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4 de junio de 2023

La oscura noche de verano me sofocaba, sentía como mi piel en contacto con Ramón comenzaba a sudar, justo la mañana anterior el conserje había avisado que el aire acondicionado de la recepción no funcionaba y ni Juan Carlos ni mamá aparecían. Con cada minuto que pasaba me sentía más agobiada.

—¿Qué sucedió? —preguntó Juan Carlos entrando preocupado.

—Se lo conté todo —Él no se molestó en preguntar cómo me encontraba, solo subió las escaleras en búsqueda de Poché, y yo volví a quedarme sola con el calor, la humedad y el peso de mis sentimientos.

Comencé a caminar en dirección de la casa de Mafe sin importarme que estaba demasiado lejos para llegar caminando. No soportaba estar en aquel sofocante calor un minuto más. Sin embargo, el calor me persiguió por todas las cuadras que caminé, al parecer, el agobiante calor parecía estar en todas partes.

Dudando de que hubiera realmente llamado a Mafe, caminé entre los edificios, deteniéndome en algunos escaparates en busca de distracción, viendo cómo algunos jóvenes borrachos se divertían en las plazas, como otros se entretenían en fascinantes conversaciones mientras yo seguía caminando y sintiendo el sudor recorrer mi espalda.

—¿Estás bien? —preguntó alguien, pero me sentía demasiado mareada para contestar—. ¿Dani? —dijo con sorpresa. Me volteé para encontrarme con Alex caminando hacia mí con preocupación—. ¿Has vuelto a tomar?

Me reí en respuesta a su pregunta y el hombre que acompañaba a Alex frunció sus cejas. Me sentí avergonzada de que me vieran en aquel estado, aferrandome a Ramón comencé a alejarme de ellos o a intentarlo, ya que ellos seguían intentando acercarse.

Caminar de espaldas no fue la mejor opción, para sentirme aún más avergonzada, tropecé con una piedra cayendo de espaldas a la acera. Mientras sentía un dolor inmenso recorrer mi cabeza, sentí también como los pasos de Alex se aceleraban hasta llegar a mí y ayudarme a levantarme.

Para que la noche siguiera empeorando, mientras mis mejillas comenzaban a mojarse, ya que mi ojos ya no podían contener las lágrimas, tendida en el piso con Ramón estresado en mis brazos y Alex buscando tomarme para poder levantarme, el flash de una cámara encandiló mi vista.

Con la poca fuerza que tenía y, a pesar del dolor, me levanté. Una vez sobre mis pies me aferré a Alex porque el mundo comenzó a darme vueltas.

—Mike, ayúdame —le pidió Alex a su acompañante, quien, aunque se mostró un poco reacio, se acercó a mí para agarrar a Ramón. Mientras tanto, los flashes seguían y mi vergüenza iba en aumento.

La escena era caótica, deseaba, con la poca claridad que el golpe y el alcohol me habían dejado, que esas fotos no se publicaran en ninguna parte. Era estúpido pensar eso. Esas fotos podrían perfectamente cambiar mi imagen de la peor manera y sabía que Harry no iba a estar contento por eso.

Por suerte, la casa de Alex no estaba tan lejos de donde nos habíamos encontrado, estaba agradecida de poder desaparecer de la calle, donde todo el mundo se había volteado a ver a una mujer borracha y con el pelo teñido en sangre con un cachorro en brazos.

—Llama a un doctor —pidió ella. El hombre, luego de dejar a Ramón en el suelo, hizo una llamada y también tuvo que limpiar la orina de mi perro, que al parecer se había puesto muy nervioso por todo el caos por el que yo lo hice pasar.

—Debería darte vergüenza —susurró él, antes de salir por la puerta por la que Alex me había arrastrado.

Lo vi irse mientras estaba tendida en el sofá esperando por un vaso de agua, lo vi irse mientras recordaba que él era el amigo y socio de Alex de aquel bar karaoke que habían abierto y al que le había ido mal.

—Disculpa si escuchaste algo desagradable, Mike le guarda rencor a Poché y, por ende, a ti —Entre mi borrachera logré sorprenderme de lo que había dicho.

—¿Por qué nos guarda rencor? —pregunté, haciendo un esfuerzo por recordar algo que le pudiera haber molestado, pero no lo conocíamos, no entendía que podríamos haber hecho.

—Da igual —dijo restándole importancia—. Girate un poco para que pueda limpiarte la herida en lo que llega el doctor a revisarte.

Luego de que Alex parara el sangrado, me invitó a ducharme, ya que mi pelo estaba, en partes, duro por la sangre que lo había manchado. La pelinegra espero por mi fuera del baño con una toalla para mi pelo, lo seco mientras escuchaba como mi noche había sido para terminar borracha y con un corte en la parte de atrás de la cabeza.

—Deberías haberle dicho que sabías sobre la decisión que había tomado —dijo ella, entregándome una taza de té. El reloj de su pared marcaba que estábamos cerca de las 3 de la madrugada, el doctor me había revisado, por suerte, el corte no había necesitado sutura—. Sé que luego de la muerte de Eva te ha costado mucho decir las cosas difíciles, pero debes hacerlo, es el mejor camino para mantener tu relación sana.

—Tengo miedo de decir algo que pueda lastimarla como lastime a Eva —confesé sin mirarla a los ojos. Ella acarició mi espalda suavemente.

—Lo siento por lo que voy a decir, pero ella ya tomó la decisión de quitarse la vida, no hay nada que puedas hacer para que ella tomé una decisión peor que esa.

Luego de darle tantas vueltas al asunto, terminé por dormirme sobre Alex, en el sofá de la sala. Fue una llamada de Jason la que me despertó. Con miedo de que era lo que podía decirme, contesté con las manos temblando y el pulso acelerado. Alex tomaba mi mano con el fin de tratar de transmitirme su calma, pero no recibía seguido llamadas de Jason.

—Estoy en camino a encontrarme con Poch, me llamó su padre, ¿no estás en casa?

—Ayer nos peleamos… por favor, cuídala, ¿si? —le pedí.

—Haré lo mejor que pueda.

—Sé lo que planea —confesé y pude escuchar como se le cortó la respiración.

—¿Cómo?

—Los escuché hablando.

—Lo siento, era mi trabajo y no lo logré —dijo, al parecer yo no era la única que sentía culpa.

—Tú no tienes la culpa de nada —dije, tratando de convencerlo.

Alex preparó un exquisito desayuno y me escuchó mientras lo comíamos. Era la primera mañana después de tantos meses donde podía escapar de la mala dicha de ver a Poché amargada. Lo malo era que yo anhelaba verla, pero su negatividad siempre hacía que mis días se oscurecieran un poco más.

Estoy llevando a Poché a un lugar y voy a hablarle de ti, pretendo que puedan hablar, dime si estás de acuerdo.
Jason - 10:08

A pesar del miedo que sentía de volver a verla después de la pelea que habíamos tenido, estaba de acuerdo en que tuviéramos la oportunidad de poder hablar las cosas. Así que, luego de aceptar la posibilidad, Jason me mandó una ubicación y yo fui tras ella.














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Como este capítulo es cortito en un rato les subo el 8, si le dan mucho amor subo el 9 xd

Gracias por leer

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