9

12 1 0
                                    

Querido diario.

Hoy es el cumpleaños de mi prima, en dónde estará toda mi familia.

Ella ha pensado que sería una buena idea que vaya, y le ha invitado enviando un correo bastante divertido.

Así que ante su emoción e insistencia he decidido aceptar.

Me maquillé lo suficiente como para ocultar por completo cada peca, me corté el cabello y lo teñí de rojo, me puse ropa lo más alejada de lo que sería su gusto. Hice hasta lo imposible para eliminar cualquier parecido.

Entonces solo así tuve el valor de ir.

En cuanto llegue todos me miraron con sorpresa, incertidumbre, melancolía e incluso un poco de lastima.

Todo mi valor se evaporó y quise correr a esconderme a mi habitación para llorar.

Entonces cuando papá poso su mirada en mi vi algo que me destrozó por completo.

Vi dolor.

Porque no importaba lo que hiciera, no importaba como vistiera, lo que pusiera en mi rostro o lo que cambiará porque el siempre la vería a ella. Nunca me vería a mi.

Porque ella y yo siempre seríamos lo mismo.

Porque para el, yo también estaba muerta.

Porque ese día, una parte de mi también se fue con ella.

Un Diario PerdidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora