27.5 Una Prodigio

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(Este capitulo será narrado en tercera persona, quiero ver que tal queda y si les gusta como sale lo haré así con el resto de capítulos)

Narrador Omnisciente

—... ¡Que los cumplas feliz! —canturreó un hombre de la mediana edad mientras observaba como una niña soplaba sin muchos ánimos las siete velas de su pastel—. Vamos, Akemi. Sonríe un poco.

—Ya no tiene sentido celebrar mi cumpleaños... mamá no está —masculló abrazándose a si misma.

—Ella quería que fueras feliz, pequeña —comentó acariciando su cabeza—. Debes estar emocionada, pronto entrarás a la academia ninja, harás muchos amigos.

—Si... eso espero. Ojalá no intenten hacerme daño —dijo con el mismo tono de antes—. No quiero pastel, tío Enya —le avisó mirándolo.

—Te he dicho que puedes decirme padre si quieres —insistió tomando una porción—. Te dejaré un par de porciones, ya debo irme. Mañana vendré a primera hora para entrenar.

La niña miró como el hombre salía de su casa, luego de unos minutos se acercó a la puerta colocando un gran candado, no quería arriesgarse a que uno de sus vecinos intentara entrar. Al terminar de guardar el pastel y limpiar las cosas sucias se dirigió a la habitación de su madre para dormir.

Los primeros días en la academia ninja Akemi los consideró como el infierno mismo, los niños eran crueles, unos seres sin corazón. Había recibido todo tipo de burlas y amenazas por parte de todos; sin embargo, para su suerte, también fue reconocida por su increíble manejo del chakra y destacó hasta ser apodada: Niña Prodigio, un sobrenombre que ella sentía como un insulto.

No tardó en llamar la atención de los ANBU Kodomo, una organización «elite» ANBU donde solo podían unirse niños prodigios, justo como la pequeña Akari. El actual Daimio, Enya Akamizu, accedió a la propuesta sacándola rápidamente de la academia ninja.

—Serás la compañera de Kalyza —explicó una chica que no pasaba de los 15 con una máscara—. Este es tu uniforme, y tu máscara. De ahora en adelante solo podrás quitartela cuando estés sola o con tu compañera, solo con ella. Y frente a los demás te llamarás Takashi, y tendrás que decirle a Kalyza, Alice —La niña escuchó todo con atención mientras que observaba con desdén su máscara, le traía malos recuerdos—. ¿Has entendido?

—Si, señorita —respondió la de ojos negros mirando a la chica.

—Raito para ti, o líder, como tu quieras —Miró a la chica a su lado—. Bueno, Alice. Tu te ancaras de ahora en adelante.

Las dos niñas lograron conectar en pocos días y se volvieron inseparables, apenas se llevaban tres años. Vivieron juntas en la casa de Akemi ya que era la que quedaba más cerca del cuartel Kodomo, como ellas le decían. Eran uno de los dúos más exitosos de ANBU, la que más resaltaba era claramente Akemi llegando a tener cientos de misiones sola.

Kalyza llegó a admirarla y a felicitarla por cada una de sus misiones mejorando mucho más su relación como compañeras y amigas. Todo era «color de rosas», apartando todas las misiones turbias que tenían, hasta que un día Enya encontró un libro antiguo del clan Uchiha.

Estudió durante meses sobre el sharingan y sus habilidades quedando fascinado, tenía en sus manos el arma que podría hacer que Yukigakure sea la prestigiosa aldea que algún día fue. Pero ocurría un problema para obtener dicho poder; «La Uchiha», como él le decía a sus espaldas debía perder a alguien que amaba. Luego de enterarse que Kalyza la estaba llenando de ideas sobre escapar la miró como la mejor opción para seguir su plan.

Usó la excusa de que era una plaga que debía ser exterminada obligando a Akemi a matarla.

—¿Necesita algo, Enya-sama? —cuestionó una Akemi de unos doce años recién cumplidos.

Patadas de Ahogado「Shikadai Nara 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora