18. Miedo a la oscuridad

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Alcé una ceja al ver como ese hombre le entregaba el dinero a Ashina, ella lo rechazó y miró a su alrededor.

—Sospecharan de mí, quédate con el dinero, pero desaparece. Tengo una conferencia de prensa —alardeó agitando su cabello—, volveré a estar frente a las cámaras.

—Ya veo, conque era eso —murmuró Konohamaru quitándose la máscara.

—Tu eres...

—Capturamos a tu compañero —revé saliendo de mi escondite—. Aunque no hubo forma de que nos diera el nombre de su cómplice.

—Esta actuación era la única forma de atraparte —articuló Konohamaru.

—¡¿Konohamaru-sensei?! —exclamó Chouchou desde es audífono casi explotándome un tímpano— ¡¿Ustedes lo sabían?!

—Cuando secuestraron a Tomaru, tú no estaba ahí —le recordó Shikadai.

—Se inventó un secuestro para ganar popularidad —comentó Sarada—, que triste.

Ella retrocedió un poco y habló, estaba temblando.

—Él no tiene talento, ninguno de los dos. Pero los tratan como unas estrellas solo por su aspecto. ¡No podía permitir que me robaran la serie! —exclamó furiosa.

Konohamaru me hizo una seña y me preparé para cualquier ataque de parte de la chica.

—¡¿Crees que no pensé en que podría salir mal?! —Alzó su mano mostrando papeles explosivos— ¡¡¡Volveré a salir en las noticias!!! ¡¡Aunque no sea como lo planeé!!

«Ay, mierda». Tomé un kunai haciendo que los soltara, pero aun así explotaron y levantaron una gran capa de humo y destruyeron las rocas. Activé el sharingan y corrí para ayudar a Usui, cuando vi que las rocas estaban a punto de caer hice un gran muro de madera con ayuda de Moegi.

Los chicos sostuvieron algunas rocas pero poco a poco se debilitaban, mi fuerza poco a poco se desvanecía y no podía ayudarlos. Chōchō fue a ayudarlos pero la voz de Tomaru la paralizó.

Mi vista se nubló nuevamente, antes de que se oscureciera por completo corrí al bosque hasta llegar a lo que creía era un árbol, mi corazón se aceleró, no podía ver nada y no sabía donde estaba. Escuchaba las voces de los chicos mientras ayudaban a los productores pero cada vez las escuchaba más lejos, mis lagrimas empezaron a brotar por la ansiedad.

Al escuchar unos pasos detrás de mi saqué el pañuelo, me limpié rápidamente y lo oculté. Sentí una rama frente a mi con la que me tropecé pero unos brazos me sostuvieron.

—Ten cuidado —Al escuchar la voz de Shikadai relajé mi cuerpo—. ¿Qué tienes? ¿por qué te fuiste así?

—Lo siento, creí haber visto algo —murmuré mientras que poco a poco todo regresaba a la normalidad.

—Vale... deberíamos regresar antes de que se preocupen por nosotros —Con cuidado me enderezó .

—Ah, si. Claro, debemos regresar —Tomé su brazo inquieta y lo apreté un poco.

—¿Pasa algo? —me preguntó confuso.

—Sonará raro, pero gracias por venirme a buscar —le aseguré frunciendo los labios.

Él me observó afligido y acercó una mano a mi rostro, me alerté al creer que quizás tenía una mancha de sangre o algo así que rápidamente empecé a caminar arrastrándolo conmigo.

—Camina, Nara —dije con una pequeña sonrisa.

Regresamos con el grupo y nos dirigimos al set. Los periodistas no tardaron en llegar y entrevistar a Ashina.

—Al menos estamos todos bien —comentó Boruto con una sonrisa.

—No lo creó —negó Shikadai.

—A alguien le rompieron el corazón —recordó Inojin—. Por qué Tomaru no le gustan las gorditas.

Nos escondimos detrás de una pared y Mitsuki al ver como Chōchō hablaba con el chico. Esta vez tenía su verdadera apariencia.

—¿Cuál es tu aspecto verdadero? —preguntó Tomaru—. Sí, la auténtica...

—¿Que sentido tiene esa pregunta? —cuestionó enojada—, lo importante es el interior.

—Puede que tengas razón —Sonrió—. Chouchou, eres la mujer más maravillosa que he conocido nunca, también hay buenas personas gordas.

Rodé los ojos irritada, era lo más tonto que había escuchado. Miré de reojo a Shikadai, él también me miraba, sentí como su mano rozó la mía un escalofrío recorrió todo mi cuerpo.

—Yo ofrezco papas fritas a la gente que me cae bien —Me concentré en Chōchō, pero tenía una necesidad de tomar su mano.

Le ofreció la cajita con el anillo pero por suerte la chica lo rechazó.

—No puedo aceptarlo.

—¿Que?...

—No quiero que me frenen ni las calorías ni los hombres. ¡Soy completamente libre!

—Es la primera vez que me rechazan —Reí al escuchar eso.

—Bienvenido a mi mundo —murmuré soltando un suspiro, la imagen de Kawaki regresó a mi mente y sentí la mirada de Dai nuevamente.

—¿Tendré otra oportunidad? —interrogó nervioso.

—Esfuérzate, tienes muchos rivales.

Disimulamos al ver como se acercaba a nosotros, al estar frente a Mitsuki le dio la bolsa de papas fritas y se alejó.

—Sus síntomas están empeorando —articuló Mitsuki con una sonrisa.

Cuando llegamos a la torre del Hokage reporté la misión y me dirigí a un puesto de dangos, mientras caminaba por la aldea con mi bolsa de hanami dango me topé a Shikadai.

—Akemi, ¿estás ocupada?

—No, ¿por qué? —cuestioné confusa.

—¿Te gustaría pasear?

Accedí sonriente y nos dirigimos a las cabezas de los Hokages.

Patadas de Ahogado「Shikadai Nara 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora