3. Libertad

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Adoro ver los arboles, son tan tranquilos y me daban seguridad. Ahora este era mi hogar, el bosque; sonreía cada que recordaba que ya era libre, jamás tendría que volver a matar y torturar gente, podía hacer todo lo que quisiera.

Al fin logré escapar de ese infierno, aunque no estaba muy orgullosa de la manera en que lo hice.

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Los nervios no me dejan de atormentar, ya cumplí doce años y quería cumplir la promesa de mi madre, pero tenía miedo.

¿Y si mi tío me odia?¿y si no soy bienvenida en la aldea? Podría quedarme aquí en el bosque, tengo comida, un hogar y soy muy feliz lejos de todos. Y la aldea de Sunagakure estaba cerca así que podía trabajar y conseguir dinero

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Al fin terminé de escribir mi diario, ya no volvería a hacerlo. Debía cerrar completamente esa etapa de mi vida. Recuerdo que Kaly siempre me decía que si quería olvidar completamente una parte de mi vida debía quemar lo que me mantenía unido a eso.

Me acerqué al río frente a mi casa del árbol y  subí a una gran roca que obstruía el paso del agua, coloqué ahí el libro y tiré un ninjutsu creando una gran bola de fuego quemando el libro. Cuando solo quedaron las cenizas observé como el viento se las llevaba.

Solté un suspiro pesado y regresé a mi hogar para cambiarme, no tenía tiempo que perder. Tanía que ir a Sunagakure a entregar unas plantas medicinales.

Al llegar, como siempre, los guardias me dejaron pasar y me dirigí al lugar. Cuando estuve frente a la pequeña casa toqué la puerta.

—¡Voy! —Escuché la voz de un niño—. H...hola, ¿q...que necesita? —vaciló de manera torpe un niño pequeño, no pude evitar recordar ese día.

—Me encargaron unas plantas y vine a entregarlas —expliqué con tranquilidad mostrando la bolsita—. ¿Está la señora Yuki?

—Mi abuela está enferma, ¿m...me ayudaría a preparar el remedio? Por favor —Fruncí el ceño, ¿tampoco tenía padres?

Accedí y me dejó pasar, le expliqué paso a paso como prepararlas y luego se la llevamos a la señora. La casa era pequeña pero aún así muy espaciosa.

—Perdón por las molestias —masculló decaída tomando el líquido.

—Tranquila señora, no es molestia. Además su nieto fue el que hizo la mayor parte —Mire al pequeño que sonreía orgulloso.

—Me siento mucho mejor ahora —Suspiró aliviada—, iré a buscar el dinero —Estuvo a punto de levantarse no se lo permití.

—No es necesario, ya con saber que usted está bien me basta —Sonreí, no me sentiría bien si me pagaba estando así de débil, ese dinero le serviría más a ella y a su nieto que a mi.

—Insisto —Me negué nuevamente.

Al final ella pago solo la mitad y me quedé a dormir ya que era muy tarde. Al día siguiente salí de la casa y decidí investigar cuando eran los exámenes chūnin. Mi plan era ir a Konoha y presentarlos para ganarme la aprobación de mi familia, si veían lo talentosa que era quizás se les olvidaría el odio que me tienen. En el camino a la salida coqué con una chica.

—Lo siento mucho —Hice una reverencia avergonzada, era bastante torpe a veces.

—Tranquila, no importa —comentó restándole importancia y llegaron dos chicos.

—Yodo, vámonos —habló el de la máscara.

A su lado estaba otro chico de cara pintada no me dejaba de mirar, me causaba escalofríos, era muy serio e inexpresivo.

—¿No eres de esta aldea cierto? —cuestionó dando un paso al frente.

—Ah, no, no lo soy —negué nerviosa cuando se fijo en mis armas.

—¿Eres una kunoichi? —Asentí vacilante—. Entonces te llevaremos con el kazekage, parece que estás perdida —Retrocedí.

—Lo siento pero no puedo permitir eso —me apresuré a decir mientras que me alejaba.

Corrí hasta la entrada y aumenté la velocidad, al llegar a casa estaba muy cansada. Mi tiré en la cama aliviada.

—Hogar, dulce hogar—Suspire cansada—. En 5 meses serán los exámenes, esto será muy interesante.

Patadas de Ahogado「Shikadai Nara 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora