Emperatriz

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Los orbes dorados de Sawamura fueron el centro de atención de los otros dos hermanos, quienes al dar un paso al frente fueron sometidos por la intensa mirada de Youichi y la ira asesina de Ryosuke, el cual acababa de regresar.

-Ustedes dos no deberían estar aquí, asustan a su Alteza.

-Por favor, solo queremos conocerlo -refutó Kazuya.

-No, no les está permitido entrar a sus aposentos y mucho menos estar aquí cuando Youichi está cerca de él.

-¿Qué?

-Ellos son buenos amigos Tetsuya-san, por lo que su amistad es lo más importante para esos dos, denles un poco de espacio, Sawamura se siente mal y con ustedes aquí, lo atemorizan mas.

Sawamura estuvo a salvo de los otros príncipes al menos por un tiempo, con el segundo príncipe protegiéndolo, aun sin conocer el decreto del emperador y por supuesto, sin saber que Youichi empezaba a desarrollar ciertos sentimientos incontrolables por él. En cuanto a Kominato, al ver que esos dos realmente eran buenos amigos, trataba de mantener la cordura y evitar que su caótico corazón le jugara una mala treta al pequeño omega.

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En el palacio las cosas se estaban tranquilizando, hasta que el día del "Festival de las estrellas" estaba próximo a llegar, en el palacio había demasiado revuelo porque el hermoso kimono de la emperatriz no estaba terminado y faltaban muy pocos días. Todas las concubinas imperiales habían recibido su atuendo y Haruno-sama estaba impaciente al ser la única sin una vestimenta adecuada para el festival.

-¡Terminen de una vez, el tiempo se acaba!

-Haruno-sama, por favor no se desespere.

-¡Estamos a unos días del festival!

La mujer caminaba con premura y de pronto dio un mal paso siendo vista por su hijo quien la protegió de la caída y la saludó con un beso en la mano.

-La ira no te luce bien.

La joven emperatriz habría contestado de no ser por lo que vio en el suelo; a unos pasos de su hijo había una pulsera imperial, una que le es otorgada solo a las candidatas para concubinas. Extraviar una pulsera tan valiosa era casi como declarar que alguien perdió la vida, pues la emperatriz no perdonaba ese error  y el resultado era un baño de sangre, nada mejor que eso para sacar su ira.

-Takako, reúne a todas las candidatas, veremos de quien es este brazalete.

Tetsuya observo el brazalete y recordó haber visto aquellas flores de cerezo grabadas solo en una persona.

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Sawamura lucia consternado al ver a una de sus sirvientas arrodillada y pidiendo perdón, impactando a Ryosuke y a Youichi que jamás habrían pensado que Eijun emitiera semejante acto, pues odiaba las jerarquías.

-Alteza, usted no...

-Es mi culpa, Consejero Real.

La sirvienta se arrodilló frente a los dos y rogaba perdón por su vida, lloraba con la frente pegada al piso y sin despegar las manos de la madera.

-Basta por favor, levanta la cabeza Wakana, estas perdonada, sólo ayúdame a encontrarla.

-¡Alteza! ¡Mi vida es suya para complacerlo!

Los otros dos se quedaron impactados al ver eso y finalmente preguntaron.

-¿Qué sucede aquí?

-Príncipe, lamentablemente después de mi baño, la dama de honor perdió mi pulsera de concubinato.

Ryosuke iba a gritar cuando Eijun le detuvo y le tomó las manos con delicadeza, mirándolo a los ojos.

Flores de cerezoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora