INDELEBLE

3.

ASHLEY

El tono vibrante de mi móvil me sobresaltó mientras me acababa de preparar para salir a cenar con mamá. Me regañé a mí misma mentalmente al ver el nombre que aparecía en la pantalla. Owen. Se me había olvidado llamarle al llegar y seguramente estaría preocupado. 

Lo cogí al segundo tono y fue reconfortante ver cómo su respiración volvía a la normalidad al escuchar mi voz.

-Menos mal, estaba preocupado. ¿Has llegado bien? 

-Sí, hace un par de horas. Perdona que no te lo haya cogido, estaba descansando un poco. ¿Qué hora es allí? 

-Van a ser las doce, estaba a punto de acostarme, hoy ha sido un día largo.

-Con razón sigo cansada. Aquí son alrededor de las nueve. Voy a ir a cenar con mi madre. No me apetece mucho, pero bueno. Estar aquí es muy raro. 

-Me imagino. Hoy hemos ido a comer con Skye, mi hermana, y su nuevo novio. Menudo imbécil. 

Soltó una carcajada y al instante me uní a su risa. Siempre tenía la capacidad de ser agradable y sacarme una sonrisa en cualquier conversación. 

-No le trates muy mal, anda.

-Lo intentaré. Ya te echo de menos. 

-Y yo. Pero estaré de vuelta en un abrir y cerrar de ojos, ya lo verás. 

Oí un grito de mamá desde el salón y le contesté rápidamente.

-Te tengo que dejar. Además, querrás irte a la cama. Hablamos pronto. 

-Vale, adiós, Ash. Te quiero.- y colgó. 

Me quedé paralizada ante las dos últimas palabras. Se atascaron en mi oído y al parecer a mi cerebro no le dio tiempo a buscarles un sentido lógico. ¿Me había dicho que me quería? 

Seguramente habría oído mal, o lo habría dicho sin querer. 

Por una vez no quise comerme más la cabeza y lo dejé estar. 

Guardé el teléfono en mi bolso después de darle una breve ojeada a mi lista de contactos. Estaba prácticamente vacía, ya que me compré un móvil nuevo en cuanto me mudé. Tenía los contactos importantes, de la gente con la que hablaba, y eso bastaba. 

Medio sonreí al ver el nombre de Peter en la lista. Seguramente sabría que iba a venir este verano porque mi madre se lo había dicho a medio pueblo, pero tenía ganas de verle. Con él también me enfadé, al enterarme de que tuvo que ver en el accidente de mi padre, pero no quise guardarle más rencor.

 También tenía ganas de ver a Mark y a Kate, aunque no sabía si seguían juntos. No había hablado con ninguno en todo el año.

Suponía que era porque dolía demasiado. Eran el recordatorio de que el verano pasado fue real y no un sueño mezclado con una pesadilla. 

Borré todos los pensamientos y agarré el bolso, saliendo de mi habitación.

-¿Estás lista?- preguntó mamá.

Asentí y salimos por la puerta. 

El pueblo por la noche estaba en el ambiente que recordaba. Pequeños locales con luces tenues, y la discoteca que se llenaba de jóvenes a la madrugada. Prefería evitar ese local. Casi podía oír la voz de Sienna en mi cabeza diciéndome que para curar había que afrontar el dolor.

Pero ya lo estaba afrontando demasiado viniendo aquí este verano. 

Nos cruzamos con varias personas que me sonaban, y se me quedaron mirando tan mal que tuve que darme un repaso para asegurarme de que no llevaba la camiseta al revés, o algo así. La mayoría era gente de mi edad o más pequeña, y todos me miraban con muy mala cara.