Capítulo 6: Solo Soy una Niña Insignificante

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-Arrghhh...- me lamento, mientras trato de arrastrar el cuerpo inconsciente de Naruto a través de este bosque infernal hasta la base del árbol donde espera el de Satsuki. Este lamento ha salido de mi alma, me fastidia que haya roto el silencio del lugar, pero... estoy en mi límite.

Joder, este lugar va a aparecer en cada una de mis pesadillas. Todavía no sé tan siquiera como he podido bajar a mis compañeros de los árboles y llevarles a un lugar relativamente seguro... no tengo ni idea. Ese... hombre... o mujer, lo que fuese... tras vencer a Naruto con ese extraño sello, mordió a Satsuki en el cuello y la dejó también inconsciente. Nunca he pasado tanto miedo en mi vida como en ese momento... ese enemigo había acabado con mis compañeros sin dificultad apenas, y ahora solo tenía que terminar conmigo para acabar lo que empezó. Tomé mi kunai con fuerza, aunque mis manos y mis rodillas temblaban... ¿Qué podía hacer yo contra ese... monstruo? Sólo... solo soy una niña de trece años... y ese enemigo tenía el poder para vencerme cien veces. Estaba muerta. Pensé en mis padres, en mis amigos... en Naruto y Satsuki... iba a morir allí. Iba a morir por ser débil... Pero ese monstruo simplemente me ignoró y se fue. Como si no fuese nada, como una especie de burla. La niña de trece años que hay en mi lloraba de alegría... la kunoichi que hay en mi, de frustración. Me vio tan débil que ni se molestó en matarme.

Doy gracias a Kami de que pudiese reaccionar tras esa batalla. Una parte de mí estaba tan aterrorizada que podría perfectamente haberme quedado allí horas, congelada. Tenía un miedo atroz a que ese ser volviese a por mí, a que se acordase de que todavía le quedaba una presa por cazar. Joder, me siento como una maldita cobarde, pero... solo tengo trece años. Yo... yo no debería de estar aquí. No estoy preparada para enfrentarme a serpientes gigantes, a monstruos capaces de alargar el cuello varios metros para morderte, a personas a las que les derrites la cara con fuego y siguen luchando... ¿Esta es la vida de una kunoichi? Yo... yo creía que podría dedicarme a la medicina shinobi tras unos años de misiones tranquilas como Genin, y evitar estos momentos. Un médico nunca está al frente, siempre está seguro en retaguardia... Sólo... sólo soy una niña de trece años que no sabe ni dónde se ha metido... ¡si ni siquiera he dado mi primer beso, Shannaro! El miedo me inunda, me clava sus garras, me susurra que huya... que vuelva a casa con mis padres, a la seguridad que mi infancia siempre tuve... a cualquier precio...

Pero no puedo abandonarles. No, no puedo, por mucho que la niña de trece años que llevo en mi me lo grite. Miro a satsuki, inconsciente en la rama donde estuvo defendiéndonos, con un gesto sufriente. No puedo abandonarla, es mi amiga. Miro a Naruto, inconsciente, colgando de rama gracias a mi kunai tras enfrentarse a una serpiente gigante por nosotras. No puedo abandonarlo, es mi... es mi baka. Aprieto los dientes y venzo mi miedo... ellos me necesitan. No puedo fallarles. Analizo mis opciones... siempre me he enorgullecido de ser más lista que el resto, debo de serlo ahora. Está claro que no puedo bajarlos a los dos a la vez, no con mi físico de mierda... Shannaro, ¿de qué me vale ser lista en este caso? Puedo decir la historia de Konoha de memoria, los medicamentos y plantas medicinales por orden alfabético, el armamento shinobi de cada nación... pero eso no me sirve aquí. Puedo recitar cada Jutsu de rango medio y bajo de cada naturaleza... pero no puedo usarlos. Es ridículo. De la frustración me clavo las uñas en las manos. No debo de obcecarme, debo de trabajar con lo que tengo. Es poco... pero debo de intentarlo.

Bajo primero a Satsuki. Debo de ser pragmática: es más probable que un enemigo la encuentre a ella, que está en una rama por la que puede pasar un equipo rival; que a Naruto, que está en un lugar de difícil acceso. No significa que le ignore por completo: aseguro el kunai que le sujeta y lo tapo con ramas para camuflarlo de ojos indiscretos, para luego cargar con Satsuki rumbo al suelo. Consigo de milagro encontrar un tronco hueco lo suficientemente grande como para que quepamos los tres, y preparo nuestro refugio. Es de lo poco que aprendí en la academia y me sirve ahora: cuando el equipo está herido, la prioridad es establecer un centro de reagrupación de heridos y atenderlos. Yo quiero ser médico en un futuro, he leído sobre ese procedimiento... creo que puedo hacerlo. Es un buen lugar: apartado de los claros, una fuente de agua cerca, no detecto a nadie alrededor... Es lo que necesitamos, un lugar donde pueda atender a mis compañeros hasta que despierten. Una vez estemos los tres despiertos, podremos planear algo. O al menos defendernos mejor. Lo que sea.

Satsuki Shinden: Punto de no RetornoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora