24. Nuevo objetivo

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Abrí mis ojos lentamente, todo mi cuerpo me dolía, pero en especial los hombros. Cuando por fin logré ver todo con claridad vislumbré una mujer frente a mi, parecía ser casi de mi edad. Su cabello llegaba hasta el piso y tenía una vestimenta extraña, me observaba fijamente sin parpadear. Al ver como me movía habló.

—Al fin despiertas —Su voz me causó un sentimiento extraño—. Casi mato a Kai por tu culpa, pensé que ya te había matado.

—¿Dónde estoy?, ¿quién eres? —mascullé aturdida.

—Muy pronto lo sabrás.

Dio media vuelta y salido de la habitación. Al cerrarse la puerta todo se volvió oscuro. Escuchaba voces y pasos por todos lados pero no lograba ver nada, me estremecí al recordar de nuevo El Pozo, inconscientemente me paralicé por miedo a que aparecieran murciélagos o cosas peores.

Luego de unos minutos todo se iluminó de nuevo mientras que la puerta se abría, cuando volví a abrir los ojos me percaté que la chica no estaba sola, había un per de hombres a su lado, y al final entró Takeshi siendo arrastrado por las cadenas de sus muñecas. Arrugué el ceño al ver que tenía un golpe en su mejilla y no traía la coleta que recogía la mitad de su cabello.

—¡¡Akemi!! —exclamó intentando acercarse a mi pero las cadenas se lo impidieron.

Por primera vez quise saber por qué mis brazos me dolían tanto, miré mis manos y estaban encadenas y a un par de postes que me suspendían en el aire.

—Así que tu eres la famosa Uchiha —murmuró el hombre mayor mientras se acercaba a mi—. Mmm, solo eres una niña que tuvo la suerte de estar en el momento correcto en el lugar adecuado.

—No estuviste ahí para decir eso —hablé adolorida—, ¿quién eres?

—Soy el líder de este lugar, y ustedes dos —Nos señalo a Takeshi y a mi—, son unos intrusos que mataron a nuestros amigos.

—Es su culpa por querer meterse con nosotros, ¿qué piensan hacer con los niños? —interrogó Takeshi soltándose de los guardias que lo sostenían.

—Vámonos —ordenó luego de una gran pausa.

Cuando todos se fueron regresó la oscuridad, cerré los ojos un momento. Debía convencerme a mi misma que esto no era Yukigakure, no estaba en El Pozo, no había murciélagos ni paredes con cuchillos.

Con todas mis fuerzas logré romper las cadenas de los postes cayendo de rodillas al suelo, el sonido del metal contra el frío suelo de piedra me aturdió mucho más. Me levante con cuidado y empecé a caminar arrastrando las cadenas.

Sentí como un objeto filoso rozó mi pierna, y luego otro mi brazo. Activé el sharingan antes de entrar en pánico y me di cuenta que me estaban rodeando algunos ninjas. Mordí mi labio para no quejarme mientras corría hacía uno y le robaba su arma con la que lo apuñalé en la garganta.

Me estremecí al sentir una sustancia viscosa caer en mi cuerpo, pero no paré, corrí hacia otro haciendo lo mismo. Al terminar me arrastré hacia una pared cercana apoyándome en esta mientras caía el piso.

Ya había perdido la noción del tiempo, quería vomitar por el olor a hierro, sentía como la sangre seca se adhería a mi piel y ropa poco a poco. Mi cuerpo tenía pequeños espasmos por el frío y ya ni siquiera podía sentir el dolor de mis heridas. Sentía que me estaba volviendo loca.

Cuando la luz regresó de nuevo observé la puerta con ansias, las mismas personas de hace rato entraron pero quedaron horrorizadas al ver la escena. Al mirar el centro de la habitación me sentí asqueada, sangre por todos lados, hasta en las paredes. Y habían seis cuerpos tirados. ME arrepentía de lo que había hecho pero no tenía más opción.

Patadas de Ahogado「Shikadai Nara 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora