Capítulo 17: Talasofobia

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-... y va y dice mi padre que es una falda demasiado corta y no me deja comprármela, ¿te lo puedes creer?- me comenta la cerda, siguiéndome como si fuese mi sombra mientras reviso a los pacientes de la sala de espera. Mi misión es importante, debo de evaluar si hay alguno que necesite atención inmediata. No parece así, es un día clásico en las urgencias del hospital de Konoha, todo gripe, contusiones o revisiones generales, pero mi amiga no parece entender que aún así debo de estar atenta. Se aburre, y no la culpo, no hay muchas misiones para los equipos Genin últimamente, Tsunade-Sama ha decidido priorizar a los veteranos en las misiones actuales hasta que todo se calme un poco. El problema es que, como se aburre, viene conmigo... dándole igual si estoy en medio de mi nuevo trabajo. Y encima con temas de conversación... incómodos.

-Ino... ya me la enseñaste hace días y... y en un principio pensaba que era un cinturón...- murmuro, recordando el atuendo. Una falda de cuero negro ceñida que apenas llegaba a los muslos... Mira que le gusta a mi amiga la ropa... ligera, no sé si me explico... Ino arquea una ceja en respuesta.

-Frentona, a ti todo lo que no llegue hasta la rodilla te parece un cinturón, solo hay que ver tu atuendo habitual...- me critica, y a mí me tiembla una ceja... estoy a punto de perder la paciencia, pero ella sigue hablando.- Con lo bien que me quedaría... imagínate, esa falda con mis vendas en los muslos y mi camiseta púrpura... no tendría problema con los chicos mayores...- la cerda me muestra su muslo ligeramente con un contoneo de caderas, y yo tengo que frenarla con un fuerte sonrojo. No solo porque estamos EN MEDIO DE LA SALA DE ESPERA DEL HOSPITAL MÁS GRANDE DEL CONTINENTE, no... joder, vale que es mi mejor amiga y nunca la vería así, pero bastante tienen mis hormonas con Satsuki y Naruto como para que se una Ino... No, los problemas de uno en uno Shanaro. Mi amiga suspira mientras niega.- Mira que eres aburrida frente... no te imaginas las ganas que tengo de cumplir los dieciocho para poder vestir como quiero...- se queja al aire, y antes de que yo responda surge otra voz, confirmando mis temores.

-Todos tenemos ganas de que cumplas dieciocho, chiquilla...- murmura Jiraiya, que estaba sentado cerca de nosotras, esperando para recibir la autorización de la Hokage para una misión. ¿Veis? Por eso Ino debería de ser más recatada, los pervertidos tienen los oídos muy finos, y más ESTE pervertido... Deberíamos de examinar este comportamiento como una enfermedad por cierto, parece contagioso... CADA hombre de esta sala ha asentido, de acuerdo con esa afirmación del, por desgracia, sensei de mi novio. Ino palidece y da un paso atrás, asustada, mientras yo dibujo la mayor expresión de asco de mi repertorio. Voy a decir algo para evitar que respiren mi mismo oxígeno, pero cada hombre del lugar abre los ojos con miedo y pasa a mirar al suelo cuando alguien más llega a la sala de urgencias.

-Jiraiya...- gruñe Tsunade-Sama, apoyada en el marco de la puerta. Jiraiya tiembla ligeramente mientras esos ojos color miel le miran de forma reprobadora... al menos no voy a tener que actuar. Mi maestra se vale y se sobra sola con Jiraiya el Sannin, creo que es la única mujer a la que respeta ese pervertido... al menos un poco. Tsunade sama no necesita ni mirar al resto para hacer imperar el orden.- Sakura, tómate media hora libre de la que yo hablo con... nuestro honorable Sannin...

Por supuesto, Ino entiende que la omita como un claro mensaje a ella: en este hospital solo pueden estar los enfermos y los médicos. Se larga tras despedirse rápido, y me deja unos instantes de calma... ohhhh, calma, relax, cuánta falta me hace estos últimos días... A ver, no es por el trabajo, aunque lo podría parecer. Lo cierto es que, mientras todos mis compañeros únicamente entrenan a media jornada y descansan el resto de tiempo a la espera de misiones, yo estoy trabajando a doble turno. Hospital por la mañana, entrenamiento con Tsunade sama por la tarde. En lo referente al hospital, mi labor de momento es básica. Ni operaciones a corazón abierto, ni nada tremendo, solo revisiones de pacientes bajo la supervisión de Shizune y curaciones fáciles con chakra médico. Tsunade-sama lo resume con la frase "hay que aprender a gatear antes de andar", y yo no la pienso discutir NADA en materia de medicina. Y menos cuando me está preparando para cumplir con mi vocación: ya os dije que mi sueño era ser médico, y cada día estoy más cerca de lograrlo.

Satsuki Shinden: Punto de no RetornoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora