Capitulo 17

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Mi boda estaba a solo dos días de celebrarse, todo el reino, nobles y plebeyos y reinos vecinos estaban completamente invitados

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Mi boda estaba a solo dos días de celebrarse, todo el reino, nobles y plebeyos y reinos vecinos estaban completamente invitados. La intriga por conocer a la nueva reina gobernaba en los alrededores. En el mercado la gran pregunta era ¿Quién era aquella concubina que había hipnotizado al rey con sus encantos? para mi no solo era intimidante, sino estresante, pues el estar al tanto de cada detalle y de que todo saliera perfecto, era algo que me agobiaba.

Había pasado de servir al rey y a su familia, a ser servida por quienes antes compartían conmigo clase en los salones de música, con quienes disfrutaba de un par de cenas especiales, con quienes recorría el enorme palacio, que ahora era mi hogar, limpiando cada rincón.

—¿En qué piensa la futura reina de Alemania?— me preguntó Axel abrazándome con fuerza por la espalda mientras yo, desde el balcón de mi nueva alcoba, veía a lo lejos la enorme y extensa tierra que estaba por gobernar junto con mi rey—

—¿Ya has visto la inmensidad de este reino?— pregunté aún con la vista puesta en el horizonte, anonadada con la inmensidad de lo que tenía en frente— temo no ser la reina que todos aclaman, temo no tener la fuerza para soportar cada cosa, pero sobre todo, temo fallarte a ti y defraudar la confianza que pones en mi al hacerme tu esposa

 —Irina— me dijo Axel tomando mi rostro, haciendo que lo mirara—  no te hago mi esposa solamente para que gobiernes, esto no es una alianza por poder, te hago mi esposa porque te amo, porque no logré en todo este tiempo amar a alguien que no fueras tu. No tienes por qué temer, si estamos juntos no habrá nada que no podamos superar, ninguna guerra será tan enorme como para no ganarla. Contigo a mi lado me siento fuerte, me siento grande

Axel tenía las palabras correctas para subirme el ánimo, sabía como hacerme sentir mejor cada  vez que estaba angustiada o decaída. Una vez juré vengarme de quienes mataron a mis padres, pero el estar a su lado, borraba de mi cabeza cada sentimiento de odio que pudiese tener hacia los barbaros que nos atacaron. Aunque en ocasiones todos esos sentimientos de tristeza le ganaban a mi corazón, Axel siempre sabía como opacarlos.

—Temo perderte Axel—Confesé a mi amor, pues aunque los nervios por la boda me tenían la mente enrredada como una pila de hilos, algo en mi corazón, me alertaba sobre un peligro—

—Eso nunca pasará mi amor— me dijo abrazándome contra su pecho para brindarme calma— jamás me perderás, moriría si algo llegase a ocurrirte—dijo él—

—Te amo tanto que no soportaría una vida sin ti mi rey, eres a quien elegí entregar mi corazón hasta el final de mis días y con quien quiero vivir por un millón de años 

—y así será mi reina, gobernaremos juntos, haremos crecer este reino y a nuestra familia, pero sobre todo, seremos muy felices, tanto que nos envidiarán y desearán tener un amor como el nuestro

Sin duda sus palabras eran calma ante cualquier tormenta, lo amaba, solo Dios sabía cuanto amor había en mi corazón por él, sin embargo, el temor que sentía mi corazón superaba cualquier nervio nupcial. Solo esperaba que aquella princesa, la que tanto mal quiso causar estuviera lejos de todos nosotros, ni Axel, ni su madre, ni el reino merecían la maldad que esa mujer quería desbordar.

—Espero que Daphne no vuelva a aparecer en nuestras vidas nunca—le dije a mi amado rey mientras entre sus brazos continuaba mirando al infinito horizonte 

—¿Por qué dices eso?— preguntó curioso— esa mujer se fue de nuestras vidas para siempre Irina, no hay manera alguna de que regrese, el reino está más que custodiado, y ella y su padre saben que el poner un pie aquí le costaría la cabeza

—Tienes razón— suspiré intentando mostrarme calmada, pero no, en el fondo no podía, algo me estaba alertando— ella está lejos de nosotros y no hay nada que pueda hacer para separarnos, su era de maldad ha terminado en este reino— dije, y así lo quería creer, quería creer que esa mujer había muerto para la familia real y que solo era un mal recuerdo, quería borrarla de mi mente y de mi vida, pero por más que intentara, mi sexto sentido estaba alerta, y yo, más que nadie, debía estar despierta y atenta a cualquier movimiento extraño, no estaba dispuesta a permitir que una vez más, la maldita princesa Daphne, intentara lastimar al hombre que amaba, primero pasaría sobre mi, antes de ponerle un dedo encima a Axel, pelearía con quien fuera necesario con tal de mantenerlo a él y al reino a salvo.

LA ÚLTIMA REINADonde viven las historias. Descúbrelo ahora