Capitulo 6

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Lo primero que hicimos fue hablar con la señorita Garber sobre nuestros planes con los huérfanos,

y a ella le pareció un proyecto maravilloso. Aquella era su palabra favorita: maravilloso. Eso sí,

siempre después de que te saludara con su típico «Holaaaaaaa» musical.

El lunes, cuando vio que me sabía todo mi texto de memoria, exclamó: «¡Maravilloso!», y a lo

largo de las siguientes dos horas, cada vez que yo concluía una escena, volvía a repetirlo. Al final

del ensayo, había oído esa palabra por lo menos un millón de veces.

Pero la señorita Garber decidió ir un paso más lejos con nuestra idea. Le contó a toda la clase lo

que nos proponíamos, y preguntó si había más alumnos interesados en participar en aquella buena

obra, para que los huérfanos pudieran disfrutar del espectáculo completo. Por la forma en que lo

planteó, era evidente que el resto de mis compañeros no tenían elección, y echó un vistazo por la

clase, a la espera de que alguien asintiera con la cabeza para que ella pudiera darlo por oficial.

Nadie movió ni un músculo, excepto Eddie. No sé cómo, pero en ese preciso momento había

inhalado un insecto por la nariz, y estornudó violentamente. El insecto salió volando, atravesó

disparado su escritorio y aterrizó en el suelo, justo al lado de la pierna de Norma Jean, quien dio un

respingo y se puso a chillar. Los compañeros que estaban junto a ella también gritaron: «¡Puaj! ¡Qué

asco!». El resto de la clase empezó a mirar hacia ellos y a alargar el cuello, en un intento de ver lo

que sucedía, y durante los siguientes diez segundos reinó un caos total en la clase.

La señorita Garber aceptó aquella reacción como la respuesta afirmativa que esperaba.

—¡Maravilloso! —exclamó, dando el tema por zanjado.

Entre tanto, Jamie se estaba poniendo visiblemente emocionada con la idea de actuar para los

huérfanos. Durante un descanso en el ensayo, me arrinconó en una esquina y me dio las gracias por

pensar en ellos.

—Ya sé que tú no tenías ni idea —me dijo en un tono casi conspiratorio—, pero me había estado

preguntando qué podría hacer por el orfanato este año. Llevo meses rezando, porque quiero que esta

Navidad sea la más especial de todas.

—¿Por qué es tan importante esta Navidad? —le pregunté.

Ella sonrió pacientemente, como si le hubiera hecho una pregunta carente de sentido.

—Porque lo es —se limitó a contestar.

El siguiente paso consistía en ir a hablar con el señor Jenkins, el director del orfanato. Yo

todavía no lo conocía, dado que el orfanato estaba en Morehead City, al otro lado del puente de

Beaufort. No había tenido ninguna razón para ir hasta allí.

Cuando Jamie me sorprendió al día siguiente con las nuevas de que íbamos a reunirnos con él

más tarde, me sentí un poco preocupado por si mi indumentaria no era adecuada. Sé que era un

orfanato, pero uno siempre quiere dar una buena impresión. A pesar de que no estaba tan

Un Amor Para RecordarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora