—Eres el primer chico al que beso —me confesó.
Faltaban pocos días para el año nuevo, y Jamie y yo estábamos paseando por el Iron Steamer
Pier, uno de los muelles de Pine Knoll Shores. Para llegar hasta allí, habíamos tenido que cruzar el
puente sobre el canal intracostero y conducir un buen rato para adentrarnos en la isla. En la
actualidad, allí hay algunas de las casas más caras de todo el estado, en primera línea de mar, pero
por entonces básicamente solo había dunas de arena enclavadas en el Bosque Marítimo Nacional.
—Ya me lo había imaginado —dije.
—¿Por qué? ¿Hice algo indebido? —preguntó inocentemente.
Jamie no parecía que fuera a tomárselo muy mal, si le decía que sí, pero eso tampoco habría sido
verdad.
—Besas muy bien —afirmé al tiempo que le apretaba con cariño la mano.
Ella asintió y se giró hacia el océano, de nuevo con aquella mirada perdida; últimamente se
quedaba así muy a menudo. La dejé en esa actitud ensimismada un rato, hasta que me puse tenso por
el incómodo silencio.
—¿Estás bien? —le pregunté.
En lugar de contestar, ella cambió de tema.
—¿Alguna vez has estado enamorado?
Me pasé la mano por el pelo y la miré perplejo.
—¿Te refieres a antes de estar contigo?
Lo dije en el tono que habría usado James Dean, de la forma que Eric me había dicho que hablara
si una chica me hacía esa pregunta. Él era bastante ingenioso con las chicas.
—Hablo en serio, Landon —me reprendió, mirándome de soslayo.
Supongo que ella también había visto esas películas. Con Jamie me iba dando cuenta de que yo
siempre parecía ir de lo más alto a lo más bajo, y de nuevo a lo más alto en menos de lo que uno
tarda en aplastar un mosquito. Aún no estaba muy seguro de si me gustaba esa parte de nuestra
relación, aunque, para ser sincero, eso me mantenía en estado de alerta constante. Siempre me
invadía una sensación de desconcierto, cuando pensaba en sus preguntas.
—La verdad es que sí —afirmé.
Jamie seguía con la vista fija en el océano. Creo que pensaba que me estaba refiriendo a Angela,
pero, al mirar atrás, me di cuenta de que lo que había sentido por Angela era totalmente diferente a lo
que sentía por Jamie.
—¿Y cómo sabías que estabas enamorado de verdad? —se interesó.
Observé cómo la ligera brisa agitaba su pelo, y supe que no era el momento de hacerme pasar por
lo que no era.
—Bueno —adopté un tono más serio—, sabes que es amor cuando solo quieres estar con esa
persona, y cuando más o menos crees que la otra persona siente lo mismo por ti.
Jamie reflexionó sobre mi respuesta antes de sonreír levemente.—Entiendo —apuntó con suavidad.
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Un Amor Para Recordar
RomansaPrólogo A los catorce años, mi vida cambió para siempre. Sé que hay personas que se sorprenden cuando me oyen hablar así; me miran con interés, como si Quisieran descifrar qué es lo que sucedió, aunque casi nunca me molesto en dar explicaciones. M...