CAPÍTULO XLIV

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Algo más que una sorpresa.

Mientras Era y Jéssica continuaban con su buffet, Matt estaba esperando a que James terminara de orinar y, por un momento, se detuvo a mirar su reflejo en el espejo de cuerpo completo, notando como su barba había crecido a lo largo de estos meses y como sus ojeras se estaban desvaneciendo.

La cadena de agua sonó y James salió del cubículo agasajado de placer. Ambos eran de la misma altura y ciertamente iguales en muchas cosas. Desde que se habían conocido supieron que habría una fuerte rivalidad entre ellos, y fue esa rivalidad lo que los había vuelto cercanos.

Ambos asintieron y cuando estaban a punto de dirigirse a la salida, dos sujetos les impidieron el paso. Habían aparecido de la nada como dos sombras fantasmales. Uno de ellos era de estatura pequeña, no más de metro y medio, pero el otro podía decirse que llegaba al metro ochenta.

—¿Los puedo ayudar señoras? —interrogó Matt Collins. Los dos se miraron entre sí, sin decir una palabra.

—Es posible mí querido amigo... —dijo el pequeño con un tono agudo y amenazante—. Es posible.

(...)

Mientras Era junto a Skarson estaban a punto de terminar de comer, un tentador aroma a camarón empanizado había llamado la atención de Era. Esa irresistible fragancia se encontraba en el puesto de al lado, en donde lamentablemente solo quedaba una brocheta con tres camarones bien acomodados estéticamente.

>>Tiene que ser mío.<< Pensó ella al momento en que se encontraba en dirección hacia el puesto de comida oriental. Pero cuando se acercó a tomarlo, otra mano lo había robado primero y eso la enfureció.

Indignada, se dirigió hacia la persona que había robado su último bocado la cual parecía ser de su altura, vestía con un suerte largo hasta sus rodillas y tenía una capucha en la cabeza, lo que hacía más difícil saber quién era con exactitud.

Finalmente cuando la alcanzó, Era tocó dos veces su hombro izquierdo y la detuvo.

—Oye te robaste el último que quedaba, y era mío —reclamo amargada.

—¿Si? No veo que tenga tu nombre —le respondió una voz femenina sin haberse dado la vuelta. Ambas habían cerrado los puños casi al unísono, lo que aumentaba la tensión entre ellas a sabiendas de que pronto comenzaría lo peor. Pero antes de que las cosas comenzaran, alguien llegó.

—Oh, aquí estás —dijo un muchacho detrás de Era. Cuando se volteó, reconoció que se trataba del hombre que había visto cuando llegaron a la ciudad—. Elle, ya te dije que no debes salir si no estoy en casa.

Elle... Ese nombre Era lo conocía muy bien.

—¿Elle? —repitió confundida.

—Oh ¡Era, al fin te encuentro! —interrumpió Jéssica.

—¿ERA? —dijo la chica con sorpresa, como si hubiera descubierto una mina de diamantes.

Tras retirarse la capucha, un par de albinas orejas felinas salieron a la vista junto a una hermosa melena plateada, cuando ambas se miraron, la sorpresa fue brutal.

—¡¿Prima Elle?!

—¡¿Prima Era?!

Dijeron casi al mismo tiempo. No podían creerlo. Su reencuentro había sido algo más que una sorpresa. Había sido un milagro. El mil de millones. La aguja en el pajar.

Warriors and Legends (Guerreros y Leyendas)  [TERMINADA] ✔️✔️ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora