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Querido diario.

Siento que comienzo a hundirme otra vez, que mi tormenta se acerca.

Aún así cuando estoy con mi madre finjo que estoy mejorando, que todo está llendo bien de manera rápida y que la psicóloga ha dicho que pronto podré retomar mi vida.

Sé que no debería mentirle, pero la sonrisa que me da, ilumina su rostro haciendo que se lo formen unas cuantas arrugas en las mejillas y el los ojos, y yo soy incapaz de quitarle esa felicidad.

No hemos hablado de el día de la fiesta.

Ese día en el que me fui lo más rápido que pude porque no aguante la presión. Tuve que enviarle un mensaje de disculpas a mi prima junto con una vaga felicitacion.

Odio esto.

Odio que cada vez que estoy cerca de volver a ser yo alguien me recuerde que yo siempre tendré que cargar con su memoria.

Odio que no puedan verme a mi.

Odio que me miren así.

Con dolor.

Un Diario PerdidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora