∆Capitulo 26∆

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Mi mandíbula callo al mismo tiempo que yo me deslizaba fuera de las sabanas. Lo mire de tal forma que, si las miraras mataran, el estaría más que muerto. Le había dicho a su padre de mi presencia

en el Infierno, ¿en que estaría pensando?, ¿cómo lo tomaría el Diablo?, si Lucifer no le caía en gracia que estuviera en sus dominios, estaba en graves pero muy graves problemas.


Me tomo un lapso de tiempo considerable poder asimilar aquella locura, y fue entonces que mire a Kelian fijamente y dije.


-¡¿Que Satanás quiere verme?!- dije sorprendida- ¿y para qué?- pregunte cruzándome de brazos y estrechando los ojos.


- Lucifer, mi padre se llama Lucifer- escupió- ten algo de respeto aunque sea aquí- dijo mirándome fríamente.


-Bueno, perdón, Lucifer- rodé los ojos.


-Eres insufrible- espeto- ya sabes por qué, vamos- apuro.


-No espera Kelian- dije pero no me escucho o no quiso escucharme y se echó a andar.


No tuve más opción que seguirle, pues no me dejaría arreglarme como había tenido la intención de pedirle. Le seguí a través de la puerta y desembocamos en el pasillo que habíamos recorrido la noche anterior. Lo atravesamos y nos introducimos en el salón de colores negros, ocres y grises.


Volví a echarle un rápido vistazo mientras caminábamos a través de el para ir a una puerta del lado opuesto del salón, aun me deslumbraba la fineza con la que estaba decorado. Pasamos la puerta antes mencionada y volvimos a caer en otro pasillo, pero este contaba con una iluminación algo más tenue, y paredes en tonos solamente ocres.


Era muy extenso, puesto que estuvimos un buen rato para llegar hasta su final. Allí nos esperaba una escalera de la cual no se veía el final pues subía en espiral. Me detuve dubitativa, no estaba segura de sí podía subir tantas escaleras, aun me sentía muy cansada, y me dolía bastante una pierna.


-¿Pasa algo?- pregunto Kelian desde unos escalones más arriba, haciéndome sobresaltar.


-Yo no creo poder subir esas escaleras- admití avergonzada.


-¿Segura?- me miro preocupado.


-Sí, me duele bastante una pierna- hice una mueca.


-Bueno ven- dijo bajando los escalones que nos separaban- te cargare.


-No, no hagas eso- respondí, pero ya era muy tarde, me había cargado.


-Ni que pesaras tanto Gorriona- dijo riendo, pues yo alegaba que se iba a cansar.


-De igual forma, no está bien - proteste.


-Últimamente, nada para ti está bien- comento riendo y yo reí mientras él se ponía en marcha escalón por escalón.


Es cierto, reí, pero reí sin ganas, tenía razón, últimamente para mi nada estaba bien, y es que era así. Jamás me había sentido tan mal en mi vida, jamás me habían pasado tantas cosas horrorosas


juntas, no sabía cómo seguir adelante. Me sentía en un poso, en el fondo de un abismo del cual no


había escapatoria, mi vida me estaba asfixiando.


-Algo te sucede- dijo Kelian sacándome de mi ensimismamiento.


-Nada, es que yo, no sé, realmente no sé que estoy haciendo con mi vida- conteste sinceramente


bajando la mirada.


-Sé que has pasado por mucho, sé que mil cosas pasan por tu cabeza, pero sonríe- dijo tiernamente-

Tres Mundos:El fin de los tiempos. [En Corrección]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora