Una de las expediciones de Luna Lovegood se había salido un poco de control.
Pasaba poco de la media noche y ella seguía caminando montaña abajo sin rumbo definido, ella no estaba asustada, para nada, estaba excitada por una nueva aventura, por descubrir algo nuevo, no importaba si fuera solo un simple valle o un árbol que le pareciera bonito.Luna comenzaba a cansarse, y la noche la acechaba así que pensó que lo más razonable sería tomar un descanso de aquella exploración.
Divisó un pueblo alumbrado por algunas antorchas y techos de madera, se encaminó hasta allá sin pensar en consecuencias.El pueblo se encontraba extrañamente desierto, solo encontró unas cuantas personas fuera de su casa, ella intento comunicarse con ellos pero solo la miraban raro, parecía que su ropa tenia algo extraño que les causaba gracia a aquellas personas. Luna les sonrió y siguió adentrándose hasta que saludó a una chica que bebía de un tarro de chocolate.
-Buenas noches.- Saludó la chica con una sonrisa al verla pasar.- ¿Estas perdida?.
Luna le contó su historia en ese momento y la chica escucho asombrada aquel relato aunque su cerebro no acababa de asimilar algunas palabras extrañas que Luna usaba, por ejemplo se preguntaba a que se refería con "Criaturas" aunque ella supuso que estaba de cacería o algo parecido.- Bueno, no puedes quedarte afuera toda la noche, te perderás, o incluso las bestias podrían devorarte.- Agregó la chica con cierto tono escalofriante aunque Luna ni se inmuto.
- ¿Bestias?, de casualidad, ¿No tienen cuernos arrugados y un pelaje esponjoso?.- Quiso saber Luna quien supuso que la chica probablemente se refería a un unicornio.
-Eres muy graciosa.- Fue lo único que le respondió antes de dejarla pasar a su hogar.
El lugar no era muy grande pero era acogedor; se trataba de una una pequeña cabaña con un techo bajo, en el recibidor había unos sofás que lucían cómodos, una pequeña mesa frente a ellos donde reposaban dos tazas y una chimenea encendida que brindaba calor al hogar.
-Se que no es precisamente un palacio, pero...
-Es bastante bello.- Sugirió Luna mirando con orgullo aquel lugar.- ¿Puedo echar un vistazo?, quiero asegurarme que no estés infestada de Bundimun.
La chica sonrió insegura pero dejo que Luna recorriera su casa, sin hacer preguntas al verla tirarse al suelo e inspeccionar su piso.Después de una exhaustiva búsqueda, Luna le informó con una bella sonrisa que no había de que preocuparse, no había encontrado ni un solo rastro de plagas mágicas.
-¿Sabes?, eres bastante...
-¿Extraña?- Sugirió Luna que la miraba con sus penetrantes ojos azules.
-Interesante...- La chica completo su frase.- Nunca había conocido a alguien tan vivaz como tú-Comentó e hizo a Luna sonrojarse momentáneamente.A la mañana siguiente la chica fue a despertar a Luna quien le sonrió y se ofreció a preparar desayuno, la chica muggle aceptó y salió de la casa para descansar en el porche de la casa sentada en una encantadora mecedora de madera.
Luna la sorprendió con unos sándwiches comunes y algo que ella denominaba -brebaje de raíz de margarita- que según ella, era común de donde provenía.
La chica aceptó sin cuestionar demasiado, no quería hacer sentir mal a Luna ya que le había cogido algo de cariño, su peculiar forma de ser la mantenía despreocupada y encantada.- Creo que debería partir ahora.- Dijo Luna al mirar el resplandeciente sol ascender por la montaña, ella miró con pena a los ojos de la chica, sin duda una parte de ella no quería irse.
- Por favor no, quédate solo un día más.- Pidió ella.- ¿Hay alguien esperando por ti?, ¿De donde vienes?, tal vez pueda ir a visitarte luego...- Sugirió pero a Luna se le hacía imposible revelarle cierta información.
Ella solía ser muy descuidada con la información que soltaba pero incluso Luna sabía que revelar a un muggle su pequeño don mágico era más que merecedor de castigo.- Tal vez yo pueda volver aquí.- Luna encontró una solución.- Sí, marcaré el camino con algo de hígado de dragón seco que llevo en mi bolso, así podré venir sin perderme.- Dijo Luna como si acabara de tener la mejor idea del mundo aunque rápidamente un obstáculo se le cruzo.- Aunque espero que los gnomos de jardín no se lo coman...- Dijo llevándose un dedo a la barbilla mientras imaginaba a un calvo gnomo devorándose su camino de regreso.
- Me parece bien.- Respondió la chica con una sonrisa entre divertida y nostálgica, sin duda extrañaría las ocurrencias y disparates que Luna soltaba por la boca.
Aún Luna no se iba pero ella ya la extrañaba, sinceramente estaba muy sola en esa cabañita en un pueblo poco poblado y le hacía falta compañía, Luna fue esa compañía por unas horas pero era momento de partir.Luna y La chica muggle se dirigieron al sendero que estaba a la entrada del pueblo, La chica abrazó a Luna quien se sonrojó y correspondió.
- Volveré, lo prometo.- Le dijo Luna que podía sentir su tristeza.
- Té esperaré aquí.- Respondió dándole una sonrisa nostálgica.
Luna se despidió de la chica dándole un beso en la mejilla y se encaminó montaña arriba volviendo a mirar atrás para ver por última vez a la chica.- ¡Luna!, ¿Dónde estuviste todo este tiempo?.- Cho Chang estaba recibiendo muy bien a la señorita Lovegood después de perderla de vista por un día completo.
- Oh, me perdí en las montañas y un amigo gnomo me dijo el camino.- Se limitó a explicar sin mencionar nada de su nueva amiga a quien ya echaba de menos.
- ¿Dormiste en el bosque?.- Preguntó con preocupación la chica Chang.
- Si, así fue, de hecho fue muy interesante, me hice amiga de unos cuantos grillos montañeses y creo haber visto un pegaso entre los árboles, pero huyó.- Inventó para varear.
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