-Si sabes lo que quiero... Y me lo das sin peros... Entonces yo debo agradecerte más de lo que ya te he prometido, volveré a acogerte....
-Su majestad, en lugar de eso, le pido que me permita conservar las joyas de mi madre y la espada de mi padre.
-¿Por qué lo mantuviste en secreto hasta ahora Sawamura? No significa eso que te opones a su majestad -reprocho la emperatriz.
-Porque había tantas personas corruptas, no podía dejar que se robaran el dinero que podría ayudar al pueblo de Seido a liberarse de la hambruna, por eso se lo oculté a todos... Y también porque descubrí el libro después de que regrese de Yakushi, antes de eso... No sabía nada.
El emperador tomó las palabras de la emperatriz con más severidad, conocía a Eijun lo suficiente como para creer que estaba ocultando algo, pero... Al verlo tan golpeado, prefirió hacer caso omiso a la advertencia de su esposa.
-Aun si nos dirás la dirección, me gustaría que leyeras el libro textualmente.
El castaño abrazó el libro con sus manos y lo besó con cariño.
-Este no es un libro de cuentas, es el diario de mi madre, no quiero leerlo frente a tantas personas, se lo leeré sólo a su majestad si puede darme esa consideración.
-Esta bien.
El castaño les dijo la dirección del tesoro de su familia sin reservas y luego dijo.
-De todas formas, somos contadas 16 personas en esta sala, si el tesoro se llega a perder, 15 de los que estamos aquí deberíamos ser interrogados.
La emperatriz sonrió y en cuanto salió de la sala y llegó a su palacio, Tetsuya se acercó a hablar con ella despidiendo a todos los sirvientes.
-¡Es un maldito!
-No podemos tomar esa fortuna, lo sabías desde el principio.
-Pero estaba pensando en quitársela cuándo estuvieran de regreso.
-Hacer eso nos llevará a la horca.
-Lo sé, por eso no haré nada, apenas llega y ya me está quitando más de lo que jamás podría perdonar. El emperador lo sigue mirando con esos ojos.
-¿Qué quieres decir? No te comprendo.
-Hay que ser una Omega ciega para no saber que lo mira con deseo.
-Pero... Sawamura tiene escasos 20 años y su majestad está por cumplir los 45, así que no puede tomarlo como su concubino.
La mujer se recargó en el pecho de su hijo para que la abrazara y la protegiera.
-No lo quiero aquí o su majestad terminará rompiendo las reglas y ese mocoso tendrá más poder que yo.
Por otro lado el emperador pidió que arreglaran el palacio que antes le pertenecía a Eijun, que prepararán ropa nueva y por supuesto que pusieran las flores favoritas del niño en un jarrón. Todo, hasta sus joyas fueron puestas en su lugar.
El niño fue con Youichi y Okumura a traer de vuelta el tesoro, estaba en la montaña del norte, el Valle Superior Central.
Youichi miró las cajas llenas de oro y otras más de plata, había armamento, del que no cuestionaría su existencia y también habían grandes cajas con lujosas prendas de ropa, al fondo habían dos cajas. Iba a tocarlas pero Sawamura lo detuvo.
-Su majestad me prometió que nadie tocaría las cajas de mis padres y que estás serían mías.
-¿Esos son los tesoros de tus padres?
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Flores de cerezo
FanfictionJuro que esa mujer se tragara su sangre, haré que se beba sus lágrimas. Haré que él arda en la agonía de perder todo lo que ama, haré que el palacio sea su infierno y que deseen nunca haberte asesinado. Rogaran mil veces por tu perdón y sólo entonce...