XVIII

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Al bajar por los sobresalientes muros de la antigua casa dónde vivía fue muy fácil para el testarudo omega escapar. En su desorientada mente ingenua Ori creía que solo había una forma de remediar su culpa para convencer a Jimmy y que los demás estaban equivocados, quería quitarles de la cabeza la mala idea que tenían de su amante, un alfa.

Ori no era una mala persona, su mente era ridículamente inocente, no había malas intenciones aunque no pensaba en nada más en verse maravillosamente y que algún alfa le preste atención, enamorarse y ser felices. Desde niño había escuchado mil historias del lazo del destino y aun tenía guardado en su corazón que ese sueño de conseguir a su compañero  se haría realidad.

Mientras se acercaba el atardecer se sentía aún terrible por lo que sucedió esa mañana con Yul, se sentía solo y destruido por alterar a Yul y que por su culpa esté a punto de perder a su bebé, pensaba que nadie lo comprendía y en su mente estaba solo estaba  presente una  persona que acabaría con ese mal y que tal vez le brindaría su apoyo si se lo pidiese.

Se escabulló por un estrecho callejón a toda prisa para no ser visto por nadie, ese atajo le había servido de mucho meses atrás cuando Jimmy o Yul no le permitían salir solo. No estaba para nada asustado el sabía al pie de la letra la calle correcta, sabía dónde habitaba ese alfa que se había robado su corazón y que en esos momentos lo necesitaba demasiado.

Antes de escapar robó un par de lociones de camuflaje para omegas que guardaba Yul y así no entrar en algún peligro, sabía que no serviría de mucho por su apariencia, pero se roció una buena cantidad para pasar desapercibido como omega. Le tomo mucho tiempo llegar a su destino, por suerte su amante vivía en la frontera de los suburbios y la ciudad, era una zona muy protegida y cualquiera no podía entrar. Al ver un gran portón que no le permitía el acceso, el nerviosismo se apoderó de él nunca había caído de sorpresa en ese lugar, solamente acompañado por "motivos importantes" como su alfa cada vez que entraban una noche y salían al día siguiente.

Ori con las manos húmedas, se acercó nervioso y tocó un par de veces el botón de seguridad, al no obtener respuesta creyó por un momento que no había sido una buena idea haber venido. Iba dar media vuelta cuando un hombre mayor con un traje elegante abrió y lo miró extrañado de pies de cabeza antes de saludarle.

-Buenas noches soy Ori. Usted me ha visto un par de veces por aquí, ya debe conocerme y a quién vine a buscar ¿Podría decirle que he venido a hablar con él? Serán solo unos minutos.- alegó el omega sonriendo para tratar de agradarle.

El hombre aún extrañado lo examinó nuevamente, miró su cuerpo y su forma de vestir, un pantalón suelto con aberturas a los lados dejando expuesto sus muslos y en la parte superior un top negro  que le cubría lo necesario. Pensó que esto en realidad era un mal chiste ¿Qué buscaba aquel chiquillo?¿Qué pretendía con un alfa de alto nivel?

-Lamento decirte que ahora mismo el señor está trabajando, disculpe lo que le diré pero el amo no suele a atender a omegas como usted. A menos que tú seas uno de esos ...- Agregó con saña, mirando el rostro del omega que se enrojeció de la verguenza.

-No sé a qué se refiere con "esos" pero yo no soy un cualquiera y no quiero causarle problemas- respondió Ori tratando de no enfretarse, discutir con gente rica le saldría muy caro-. Si me permite solicito su número o dirección donde se encuentra, necesito comunicarme con él con urgencia.

-Si dices ser su acompañante, deberías tener su número.

El tipo lo miró con indiferencia y Ori se quedó pensativo acerca de lo que le dijo. Si su jefe se enterase que había conversado con algún omega estaría en serios problemas. No quería perjudicarse así que le brindó la dirección para que se marchase de una vez por todas.

Paradise [Maylor][Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora