Capítulo 5: Gatita Asustada

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Maldita sea... ¿Por qué tenían tan mala suerte? Justo ahora que levantaban la cabeza tras vencer a un equipo de Kiri, justo ahora que ya se habían adaptado a la nueva prueba impuesta en los exámenes Chunin, a la supervivencia en ese infernal bosque... justo ahora que parecían prosperar, se cruzan con... eso. Satsuki había examinado el chakra de sus enemigos antes de la prueba, mientras esa sensei pelimorada de los pechos enormes asustaba al dobe y Sakura le gritaba que dejase de hacer el ridículo completamente roja. La mayoría no eran de temer, ni por asomo, sobre todo los de Konoha. Los repetidores lo eran por una razón muy sencilla, y los novatos eran eso, novatos. Ino, Chouji, Hinata... no estaban preparados ni para hacer daño, menos para matar a alguien. Quizás el equipo de Gai sensei podría ponerles las cosas difíciles, y Shikamaru siempre era alguien a tener en cuenta por su inteligencia, pero por lo demás los equipos rivales tenían un nivel paupérrimo.

El único consuelo para Konoha era que el resto de naciones no habían enviado mucho mejores shinobi. Solo eran niños, muchos de ellos apenas se diferenciaban de los civiles en nivel de chakra. Las naciones intermedias estaban desesperadas por aumentar su elenco ninja, de ahí que rebajasen mucho los niveles de exigencia, aunque fuese contraproducente. Incluso había tenido que salvar a una kunoichi de Kusa en uno de sus rastreos de la zona que habían escogido para establecer su campamento, una chica un poco más joven que ella, pelirroja con lentes y ojos color marrón rojizo. Un oso había atacado a su equipo, se había comido a sus compañeros e iba a por ella. La pobre mujer se arrastraba entre sollozos, buscando sus gafas, cuando Satsuki apareció al rescate. No era muy fuerte, debía de dar gracias por tratarse el animal de un lento oso... llega a ser un tigre y Satsuki no habría llegado a tiempo.

En un principio la salvó solo para quedarse con su pergamino, pero descubrió que era del mismo tipo que el suyo, ergo no le era de utilidad. La lógica dictaba dejarla allí a su suerte para que acabase como sus dos compañeros de equipo, cuyas entrañas asomaban entre los colmillos del gigantesco oso que acababa de dejar inconsciente a patadas, no ayudarla a salir de allí, pero... no sabía por qué, la había ayudado. Era extraño, pero su presencia le era familiar, familiar por su relación con su compañero de equipo. Olía parecido a Naruto, ese olor lo captaba a kilómetros a pesar del tufillo a ramen que siempre lo perseguía; y emitía un chakra parecido, uno cálido y potente... esa niña tranquilamente podía rivalizar en chakra con un Chunin promedio, su problema era que no tenía ni idea de usarlo... como Naruto, cuya piscina de chakra era más bien un mar. Quizás por esa semejanza con su compañero la sugirió abrir su pergamino y ser rescatada por su Jōnin sensei, a pesar de que ese pergamino podría haberle sido útil como repuesto del suyo, o para tender una trampa a otro equipo.

Del resto de extranjeros, solo dos equipos la preocupaban. El equipo gennin de Oto, a pesar de que parecía ligeramente mejor que la media y que no conocía nada de sus técnicas, no era uno de ellos. Su chakra no era muy potente, y no daban la impresión de ser fuertes, más bien de ser traicioneros y con pocos escrúpulos. Nada preocupante si los tenías vigilados. No, sus preocupaciones estaban más centradas en el equipo de Suna... y en una integrante del otro de Kusa. Con respecto a Suna, la chica parecía muy profesional, una auténtica kunoichi; y el titiritero parecía algo mayor para estar todavía como gennin... parecían estar allí acompañando realmente. El que más la preocupaba era ese chico pelirrojo... Gaara. Lo había examinado cuatro veces por si se había equivocado... joder, sus niveles de chakra eran monstruosos. No llegaban a los de Naruto, pero lo compensaba con esa aura de ferocidad, ese salvajismo mal disimulado. Estaba claro que era prioritario evitarlo en el bosque de la muerte, y en eso se había esmerado... pero no era su único temor.

Estaba esa mujer del otro equipo de Kusa. Los dos hombres que la acompañaban no aparentaban un nivel espectacular, y esa mujer tampoco, a primera vista... pero Satsuki era de naturaleza desconfiada. Ya sabía distinguir por sus entrenamientos con su hermano Itachi cuando era niña cuando alguien ocultaba su nivel. Itachi podía parecer un civil si lo deseaba, como Anbu de élite que era podía ocultar su chakra hasta el nivel que desease. Y el examen que hizo de esa mujer de la lengua viperina que daba escalofríos a todos la hizo sospechar... estaba ocultándose. Sus niveles eran demasiado... normales... Y tenía que reconocerlo... odiaba tener razón. En una de las excursiones del Usuratonkachia hacer de vientre, había vuelto ella en su lugar... y mostrado un nivel impresionante. Esquivaba sus técnicas como si nada, no estaba ni tan siquiera a una décima parte de su nivel... y las había inducido a ella y a Sakura al Genjutsu más escalofriante que había sentido en su vida, con permiso del Tsukuyomi de su hermano. Ese ser era... invencible. Debía de ser inteligente...

Satsuki Shinden: Punto de no RetornoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora