Capitulo 4

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La mañana siguiente al baile, el harén estaba en revuelo

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La mañana siguiente al baile, el harén estaba en revuelo. Todas murmuraban lo que había ocurrido  en el salón dorado y comenzaban a verme como una rival. No sabia si esto eran bueno o malo, no tenia la culpa de haber agradado al rey, no fui yo quien le pidió la rosa, fue él quien decidió dármela. 

-¿Irina sabes que todas hablan de ti después de lo que ocurrió anoche?- me preguntó Lesia, la única persona en ese lugar a la que consideraba mi amiga, mientras terminábamos de hacer la cama

-lo sé Lesia, pero no pueden culparme, yo no le pedí al rey la rosa

-Ahora comenzaras a ganar enemigas, sobre todo las favoritas, parece que no recibieron con mucho gusto la noticia

-Ellas me tienen sin cuidado Lesia, no me darán nada. Si tengo el favor del rey, al menos podré mantenerme con vida en este lugar y cuando menos lo esperes, juntas podremos salir de aquí y volver a nuestras casas.

-¿Crees que eso sea posible algún día?

-No lo sé, pero te aseguro que trataré de hacerlo, vas a ver, yo,  Irina voy a lograr en este palacio cosas que jamás otra esclava ha logrado

Mientras Lesia y yo hablábamos alguien pasó por nuestra habitación con mucha lentitud mirando fijamente hacia mi. Esa mirada estaba cargada de resentimiento, tanto odio que se podía sentir aun sin mirarla

-¿Quién es ella? -pregunté cuando ya la mujer había salido del harén a un grupo de muchachas que estaban reunidas en el patio

-Es la princesa Daphne, la prometida del rey Axel, parece que se ha enterado del regalo que te ha hecho el rey- respondió una de las favoritas

-Ya veo, entonces es ella -dije- es una mujer muy hermosa, no logro comprender por qué piensa siquiera en ver a alguna de nosotras como rivales

-No te hará la vida fácil Irina- respondió la chica- lo ha ha hecho con cada una de nosotras, hasta hace poco vino a vivir al palacio, pero desde antes ya sabíamos a que nos enfrentaríamos. Daphne no quiere que nadie en la habitación del rey ocupe su lugar 

-ya lo creo - respondí- bien, supongo que ella también debe acostumbrarse a las reglas del palacio

Atención, Su majestad el rey Axel Weigel Magnus II rey de Alemania! - anunciaron como siempre para que hiciéramos reverencia 

El rey entró al harén con su paso firme e imponente como siempre sin determinar mucho la formación que hacíamos, pero de repente frenó en seco su marcha y regresó hacia donde me encontraba. No podía levantar la mirada, ya había sido regañada suficientes veces por esto, así que debía seguir la norma, no podía verlo, pero si podía sentirlo, cerrar los ojos ante su delicado tacto en mi mejilla, una leve y tierna caricia me llevó a un lugar mágico desconocido y me recordó que esta noche, lo imposible ocurriría. Segundos después el rey continuo con su camino dejándonos a todas sorprendidas.

LA ÚLTIMA REINADonde viven las historias. Descúbrelo ahora