Posesivo

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Wakana jamás pensó ver esto en su vida, el siempre hermoso Omega que una vez fue su Alteza, ahora se encontraba en esta posición, había luchado ferozmente con Narumiya Mei y lo tenía a sus pies.

-¿Sabes lo que le pasa al idiota que se atreve a tocar a uno de mis hombres?

Mei miró con rabia hacía arriba, tenia una fractura en la pierna izquierda.

-Te atreviste a tocar algo que me pertenece, tus sucias manos jamás serán capaces de volver a tocar algo en tu inútil vida.

Eijun iba a cortarle las manos cuando un Omega entró corriendo y suplicó por la vida de Mei.

-Itsuki, te debo mucho, pero no te atrevas a interponerte.

-¡Por favor! ¡Te lo ruego!

-Este idiota lastimó a mi hombre más cercano.

-Te prometo que no dejaré que vuelva a pelear, por favor, no lo mates.

-Haste a un lado o cortaré tu garganta también.

-¡Mei no es malo! ¡Todo es por esa bruja!

Eijun bajo la katana que apuntaba al cuello de los dos mientras el rubio miraba hacia arriba y se tragaba su dolor.

-Habla...

-Esa bruja engatuso al primer ministro de Inashiro, si no fuera por eso, no estaríamos en guerra con Seido, si el primer ministro muere, ambos reinos volveremos a vivir en paz.

Mei miró a Itsuki que lo seguía protegiendo, a pesar de estar sangrando podía ver lo mucho que se esforzaba para mantenerse firme, y esta persona es... A quién él humillaba siempre con su desprecio.

-Wakana...

La mujer se acercó a él y ella le entregó un pañuelo largo de seda.

-Atiendelo, lo vamos a resguardar..

El joven Omega estaba por negarse, pero la mujer le puso un cuchillo en el cuello y lo obligó a sentarse de nuevo.

-Itsuki, diremos al mundo que ustedes dos han muerto pero llevaremos a Narumiya a mi recinto, allí lo cuidaremos hasta que esté recuperado. No olvides esto, una vez que el primer ministro este muerto, este hombre hablará con tu emperador para formar la alianza, pero si falla, tu cabeza es la que voy a cortar.

-Esta bien Alteza...

-Ya no soy emperatriz, puedes llamarme Sawamura nada más.

Narumiya se rió un poco aún con el dolor y dijo en voz alta.

-Ahora recuerdo, un hombre... El que sacrificó su vida por el consejero Imperial me dijo antes de morir que me iba a arrepentir, recuerdo bien que dijo que Okumura Koushuu no le pertenecía al emperador y que en su lugar, alguien vendría a buscar mi cabeza si lo asesinaba.

-No tengo tanta paciencia, no tientes a tu suerte.

-No quiero ofenderte.

-Habla.

-Nunca en la vida he conocido a un Omega tan posesivo como tú, pero está bien... Al menos tienes las virtudes que esa descarada mujer no tiene. Si el primer ministro se entera de que Itsuki dijo algo, matara a nuestro emperador, tú debes prometer que si eso pasa, ayudarás a qué el llegué al trono y no esos dos traidores.

-Tienes mi palabra, pero solo lo sabemos nosotros cuatro, cuando vea a Koushuu se lo diré, igual que a Takuma y Shinji, pero nadie más lo sabrá, así que puedes olvidarte de una traición, mis hombres nunca revelarán información.

Mientras tanto, el emperador movilizó a todas sus tropas para proteger su territorio, unos meses más tarde, la guerra contra Inashiro decantaba a favor de Seido, el sol mostraba más alto que nunca la fuerza del imperio.

Flores de cerezoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora