Es una bonita mañana de verano. Dos personas están sentadas bajo la sombra de un árbol escuchando ociosamente el canto de las cigarras sin saber que hacer para matar el aburrimiento.
--¡Tengo una idea! ¡Juguemos un juego! --La persona más alta de las 2 habla alegremente teniendo una idea de un juego que podría entretenerles un buen rato.
--¿Un juego? --La persona sentada al costado de la que anteriormente habló pregunta con aburrimiento y sin importarle realmente, solo respondiendo por educación. Lo único que quiere es leer un libro en paz. Pero la otra persona sólo interrumpe su agradable lectura.
--Quien diga primero la verdad pierde. Empieza tú. --La persona más alta se para de un salto y mira emocionada a la otra persona que sigue sentada con la cabeza apoyada en el árbol.
--Está bien. Aunque te advierto que soy un asco mintiendo. --La persona de polo verde acepta a regañadientes con un suspiro resignado y se mantiene neutra mientras mira a la de polo azul saltar en su lugar con emoción desbordando de su ser.
--Oh vamos. Nadie puede ser malo mintiendo. ¡Di algo! ¡Lo que sea! --Quien viste azul se decepciona de la respuesta, pero no se desanima y mantiene una postura alegre antes de que le respondan.
--Te amo. --La persona más baja habla luego de un suspiro dejando a la otra como piedra por la impresión.
--¿Qué…? --Su voz se escucha muy baja e insegura, contraria a hace unos segundos, toda llena de confianza y alegría.
--Cada vez que te veo, mi corazón palpita fuerte en mis oídos. Las mariposas vuelan en mi estómago y siento que estallaré de alegría. Eres la luz de mi vida. --La persona más baja sonríe suave y mira tan cálidamente a la otra que no sabe qué hacer.
--Oh. Wow. Eso fue muy lindo de tu parte. No pensé que-
--¿Fue lo suficientemente convincente? --La mirada previamente rebosante de calidez ahora está llena de dagas y es mucho más helada que el hielo. Confunde a la persona más alta por el repentino cambio de atmósfera sin saber qué responderle.
--... ¿Eh? --Es lo único que puede decir antes de que le sonrían cruelmente y escupan con veneno las palabras que se quedarían grabadas en su mente, alma y corazón por el resto de su vida.
--Oh. Al parecer si puedo mentir decentemente… Después de todo… Te lo creíste. Maldita escoria.
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Se despierta de golpe con la respiración agitada.
Fue solo un sueño. O mejor dicho, un recuerdo. El cuerpo acurrucado a su costado en la cama le dice que no es el pasado, esos días ya pasaron.
A pesar de ello, todo lo que se diga no aliviará el mal sabor de boca que le dejó el recuerdo.
Suspira pesadamente y recoge su ropa tirada en la habitación del hotel, se cambia y sin darle una última mirada a quien duerme en la cama se retira de la habitación. Después de todo, solo fue un revolcón con una persona desconocida para aliviar el estrés de la universidad.