5. Llegada

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Luego de dos largos y aburridos meses había llegado el día que tanto esperé, los exámenes chūnin empezarían pronto. Al estar cerca de la aldea pensé en como inscribirme pero al ver a un chico solitario sentado en un árbol me acerqué con cuidado.

—Tch, maldita Izumi, maldito Jiro. Los odio a los dos —farfulló arrancando el pasto debajo de él—. ¿Por que carajo acepté venir solo? Que idiota.

Sonreí al escuchar eso, «Hoy es mi día de suerte» pensé mientras me acercaba al árbol donde estaba recostado. Rápidamente salté encima de él y con mi sharingan lo hice caer en un genjutsu borrándole la memoria. Tomé su inscripción cambiando su nombre por el mío y tomé su bandana ninja, tiempo que no tenía una en mis manos.

Decidí usar el apellido de mi madre y su máscara para ocultar mi identidad, por suerte logré entrar. Todo se veía tan lindo y acogedor, no se parecía en nada a la aldea de la nieve, Konoha era colorida y llena de vida.

Al observar los edificios no me fijé y accidentalmente choqué con un chico, rápidamente hice una reverencia, cada día estaba más torpe.

—Perdón, no me fijé —me apresuré  a decir, bastante avergonzada.

—Boruto, discúlpate —le dijo una azabache dandole un golpe al rubio.

—Ay, perdón —murmuró un poco enojado pero después me sonrió—. Un gusto, soy Boruto.

—Akemi Akari, el gusto es todo mío —me presenté devolviéndole la sonrisa.

Al lado de ellos había un chico albino que no dejaba de mirarme, me causaba escalofríos ver que ni siquiera parpadeaba.

—Yo soy Sarada Uchiha —se presentó la azabache.

Alcé las cejas impresionada, ¿Uchiha? Quizás era la hija de mi tío, ¿tendría la misma edad que yo? No, se veía muy joven para tener 14 años.

—... y el es Mitsuki.

—Un gusto —Sonrió el peliazul.

Le devolví la sonrisa sin despegar los labios, no me causaba mucha confianza. La azabache miró su reloj y después a nosotros. 

—Falta poco para que empiecen los exámenes hay que apurarnos —murmuró acomodando sus gafas.

—¿Los puedo acompañar? Es que acabo de llegar y no conozco muy bien la aldea, también participaré en los exámenes —les expliqué rascando mi nuca.

Los tres accedieron y me guiaron por la aldea, todos parecían tan alegres y amables. Al llegar habían muchos chicos extraños, o quizás solo lo eran para mi, era la primera vez en tanto tiempo que convivía con gente de mi edad. Aunque ver lo escandalosos que eran todos hizo que me sintiera un poco incómoda.

Al escuchar que los exámenes empezarían en un par de horas decidí irme al bosque a repasar, aunque había estado entrenando sin descanso por dos meses no sentía que fuese suficiente, temía fallar y decepcionar a Sasuke, debía impresionarlo para que me aceptara como su familia.

Ya había perdido la noción del tiempo pero aún así sentía que debía esforzarme más, había fallado cuatro veces y eso me frustraba bastante. Me paralicé al sentir dos chakras, y uno era muy poderoso.

—Salgan ya —advertí observando mi entorno alarmada.

Al ver que Sarada y Mitsuki salían fruncí el ceño, ahora que estaban cerca no podía diferenciar cual de los dos era el portador de ese chakra tan poderoso. Eso no hizo más que ponerme alerta pero decidí disimularlo.

—Así que eres una ninja sensor —Sonrió el albino pensativo.

—Perdón, no quisimos asustarte —explico Sarada un poco nerviosa—. Es que vimos que te alejaste y te vinimos a buscar, ya empezarán los exámenes.

Patadas de Ahogado「Shikadai Nara 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora