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12 de junio de 2023

Salí de aquella audición respirando profundo. Cada día que pasaba me costaba más y más mantenerme tranquila. Los nervios que le agarran a todo el mundo por estar a punto de casarse, a mi se me multiplicaron. No sólo me casaría, sino que también tendría un velorio.

Harry se acercó a mí, acarició mi espalda, como pocas veces lo hacía, tratando de calmarme. Era la primera vez que sentía que me trataba como algo más que una actriz de la cual era agente y todo lo que hacía por mí era por el hecho de poder ganar dinero. Me ofreció ir a por una copa, era media tarde, pero aún así decidí aceptar.

Lo tengo bajo control, me repetí en mi mente lo suficiente como para creérmelo.

Llegamos a un bar que estaba cerca del teatro, alguien me reconoció y me pidió un autógrafo. Utilice mi profesión para fingir simpatía, cuando se fue, volví a mi cara larga y aproveché que ya habían llegado nuestras bebidas para darle un gran trago y tratar de que eso me ayude a superar mis desgracias. La realidad es que, lamentablemente, nada cambiaba.

—Creo que podrías audicionar para alguna película o serie, es lo que está de moda.

Sabía, desde hace algún tiempo, que el teatro estaba perdiendo popularidad, pero quería seguir en el medio para el que me había formado, al menos un tiempo más.

—No lo sé —respondí, sin mostrar mucho interés—, quiero estar un rato más en el teatro, ya luego veremos.

—OK, te dejaré disfrutar de este mundo algunos meses más, pero luego ya quiero meterte en el otro mundo, mereces entrar en la historia de Hollywood.

Sonreí con ganas de poner mis ojos en blanco y la peor cara que tenía en mi repertorio. Tenía tantas cosas en mi cabeza que sumarle una más solo haría que me vuelva loca, si no es que ya lo estaba.

Pedí otra copa luego de eso, y otra, y otra…

A media noche me desperté en un apartamento que no conocía. Asustada restriegue mis ojos buscando despertarme. Sintiéndome un poco mareada me paré de aquella cama y miré a través del ventanal, la noche cubría Manhattan, y por la oscuridad que tenía el cielo, supe que era tarde, muy tarde.

Estaba vestida exactamente igual a como salí esta mañana de casa, solo que me faltaba la chaqueta que estaba tirada sobre la cama.

Estaba empezando a desesperarme cuando la puerta de la habitación se abrió. Harry entró sosteniendo un vaso de agua y una aspirina que me alcanzó.

—Toma, probablemente lo necesites —dijo, con cara de pocos amigos, sentándose en el borde de la cama y esperando a que me tome la aspirina.

—¿Qué pasó?

Él levantó sus cejas con sorpresa. Una de sus manos acarició su frente.

—¿No recuerdas? —preguntó, con mal humor—. ¿Tienes problemas con el alcohol? —Yo negué, avergonzada—. Estuviste bebiendo demasiado, tuve que sacarte del bar lo más rápido posible antes de que algún metiche se diera cuenta de quién eras… ¿te das cuenta que eres famosa?, ¿que que te vean borracha dos veces seguidas podría arruinarte la carrera?

Lo tenía claro, pero, en ese momento de mi vida, no podía concentrarme en ser una buena "celebridad". Mi vida se estaba desmoronando, me era imposible concentrarme en algo que no fuera eso.

—Necesito que seas más consciente del lugar que ocupas en el mundo, de ti depende mi trabajo. De tu imagen, mejor dicho.

—Lo entiendo Harry… buscaré ayuda.

InmóvilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora