Capítulo 7: Dangos

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-Naruto, tienes que entenderlo, no tienes otra opción...- explicó con desidia kakashi, mientras su díscolo alumno rubio tenía un berrinche.

-¡Es que es ridículo dattebayo! No pienso llevar... esto...- se quejó el rubio, mostrando en su mano una diadema con unas orejas de gato de color naranja y un traje ajustado con cola larga del mismo color.- ¡Como alguien me vea así vestido van a estar vacilándome para siempre! ¿No podemos tener misiones de ninja de verdad, y no estas chiquilladas?

-Naruto... te lo vuelvo a decir... la misión es capturar al rey gato, nos han contratado para esto y esto haremos, un ninja debe de ser versátil, sin contar que con esta misión trabajaremos vuestra capacidad de infiltración, sigilo...- declaró Kakashi entre suspiros, probando a ver si con un poco de raciocinio el Uzumaki se disciplinaba... craso error. Juntar las palabras raciocinio y Naruto era como mezclar agua y aceite...

-¡Pero no entiendo lo del puto disfraz! ¿No puedo hacer decenas clones, rastrear por el lugar y ya?- sugirió. Joder, si se trataba de atrapar a un gato, no era diferente a sus cacerías en el bosque de Konoha para encontrar comida cuando era niño. Ahora que tenía el Kage Bunshin sería más fácil incluso, entre veinte Naruto deberían de poder lograrlo, y ahorrarle el ridículo de disfrazarse de gato con sus trece años de edad...

-Con cualquier otro gato haríamos eso, pero no es cualquier gato, es el REY gato. Un minino famoso por su astucia y crueldad, con legiones de gatos callejeros a su servicio... tus clones serían emboscados por sus hordas de fanáticos seguidores gatunos y morirían entre terribles sufrimientos, y entonces ya no contaríamos con el factor sorpresa. Sin embargo, maullando un poco y con ese equipo especial de camuflaje minino...

-Esta diadema del supermercado y este disfraz de látex para niños...

-... equipo especial de camuflaje minino... podréis acercaros lo suficientemente sin ser vistos, y le capturareis sin problemas... Una vez capturado, sus guerreros se dispersarán, y podremos volver a encerrarlo antes de que amenace el gobierno de la hoja de nuevo.- expuso el Hatake, mientras Naruto seguía enfurruñado.- No te quejes, que tienes suerte de que el rey gato se haya establecido tras su fuga de prisión en este gran almacén, tú imagínate que lo hubiese hecho en medio de la aldea, como ocurrió cuando le encargaron esta misión a los equipos de Kurenai y asuma...- Naruto no pudo evitar reírse ligeramente... estuvo esa semana devolviéndole a un avergonzado Kiba cada broma de la academia tras verle paseándose maullando y vestido de gato por las azoteas... y la foto de Ino posando de forma coqueta con el traje de gato había causado sensación entre los equipos Genin, al menos hasta que Inoichi amenazó públicamente con borrar el cerebro de cualquiera a quien viese con esa foto...- Así que menos quejas y más trabajo. Que aquí hasta yo estoy haciendo sacrificios...- finalizó el Jōnin, arqueando una ceja Naruto.

-¿Cómo leer ese libro lleno de fotos de gente desnuda mientras nosotros nos arrastramos por el suelo disfrazados?- recriminó con los ojos entrecerrados mientras, en efecto, Kakashi sacaba su "Icha Icha Konoha Paradise: Torbellino de Sentimientos" y se comenzaba a acomodar encima de unas cajas cercanas. Naruto iba a recomenzar su berrinche, cuando alguien le llamó por la espalda.

-Naruto... ¿Qué tal me queda el traje?- le preguntó Sakura. El rubio la miró y, literalmente, se le olvidó cómo respirar.

Vale, se le había olvidado que el traje también lo iba a llevar Sakura chan. La Haruno estaba vestida con un traje ajustado de color rosa que resaltaba sus curvas incipientes, y le miraba con un suave sonrojo inocente mientras llevaba esas orejas de gato entre su pelo rosa. Kami santo, Sakura ya le parecía hermosa en cualquier forma de vestir, pero con ese traje y ese sonrojo inocente... digamos que al fin el Naruto romántico y el pequeño pervertido que todo adolescente lleva dentro se pusieron de acuerdo. La joven captó que literalmente había dejado al rubio al borde de la apoplejía, y sonrió para sus adentros... Ino llevaba toda la semana fardando de su foto con el traje de gata y de lo bien que la quedaba, y Sakura estaba ligeramente acomplejada desde que supo que ella también tendría que ponerse ese disfraz... no tenía el cuerpo de la Yamakana, sin duda la más guapa de su generación... pero Naruto la demostró que sus miedos eran infundados. Naruto siempre la miraba como si fuese única, especial... la gustaba mucho eso, aunque fingiese indiferencia... Sin embargo, en ese momento apareció el elemento que faltaba por la puerta.

Satsuki Shinden: Punto de no RetornoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora