XII

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Siempre es el mismo sueño, el mismo que lo hace temblar. La noche oscura sin ninguna estrella ni luna para iluminarla, el horrendo frío que hacía chocar contra su rostro cuando corría sin ninguna escapatoria. La misma ropa con que iba vestido, un abrigo negro, gorra, pantalones holgados grises, una bufanda. Nada revelador ni provocativo. 

La silueta de pronto paró cuando se detuvo y mirar atrás. 

Fue una noche oscura de invierno la que lo atormentó varias noches. Recordaba todo. La cantidad justa de hombres que recibió. La cantidad de  embestidas que les causaron dolor y el placer que no quería sentir. Las miradas sedientas de placer. Los miembros que se introdujeron en su boca aún inexperta. 

Los golpes que recibió en su rostro cuando se resistió en gemir y cuando empezó a llorar.

Sentía como se introducía la dolorosa aguja en su piel. Su celo se había marchado en la mañana pero con esta hizo que se le adelantara nuevamente. Las risas opacaban sus oídos, no lo podía evitar y gemía sin cesar cuando ya no pudo más. Gemidos que combinaban llantos, gritos de desesperación y súplicas constantes como si fuesen a desgarrarle el alma. 

Arrancarle la poca inocencia que le quedaba.

El hedor nauseabundo fue lo primero que sintió al despertar. No recordó que había pasado. Sentía frío, mucho frío. El frío viento de la brisa recorrió su espalda haciéndolo retorcer del dolor en distintas partes de su débil cuerpo desnudo golpeado, con marcas de la soga que lo tenía sujeto toda esa noche en sus muñecas.  

Miró su cuerpo magullado con detenimiento, sus brazos moreteados, al igual que su pecho rojizo e hinchado de tanta estimulación que recibió. Tomó su cuello con sus nerviosas manos y sintió aún el cuero que lo envolvía. No había mordida. Su manos temblaban, su cuerpo temblaba. Observó con deteniendo hacia su parte inferior una tela lo cubría, no quería saber que había ahí. Sintió el miedo recorrer por todo su cuerpo.

"Esto nunca pasó, solo fue una pesadilla más solo una de mis absurdas pesadillas de cada noche sin luna y estrellas"

Fue ahí cuando recordó.

Cuando sus manos aún temblorosas y adoloridas bajaron hasta la parte inferior de la tela. Las ganas de llorar estaban presentes cada minuto y se hacían más fuertes cuando quitó dicha prenda que cubría su intimidad. Quiso hacerlo en ese mismo momento, al ver el rastro de sangre seca que había entre sus piernas. Quería gritar, arrastrarse hacia cualquier persona y rogarle a alguien que por favor le ayudara.

Desde ese día esa  pesadilla se presentaba cada noche cuando su celo volvía.






 Unas manos blanquecinas remojaba un trapo en agua tibia, sumergió este en agua limpia para quitarle el sudor de la frente  de quien dormitaba horas en una vieja cama. Cuando terminó se puso de pie con dificultad hacia el fregadero, luego recogió ropa limpia para colocársela. En una habitación desordenada Roger dormía plácidamente como si no lo hubiera hecho en días. 

Con delicadeza quitó la ropa sucia que llevaba puesta para no despertarlo. Conforme hacía su trabajo se dio cuenta de los moretones en las piernas y pecho del rubio con lo que pudo ver fue suficiente para adivinar a que pudo dedicarse algún día. Como todo omega era casi normal pero horrible saber como terminaría alguien tan adorable y hermoso como quien tenía enfrente.

Sin hacer mucho ruido fue hacia un armario y saco sábanas lo bastante delgadas para que no se apodere del calor que ya tenía presente. Se quedó anonado admirando la cara del rubio tratando de no pensar en las peores cosas que le hubiera pasado, si no lo encontraba a tiempo.

Paradise [Maylor][Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora