Capítulo 9: Algo Más Que la Venganza

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Satsuki suspiró con fuerza mientras miraba la ropa extendida sobre su cama, vestida solo con un sujetador y braga negros. Una hora... una puñetera hora en ropa interior sin saber qué ponerse. Una experiencia nueva para ella, la Uchiha jamás había tardado más de cinco minutos en vestirse. Para ella, completar el vestuario de su armario era tan simple como comprar el mismo pantalón y camiseta al que estaba acostumbrada... siete veces. Un sobrio blanco en el pantalón, y un azul oscuro y elegante en la camiseta. No sabía por qué, pero adoraba ese color azul, ese color profundo, zafiro, como el océano... la atraía y la calmaba, era su color favorito. Aunque a veces variaba el color, y, en lugar de comprarlo todo azul, lo compraba negro, pero en su lista de prioridades no estaba ni por asomo el estilismo y esas estupideces aún con todo. Nunca se preocupaba sobre si estaba guapa, o sobre si la favorecían esos trozos de tela que llevaba encima, en sus prioridades estaba la comodidad y el pragmatismo. Esa chorrada de combinar y presumir se la dejaba a Ino Yamakana. Nunca la había preocupado todo esto... hasta ahora.

Una hora, una puñetera hora rebuscando en el armario algo que ponerse, y nada la convencía. Probó su combinación clásica de camiseta azul oscuro y pantalón holgado blanco, pero la descartó enseguida. El azul de la camiseta la recordó los ojos del dobe por un segundo, y eso la hizo dudar, pero al final lo descartó. Su lado racional no lo entendía, pero quería presentarse diferente... sorprender. Se cambió y probó con su combinación de los exámenes Chunin, un pantalón short blanco y una camiseta negra holgada, y volvió a maldecir. El pantalón la agradaba para su plan de hoy, aunque solo hubiese optado por comprar un pantalón tan corto para facilitar sus carreras alrededor de Gaara durante su batalla... pero la camiseta no. Cuello alto, mangas anchas para evitar que la arena tocase su piel... ahora no había arena, así que no la convencía. Y así con cada prenda de su armario, incluso se descubrió barajando la posibilidad de ir a pedirle un vestido a Sakura, ¡un vestido! ¡Ella! ¿Qué demonios la pasaba? Suspiró de nuevo mirando al techo y tiró la ropa sobre la cama, buscando centrarse y que su cerebro la ayudase a decidirse.

¿Qué la pasaba? Para empezar, se sentía nerviosa. En serio, era incomprensible, pero se sentía nerviosa. Y también era ridículo, solo se trataba de una "quedada informal de amigos" con el dobe, lo que hacían cada día desde que se formó el equipo 7, solo que sin Sakura, ¿Por qué estaba tan nerviosa? No tenía ni idea, pero su subconsciente solo la decía una cosa... quería agradar. Quería... quería que se la viese guapa. Que el Usuratonkachi la viese guapa más concretamente. Era la primera vez que la ocurría, la primera vez que la importaba que alguien se fijase en su físico. Otro suspiro y la Uchiha giró su cabeza, mirando al espejo de cuerpo entero de su armario. Quizás tenía que ser más metódica... ¿era ella una mujer guapa? No era una pregunta baladí si quería que Naruto la viese así. Se fijó en su cuerpo, esforzándose en verlo como si fuese el de otra mujer y no como el suyo propio. Ya se fijaba de vez en cuando en el cuerpo y rostro de sus compañeras kunoichi, no podía evitarlo realmente, se la iba la mirada. Como con algunos chicos, era extraño, pero no podía hacer otra cosa. Quizás fuese algo normal a su edad... quién sabe.

Se fijó en sus pechos lo primero. Para su edad, eran grandes, no tenía mucho que envidiar al resto. Había podido comprobar en alguna misión conjunta con otros equipos que Hinata la ganaba ahí, y que Ino estaba cerca de ella, pero la mayoría de las chicas de su generación estaban por debajo. Sin embargo, lo que la importaba ahora realmente no era tener más pecho... era que le gustase a Naruto. Y Naruto siempre había mostrado preferencia por... otra parte de la anatomía, era algo de dominio público. Se giró ligeramente y miró su propio trasero bajo su braguita negra. Tampoco iba mal en cuanto a esto, sobre todo gracias a su continuo entrenamiento ninja. Tenía un trasero atractivo... aunque, si lo comparaba con el de su compañera de equipo, perdía por poco. Sakura tenía un trasero perfecto. En cuanto al resto: piernas, vientre... tenía la suerte de haber heredado la constitución de su madre, como podía recordar de su infancia. Y su madre fue calificada como una de las grandes bellezas de Konoha.

Satsuki Shinden: Punto de no RetornoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora