Caminaba con aires exploradores por el bosque prohibido, sentir el dulce aroma del bosque, el tacto y crujir de las hojas secas bajo mis pies, la brisa fresca que cubría cada rincón del misterioso bosque, era todo tan perfecto.
Me encontré algunas criaturillas por el camino: más que nada duendecillos de los cuales tuve que huir unas cuantas veces antes de que tomaran mi varita.
Comencé a perder la noción del tiempo y cuando mire hacía el cielo ya estaba anochecido, intenté volver al castillo pero no recordaba por donde era...
- ¡Lumos!.- La punta de mi varita se encendió facilitándome la visión, aunque solo podía ver arboles y sus troncos.
Escuche un ruido detrás de mi, no pude evitarlo y salí corriendo, corrí como si no hubiese un mañana mientras esperaba que el castillo cada vez estuviera mas cerca, pare de correr y mi pecho palpitaba, entre las sombras algo seguía moviéndose, apunte mi varita lista para pronunciar los 3 hechizos que se me vinieran a la mente cuando logre ver una silueta de alguien conocido.
- ¿Luna?, ¿Qué haces aquí?.
- Oh, estoy en busca de una criatura mágica, mi padre quiere escribir sobre ella en el Cosquilloso y mientras buscaba te vi correr, ¿Estas bien?, ¿Algo te persiguió?, ¿De casualidad no era un duendecillo verde con cuernos y lengua purpura?.
- Umm, no, no creo que haya sido algo así, ¿Sabes como llegar al castillo?.
- Oh, si, vamos la cena seguro ya empezó.- Dice caminando mientras yo la seguía.
Caminamos por un rato mientras Luna prestaba atención a los rincones, seguro buscando ese tal duende.
- Muero de hambre.- Dije tocando mi barriga la cual ya rugía.
- Tengo ranas de chocolate, ven.- Dijo sentándose en un tronco caído y buscando en su bolso.
Abrí mi rana de chocolate la cual alcance a tomar antes de que saliera saltando, la degustaba cuando sentí que algo aterrizo en mi cabeza, Luna había perdido su rana la cual hizo un aterrizaje profesional en mi cabeza, ambas reímos mientras Luna se inclinaba a recuperar su chocolatina.
Ella alzó su mano sobre mi cabeza causando que nuestros rostros rosaran y nuestros labios quedaran a centímetros de tocarse, el color rojizo inmediato se hizo presente entre ambas cuando por fin Luna se separo yo estaba segura de estar mas roja que los tomates que plantamos en herbología.
- Lo siento, debemos volver.- Dice Luna sin prestarle importancia a lo que acababa de pasar.
Seguimos caminando cuando distinguí la enorme figura de Hagrid en medio del bosque.
- ¡Por Merlín!, ¿Dónde estuvieron?, La profesora MacGonagall esta echando humos.
Luna y yo solo nos limitamos a sonreír mientras Hagrid nos encaminaba al castillo.
- Ustedes corran a sus salas comunes antes de meterse en más problemas.
- Esta bien.
- Lo sentimos, Hagrid.- Dice Luna.- Te veo mañana ______.- Dice dejando un beso en mi mejilla y corriendo hacía la torre Ravenclaw dejándome completamente colorada con una sonrisa boba en la cara.