Capítulo 3: Rivalidad

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Konohagakure no sato tenia cientos de fortalezas: shinobi poderosos, un territorio amplio y lleno de recursos naturales, un intrincado sistema de alianzas...pero ha basado su poder tradicionalmente en una cosa: su programa de formación shinobi. En konoha confluían cientos de historias, desde descendientes de grandes líderes de clanes con un legado que mantener a hijos de granjeros con un cierto talento para usar el chakra, todas con sus aristas y particularidades que pulir en el edificio central de la aldea, la academia ninja. Sin la academia, todos esos afluentes generarían una corriente descontrolada que arrasaría con la hoja sin frenarse, pero gracias a ese viejo edificio cada piedra preciosa era moldeada hasta formar un diamante, un shinobi letal capaz de combatir a cualquier enemigo. Aunque no cada joven niño que ingresaba en la academia lo lograba: sus pruebas eran difíciles, su programa metódico no entiende de sueños o aspiraciones. Solo de esfuerzo y talento. Y, dentro de este historial, destacaba una persona... ejemplo para unos, borrón para otros... y su nombre era...

-Venga, no te lo crees ni tú Naruto.- exclamó un ruidoso joven de pelo castaño, vestido con una chaqueta gris con capucha, unos pantalones negros y con un pequeño perro blanco sobre su cabeza.- Admite de una vez que le rogaste a Iruka que te aprobase... todos sabemos que eres su preferido...

-¡No es verdad dattebayo!- exclamó otro aún más ruidoso joven de pelo rubio y ojos azules, con su característico chandal naranja. Aunque normalmente gritaba y chillaba sin motivo, esta vez tenía razones, ¡nadie le creía! No lo entendía, solo estaba diciendo la verdad: robó el pergamino de las técnicas secretas hokage, aprendió la más alucinante de todas y venció en combate a un chunnin, ¡Era cierto!- Os juro por el ramen que lo hice, preguntarle a Iruka sensei si no me creéis...

-Entiende Naruto que es algo difícil de creer...- intervino un joven más calmado, con su característico pelo negro con forma de piña.

-Si... jumm jumm...- añadió otro alumno más grande, con su pelo castaño tapado con un gorro, mientras comía su bolsa de patatas.- Ayer... jummm... no eras capaz ni de hacer un bunshin...- no le faltaba razón a chouji. Hace menos de veinticuatro horas, el Uzumaki había hecho el ridículo como nunca al fracasar en el examen final de la academia.

-¡Pues lo he logrado! ¡Y todo porque soy alucinante tebbayo! Comienza una nueva era, ya veréis, de gennin pasaré a hokage en unos meses como mucho... y encima lograré una cita con.. ¡Ah, ahí está!- exclamó el joven con los ojos encendidos, mientras observaba la entrada del aula. Acompañada de una joven rubia de ojos azules, entraba el principal objetivo amoroso del ojiazul: Sakura haruno. Esos ojos verdes claros con ligeras motas ámbar en los bordes, esa piel blanca con algunas pecas en los pómulos y nariz, ese pelo rosado que tanto adoraba... si, los ángeles existen, y tienen esa apariencia. Naruto solo se había planteado dos objetivos en su vida: ser hokage para que todos lo respetasen, y que su Sakura chan le aceptase una cita. Y, tras lo acontecido el día anterior, se encontraba con muchas más fuerzas para seguir luchando por ambas metas. En cuanto Sakura chan viese lo impresionante que era, sería su novia, solo tenía que contarla todo lo que había hecho.- ¡SAAAAKURAAAA CHAAAAAAN!- gritó el joven a todo pulmón, tan alto que toda la clase dio un bote del susto. La aludida, después de recuperarse de la impresión, observó con molestia al rubio, y se dirigió ignorándole completamente al otro extremo del aula, donde estaba su asiento.

-Otro gran logro del Hokage Uzumaki...- se burló kiba.

-No lo entiendo dattebayo, si solo la he saludado...

-Si no lo hicieses gritando como un mandril quizás tendrías alguna oportunidad...- sugirió Shikamaru, cansado de tener esta conversación por duodécima vez ese mes... Nadie puede gustarle a una chica si grita como un gorrino a la mínima... y menos a Sakura, que era una chica discreta... bueno, salvo cuando se pegaba con su mejor amiga yamanaka...

Satsuki Shinden: Punto de no RetornoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora