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Querido diario.

Hoy es navidad.

Hacia mucho tiempo que no pasaba una navidad con mi familia.

Había estado hablándolo con mi psicóloga, y dice que tal vez debería intentar ir a la cena familiar a la que mamá me invitó.

Al final acepte.

Cuando llegue todos me miraron igual que el día del cumpleaños de May, pero esta vez no me fui corriendo.

Tengo que admitir que si me dolió cuando sus miradas se posaron en mi con sus rostros llenos de emociones poco agradables.

Pero no podía seguir huyendo de mis problemas, no podía seguir bajando la cabeza y no quería seguir haciéndolo.

Ellos tenían que entender que yo no soy ella.

Que yo sigo viva.

Y que yo voy a luchar por volver a ser feliz.

Me senté junto a mamá quien me dedico una sonrisa que respondí de manera tensa, y aunque el resto de la noche no fue de ensueño.

Sabía que este era mi nuevo comienzo.

Mi comienzo para sanar.

Un Diario PerdidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora