Capítulo 16: Hazme Daño

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De noche, en Konoha había mil lugares diferentes. Barrios residenciales tranquilos, llenos de calma y de familias durmiendo... Barrios de ocio, con numerosas luces y abarrotados de bullicio... La torre Hokage, con sus ninjas de guardia, preparada para cualquier eventualidad. Y, como en toda gran urbe, había lugares ideales para no ser visto. Rincones oscuros, sin ventanas para alejar oídos indiscretos, llenos de mugre por la falta de limpieza. Perfectos para hacer algo sin que nadie te viese. Por eso Fukkatsu había elegido ese callejón oscuro... era ideal para poder quedarse a gusto, nadie le oiría gemir con su ultima conquista, nadie le interrumpiría mientras disfrutaba de su mejor golpe de suerte. Kami santo, que al fin le hacía caso... vaya mujer. Vale que la chica era un poco joven... bueno, muy joven. Tenía trece años frente a sus más de cuarenta, teóricamente esa chica debería de estar durmiendo en su casa. Pero no era así... los shinobi eran raros, si le preguntaban... lo mismo no les veías en siglos que te aparecían en un bar de madrugada aún a tan corta edad. No... esa edad era solo un dato... esa chica no tenía trece años de mentalidad.

A lo largo de su vida, Fukkatsu había conocido a decenas de mujeres diferentes... de joven había sido atractivo, un hombre fuerte de pelo castaño claro, y por tanto no le faltaron las novias. Incluso hoy día, a pesar de su alopecia y su gran barriga, no se privaba de visitar el Barrio rojo para disfrutar de alguna veinteañera por unos ryu. Si, había conocido muchas mujeres, y ninguna había sido tan directa como esta. En medio del bar se había puesto a hablarle, a interesarse por su vida. Le había halagado, acariciado sutilmente, cruzado las piernas entre suspiros mientras le escuchaba, sentada en su taburete de bar... incluso le había susurrado que quería ir a un lugar más tranquilo para "hablar". Hablar decía... esa chica no estaba buscando hablar, claramente. Estaba buscando recibir la follada de su vida. Qué cuerpazo tenía, con unos pechos bastante desarrollados para su edad, un culo prieto y redondo nacido del ejercicio diario, una fina figura, y un pelo y ojos negros que, sinceramente, la convertían en la mujer más atractiva con la que se iba a acostar. La iba a dejar sin poder andar semanas...

-Y dime, Fukkatsu-Kun... ¿aquí podemos hablar? Está un poco oscuro...- murmuró la chica, mirando alrededor con algo de miedo mientras chupaba una piruleta de fresa con forma de pequeño corazón que la habían regalado en el bar con la consumición. Fukkatsu disimuló su sonrisa perversa... ese toque inocente le estaba poniendo a mil.

-Tranquila chiquilla, aquí no nos molestará nadie... y si alguien lo intenta, yo te protejo...- la respondió, poniendo sus manos en sus hombros. Buscó con la mirada un buen lugar donde empezar a desnudarla, y lo encontró a unos metros. Oh si, Kami hoy le quería... encima iba a poder cumplir una buena fantasía.- ¿por qué no te sientas ahí? Es para que no te manches los zapatos...- se excusó, señalando un contenedor cercano cerrado. Follarse a ese monumento de mujer sobre un contenedor, hacerla sentirse sucia antes de clavársela tan hondo que la dejaría embarazada... estaba con el pene como una roca solo de pensarlo. Y encima sus bastardos llevarían apellido ilustre, todo eran ventajas...

-¿Aquí?- preguntó inocentemente la chica señalando al contenedor, asintiendo Fukkatsu en respuesta. La joven obedeció, subiéndose al contenedor de un ágil movimiento y siguiendo con su juego con la piruleta. Fukkatsu se había fijado en cómo la chupaba, en cómo la atacaba con la lengua... joder, la mamada de esa chica iba a ser legendaria...- Fukkatsu-Kun... yo... yo no tengo mucha experiencia en... esto...- reconoció con un suave sonrojo, y al hombre poco le faltó para reír de excitación. Ese rollo de niña enfadada con papá, inocente y virginal... bufff... se la imaginaba gritando su nombre al viento, diciendo que su pene era enorme y que la iba a reventar. Le daría tan duro que no podría pensar en otra cosa que no fuese repetir y dejarse hacer cada cosa que le ordenase... por delante, por detrás, con algún amigo a la vez... esa chica iba a ser su esclava sexual, lo tenía claro. Se acercó a ella relamiéndose, sobre todo cuando la chica "inocentemente" se posó en sus brazos por detrás del torso, marcando más sus pechos.

Satsuki Shinden: Punto de no RetornoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora