Capitulo 18

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hoy es el día, hoy me convierto en reina, hoy por fin estaré unida hasta la muerte con mi rey —decía llena de nervios mientras veía desde el balcón de mi habitación, como cada empleado entraba y salía del palacio con miles y miles de preparativos—...

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hoy es el día, hoy me convierto en reina, hoy por fin estaré unida hasta la muerte con mi rey —decía llena de nervios mientras veía desde el balcón de mi habitación, como cada empleado entraba y salía del palacio con miles y miles de preparativos— todo estará bien ¿verdad mamá?—pregunté elevando la mirada al cielo intentando encontrar a mi madre, cuanto desearía que estuviera conmigo en este momento, sería tan feliz como yo lo soy ahora—

—Irina, hija querida—Dijo Marie entrando a la recamara con un sequito de doncellas tras de ella— es momento de prepararte para la boda, mira lo que hemos traído —señaló, montándome un busto cubierto, en el que se encontraba mi vestido después de los arreglos finales

Era el vestido más hermoso jamás soñado, un blanco perfecto y resplandeciente con una cola que abarcaba unos cuantos varios metros y diamantes y perlas adornándolo todo, dándole un toque de magia

—es perfecto—dije con la voz entrecortada por la emoción que sentía en ese momento, mi corazón latía con fuerza al ser más consciente de que aquello que tanto había esperado y deseado, estaba solo a horas de suceder— Axel ¿está bien?—pregunté, pensando en mi prometido

— Lo está querida ¿por qué no habría de estarlo?—preguntó Marie curiosa ante mi inquietud repentina—

Con una mirada le dije que necesitaba un momento a solas con ella, lo cual entendió a la perfección, pues solo unos segundos después, pidió a cada una de las chicas que por favor se retiraran y volvieran un poco más tarde

—Ahora dime ¿Qué es lo que te perturba Irina?

—No lo sé madre, pero tengo una extraña sensación, algo en mi corazón teme por lo que pueda ocurrir hoy, presiento que Daphne está cerca—dije con angustia

—¿por qué piensas eso?—preguntó la mujer algo inquieta también— ¿a caso la has visto?

—no, si lo hiciera hubiera alertado a todos en el palacio, es solo que... me siento asustada, temo perder a Axel o que algo pueda ocurrirle, esa mujer tiene tanta maldad en su interior que es capaz de hacer cualquier cosa por separarnos

—¿crees que Axel permitiría que te separaran de su lado?— preguntó Marie con mucha confianza y seguridad— mi hijo te ama Irina, como jamás había amado a nadie, y daría su vida por protegerte a ti de cualquier peligro

—y yo a él madre—respondí tomando sus manos intentando encontrar calma en ellas— haría cualquier cosa por mantenerlo a salvo

Marie sonrió al escucharme hablar de aquella manera, lo cierto es que Axel había llenado mi corazón de amor puro, uno muy cálido, y lo único que quería era tenerlo con bien siempre a mi lado, evitar a toda costa que cualquier mal le atacase

—Nada pasará hija, te lo prometo—me dijo la mujer brindándome a su vez una linda sonrisa—ahora ven, vamos a prepararte porque el momento se acerca y la reina debe estar lista

La reina—pensé— y aquella palabra me hacía temer a todo lo que estaba por comenzar, una nueva vida, unas miles de responsabilidades, un pueblo a cargo por el cual velar

—Espero hacerlo bien— respondí—

—Lo harás de maravilla—confirmó Marie—serás la mejor de todas

Un par de horas después, las campanas y trompetas comenzaron a sonar anunciando mi llegada a la enorme catedral en la que celebraríamos nuestra boda, miles de personas, no solo el reino entero, estaban allí congregados, mirando con atención cada detalle, cada mínimo movimiento, para aceptarme o de una vez rechazar mi reinado, incluso sin haberlo aceptado

"Es hermosa"—escuché decir a algunas personas a medida que caminaba por la inmensa alfombra que llevaba al altar, donde me esperaba mi amado rey—

"su cabello es como fuego y ella es una llama que camina"—dijo una bella jovencita que me admiraba como la gran mayoría, con sus ojos llenos de brillo y una enorme sonrisa—

Desde el arco de la entrada logré ver al fondo, a mi hermoso rey, Axel me esperaba con una gran sonrisa en su rostro, eso y lo que decían aquellas personas me alegraba profundamente

"La princesa Daphne sería mucho mejor reina que una simple concubina, llevará a todo este reino a la ruina total"—dijo una señora que se encontraba a un lado de las puertas de la enorme catedral.

No sé que me impulsó a hacerlo, pero me detuve y volteé a verla con una mirada firme, pues todo lo que había dicho, había sido con total intención de ser escuchado por mis oídos. Después de haber visto a Axel esperando por mi en aquel altar, todos los miedos habían desaparecido, no permitiría que nadie intentara opacarme ni opacar lo maravilloso de ese día. Sus ojos se cruzaron con los míos y en un segundo, ella supo que había hecho mal, por lo que no demoró en hacer una venia ante mi presencia, había detenido mi marcha solo para darle la cara a una mujer que por lo visto, no me aceptaba, sin embargo, ahora, estaba más que dispuesta a hacerle frente a quien quisiera desafiarme

Mis ojos volvieron a al frente y se posaron en la imagen del fondo, un rey con su traje perfecto, ansioso y deseoso de tenerme allí a su lado

—¿está todo bien?—me preguntó con disimulo cuando por fin llegué a su lado—

—Todo perfecto mi rey—respondí con una gran sonrisa— no hay nada que pueda oscurecer este día

La ceremonia transcurrió mejor de lo que yo esperaba, todo fue tranquilo y solemne, y lo mejor de todo, era que por fin Axel y yo estábamos unidos ante los ojos de todo el mundo

—Ahora sí eres mi reina Irina—dijo Axel dándome un cálido beso

—y tu mi rey— respondí con una sonrisa 

Al salir de la catedral, la corte de personas nos seguían, nuestro carruaje avanzó con lentitud por todas las calles hasta llegar nuevamente al palacio, dónde nos aguardaba el saludo real como rey y reina, como marido y mujer

—Ahora todo el reino te conocerá y aclamarán por ti para su auxilio— Me dio Axel tomando mis manos delicadamente

—No todos—respondí, recordando lo que había dicho aquella mujer— hay quienes aún prefieren a la princesa Daphne

—Podrán preferirla pero ahora tu eres su reina— dijo, para luego darme el beso más apasionado que jamás me había dado— y mi reina— mencionó para luego separarnos y caminar juntos hacia el enorme balcón

Ante los ojos de miles de personas, mi reino y otros más, el guardia gritó anunciando a todo pulmón " Saluden todos al rey y a la reina de Alemania"


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