, eran las diez y media am, apenas tenía tiempo para ducharme antes de que llegara Verónica para ir a facultad.
Tome mi toalla y corrí hasta la ducha, luego de haber terminado, me vestí con jeans, botas y un buzo junto con un saco de paño y espere a que Vero llegara. Cuando por fin estuvimos juntas, y mientras íbamos en el bondi, le conté que Kelian me había empezado a entrenar, y también lo seco y distante que se había comportado.
-Es que no se-le dije frustrada a mi amiga- el Viernes se comportó de una manera muy cálida, y ahora parece un tempano de hielo- dije alicaída.
-¿Estas segura de que no paso algo el Viernes para que el actuara así?-pregunto ella.
-No-hice una pausa- bueno, me llamo Benjamín, creo que el escucho-dije algo apenada- pero eso no tiene nada que ver, Kelian y yo solo somos amigos-proteste.
- "Amigos", si claro-dijo poniendo los ojos en blanco- Maite querida, Kelian esta CE LO SO- hizo hincapié en su separación en silabas..
-Pero, ¿qué dices?, para nada, no puede ser- dije con la mirada perdida, jamás había albergado la esperanza de que él se fijara en mí, ni siquiera lo había considerado.
-Bueno, cuando caigas a la realidad, me avisas, ¿okey?-dijo y se pudo a contestar un mensaje de texto que recién le había llegado.
Ahí termino nuestra charla en el bondi, y llegamos a Sociales sin decir palabra, cuando de la nada, Verónica hizo un gesto de haberse acordado de algo y antes de entrar al salón, hablo.
-May, Isaías me ha dicho que te diga que se quieren reunir contigo este jueves, y que vayas a la Catedral Montevideana de Montevideo a las cinco- hizo una pausa- menos mal que me acorde-comento y rio ante su falta de memoria.
-Está bien, ahí estaré- hice una pequeña pausa- ¿Por qué no me lo ha dicho él?-pregunte.
-Se fue el Domingo por la mañana, dijo que tenía asuntos sin resolver en el cielo- se encogió de hombros- yo que sé, cosas de ángeles, supongo.
-Vero, ¿ya le dijiste sobre tu pequeño "forzoso desliz"?- pregunte preocupada.
-Pues no, no sé cómo- hablo mirando al suelo mientras caminábamos- no quiero que me abandone, si lo hiciera, creo que jamás me recuperaría de ello.
-Vero, tienes que decírselo, cuanto más tiempo pase, peor será- advertí
-Lo sé-dijo mirando a la nada y entramos al salón.
La clase transcurrió rápidamente, sin percances, note también que Kelian se había ausentado, y por mi mente paso la idea de que tal vez lo había hecho para no verme, pero eso sería absurdo,
puesto que nos veríamos todas las mañanas. Luego de clases, Vero y yo nos internamos en la biblioteca, debíamos preparar el parcial que teníamos el Miércoles de esa semana. Teníamos
parcial de La cuestión social en la historia, y debimos leer a un sin fin de autores como Engels,Tocqueville y Durkheim, de los cuales no podías sacar cual era más difícil que el otro.
En la biblioteca nos encontramos con Lilian, quien no se sabía si estudiaba o se dedicaba a garabatear corazoncillos en las páginas del librillo. Nos sentamos junto a ella, la saludamos y nos enfrascamos en el estudio, pero de un momento a otro, nos quedó mirando fijamente y luego hablo.
-¿Que piensan del amor?- pregunto rápidamente, como tratando de que no se sintiera su pregunta.
-¿Del amor?-balbuceo Verónica- pues es complicado decirlo, pero creo que es la confidencia más linda y fuerte que puede existir entre dos personas- explico.
-¿Sin importar su género o especie? -pregunto Lili.
-Emm, sí, creo, lo de género sí, pero lo de especie, creo que también, bueno, aunque yo salgo con un ángel, así que si- termino de contestar mi mejor amiga.
-¿Por qué preguntas eso Lilín?-inquirí yo curiosamente.
-Yo-dudo- no, por nada, simplemente curiosidad.
-Sabes que puedes confiar en nosotras, ¿No?- hable yo.
-Lo sé, y se los agradezco- sonrió-debo irme -dijo, y se levantó tomando sus cosas paradesaparecer por la puerta de la biblioteca.
En los siguientes días no supe nada de Lilín, pero sí de sus hermanas, quien me preguntaban si la había visto desde el Lunes. Según ellas, desde que se había ido de su casa a la facultad ese día, no había regresado. Me preocupe, pero luego recordé que ella era una vampiresa, y por lo tanto no mucho podría sucederle.
En esos días no había pasado muy bien, las pesadillas y la palabra "sacrificio" volvieron a asolar me sueños, y para colmo todas las mañanas, sin falta, Kelian me recogía de mi casa en su Harley , hacía algún comentario irónico sobre mi apariencia o permanecía distante todo el viaje, para luego
dedicarse a entrenarme sin mediar palabra.
Era jueves, y en el entrenamiento de dicha mañana, mi entrenador personal me había hecho dar ocho vueltas a la condenada alambrada y además realizar diez lagartijas, las cuales me salieron
horribles, y me encargo diez más.
Mi cuerpo se encontraba totalmente adolorido, no podía caminar sin que me doliera algún musculo, y para colmo mi trasero latía, me daba la sensación de que mis nalgas estaban haciendo una protesta o algo parecido. Me mire en espejo del baño de la facultad, tenía un aspecto horrible, mi ojeras abarcaban casi toda mi cara, mis ojos estaban sin brillo alguno y mi pelo completamente
revuelto; intente aplastarlo con las manos pero fue inútil.
Resignada con mi apariencia, suspire y salí del baño, fui hasta la cantina, compre un combo merienda, y me dispuse a salir de facultad mientras comía mi tarta de manzana y tomaba mi Colet de dulce de leche.
Tome rumbo por Constituyente hacia 18 de Julio, y luego camine por la última calle que mencione hasta la plaza Independencia, solo en ese trayecto deje media hora de mi vida mientras fumaba un par de cigarrillos. Cruce la plaza y me adentre en la peatonal Sarandí, hasta llegar a la Catedral Montevideana de Montevideo. Sabía que dentro de aquella iglesia me esperaban los cuatro ángeles
de la congregación, quienes me habían embaucado, metiéndome a su bando sin que yo fuera consciente. Solo por esa actitud y sin contar otros motivos, ya comenzaba a rechazar al bando celestial.
Me adentre en la iglesia y de inmediato aviste al grupillo de los cuatro, estaban muy concentrados hablando de quien sabe qué cosa, pero se notaba que era un tema importante. Me acerque a ellos, y en cuanto estuve a pocos metros decidí saludar.
-Hola- canturree anunciando mi llegada.
-Hola May, tanto tiempo- Hablo Luvia y sonrió abiertamente.
-Hola Maite- saludaron los demás al mismo tiempo y sonrieron.
-Comenzaba a extrañarlos, pensé que se habían olvidado de mi- bromee.
-Eso nunca- hablo Nahuel y rio.
Me acerque a Isaías y lo tome de la remera, arrastrándolo lejos del grupo para que no pudieran escuchar lo que le decía.
-¿Lo saben?, ¿Saben que yo sé que son ángeles?- pregunte enarcando una ceja.
-No, yo no les he dicho nada-explico- debes decirles tu que ya lo sabes, también decirles que sabes mucho más de lo que creen- hizo una pausa- en sí, creo que sabes mucho más de lo que yo
imagino- acuso.
-Eso dalo por sentado- presumí y me encamine hacia los demás a lo que Rafael me siguió- bueno, ¿alguien me dirá porque estamos aquí?- le pregunte a los demás.
-Debemos hablar contigo Maite Nazaret, ya es hora de que sepas porque te has unido a esta congregación, y que es lo que debes hacer de ahora en más-hablo Gabi seriamente.
-Prosigue- dije mientras todos tomábamos asiento.
-Veras Maite, tu familia es una familia muy antigua que tiene un motivo de existencia en este mundo-hablo Nahuel pero de inmediato le interrumpí.
-Lo sé, ya se esa historia, soy descendiente de Jesús de Nazaret y ya se dé la profecía, me lo ha contado mi padre hace unos días- dije seriamente.
-Ah bueno-dijo sorprendido Gabi- entonces será más fácil explicarte, que hay una guerra, que empezó hace miles de años entre-lo interrumpí.
-Entre ángeles y demonios, entre Dios y Lucifer, si lo sé, sé que son reales y que la guerra está latente, y que debo vencer a la Bestia 666 para que el bando celestial gane-hice una pausa- y también se de los híbridos del infierno y del cielo- alardee.
Todos me miraron sorprendidos, todos menos Isaías, quien se esperaba que yo manejara tanto conocimiento, y solo estaba interesado en saber cuánto sabia.
-También se, pues me lo han avisado, que en el caso de elegir posicionarme a favor del bando celestial, seré yo quien comandare las hordas de ángeles- continué y me cruce de brazos- lo que no se es que tienen que ver ustedes en todo esto, a no ser, que sean de una de las partes implicadas- acuse.
-¿Cómo es que sabes tanto?-inquirió Gabi.
-Resulta que tengo unos amigos muy informados-conteste simplemente- ¿cuándo me dirán la verdad?, porque yo ya la sé, ya sé qué clase de criaturas son- afirme, y el rostro de Luvia se transformó por el asombro.
-¿Sabes lo que somos?- pregunto Luvia sorprendida.
-Sí, son ángeles, lo que deberían decirme son sus jerarquías, puesto que si yo elijo su bando, tendré que saber sus rangos- enarque una ceja.
-Está bien-resoplo Gabi- yo soy el arcángel Gabriel, Isaías, es el arcángel Rafael, Nahuel, es un ángel guardián cual su verdadero nombre es Anauel y Luvia es un ángel de la guarda llamada
Leuviah- termino y yo asentí.
-¿A que han sido enviados?-pregunte mirando a los ojos a Rafael.
-Hemos sido enviados para guiarte por el camino de Dios y protegerte de los demonios- hizo una pausa- aunque no hemos tenido mucho éxito en la segunda parte, pues te juntas, a conciencia, con
hijas de Lilith- en ese momento la cara de los demás ángeles se llenó de espanto.
-¿Por qué lo haces?, Si sabes todo esto, ¿porque lo haces?- pregunto decepcionado Anauel.
-Porque son buenas chicas, amables, simpáticas, divertidas y me prometieron protección- pause un momento- además de contarme cosas que debo saber, no como ustedes, que lo único que hicieron fue enlazarme con su bando sin mi consentimiento, y como yo aún no he decidido con que bando luchare, si elijo a las hordas infernales, tendré que cometer alta traición- escupí.
-¿De verdad no sabes si quieres estar de nuestro lado?- pregunto Leuviah angustiada.
-De verdad-conteste- no me convencen los argumentos de la iglesia, además conozco el verdadero porque de la caída de Lucifer.
-¿Quién te ha contado esa historia?- pregunto Rafael.
-Oh ya lo sabes, ha sido Kelian -Al escuchar el nombre del chico de barba, los ángeles se estremecieron y yo fruncí el ceño.
-¿Te juntas con Kelian Wagensbergky?, ¿De verdad?-pregunto Leuviah- Eso explica que muchas veces no pueda detectar donde estas- reflexiono.
-Sí, bueno, no sé si se apellida así, pero sí, me junto con él- admití- ¿Tu qué?, ¿Me estáis vigilando?
-Yo es que-hizo una pausa- sí, si te vigilo, es que soy tu ángel de la guarda May -admitió ella- era yo la sombra que muchas veces veías observándote. Soy algo descuidada, y a veces me acercaba demasiado, y bueno- dijo avergonzada.
-Bueno, eso explica la constancia de la sombra, me has proporcionado muy buenos sustos- reí-pero ya no me vigiles-pedí.
-No puedo prometerte eso- me contesto.
-De modo que ya lo sabes todo-reflexiono Gabriel- pues ahora supongo que te toca elegir bando,
si es que estas tan indecisa- dijo con recelo.
-Cuando opte por un bando se los diré, pero antes, y como mi derecho me lo permite, solicitare una
entrevista personal con el mismísimo Yahvéh, pues Lucifer ya me ha ofrecido una entrevista personal, que obviamente aceptare llegado el día- hice una pausa- así que tú, Gabriel, que eres quien tiene más jerarquía aquí, le informaras a Dios, que en cuanto yo quiera, debe concederme unos minutos- hable con una autoridad que jamás pensé escuchar en mi misma.
-De acuerdo, tendrás tu cita con Dios- dijo Gabriel receloso.
-Ya no eres la chica asustadiza que conocí May- dijo Rafael con cierta admiración en la voz.
-Me han sucedido demasiadas cosas en los últimos dos meses-respondí distante y Rafael no respondió.
-Nosotros nos mantendremos cerca, por si necesitas ayuda, o tienes cualquier duda- dijo Anauel.
-Gracias, nunca viene mal saber que se cuenta con alguien-sonreí- pero les diré lo mismo que les he dicho a Alouqua, Lilian y Ahísha, contare con ustedes, pero no significa que al final de todo, siga a su lado.
Todos asintieron firmemente, me despedí de ellos, dejando en la iglesia a tres de ellos, y yéndome junto a Rafael hacia casa, quien iba a ver a Verónica.
-Ahora que ya lo sé todo oficialmente, y que ya no tienes que encubrirte, ¿que será de Verónica y tú?, pues no podéis seguir juntos.
-No lo sé, pero yo no puedo abandonarla, la amo demasiado-dejo escapar variar lágrimas.

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Holi!

Que les está pareciendo la historia??
Que piensan de la actitud de Kelian?

Espero sus comentarios y sus ⭐⭐⭐

Tres Mundos:El fin de los tiempos. [En Corrección]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora