El viaje a Seattle (I)

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- ¡No! ¡Nadie va a subir a este autobús hasta que estemos todos! -

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- ¡No! ¡Nadie va a subir a este autobús hasta que estemos todos! -. Vocifero la profesora Lourdes, parada frente a la puerta del autobus como todo un guardia de seguridad.

Todos soltaron quejidos lastimeros y no les quedó de otra más que conseguir un poco de calor por otros medios. Hasta el entrenador Cruz y mi entrenadora hicieron muecas ante este hecho.

- Amity, juro que cuando llegue Noceda la voy a matar -. Mascullo Boscha entre dientes mientras se abrazaba a sí misma - ¡se me está congelando el culo!

- Ya le envié un mensaje -. Respondí rodando los ojos y guardando el celular dentro de mi chaqueta - viene con Gus y con Willow, que ya casi llegan.

Estabamos parados fuera de la escuela, y estacionado en la entrada, un autobús escolar. Y la razón de todo aquello era nada más y nada menos que el tan ansiado viaje a la escuela de Glandus en Seattle. Un viaje que era gratis y la oportunidad perfecta para muchos de abandonar por primera vez este pueblito olvidado por Dios y alejarse de la supervision paterna por cuatro días.

Pero a pesar de todo esto, en el aire no se respiraba un ambiente de emoción y entusiasmo. Todo lo contrario.

Una parte del grupo tenía la mitad del cerebro muerto al haberse tenido que levantar mucho más temprano de lo normal, mientras que la otra parte estaba irritada y molesta al no poderse subir al autobús para conseguir un poco de calor ante el horrible frío que había por lo temprano que era. Y había una razón para esto: cierta chica alta y morena no había llegado aún, razón por la cual la profesora Lourdes estaba reacia a no dejar pasar a nadie hasta que todos estuviéramos.

Otra corriente de aire frío me dio de lleno en la cara, a lo que tuve que agachar la cabeza y encogerme de hombros en un intento por amortiguar un poco. Subí el cierre de mi chaqueta hasta el cuello y cubrí mis orejas con el gorrito negro que estaba usando, gorrito que me quedaba ligeramente más grande ya que no era mío, sino que le pertenecía a la morena antes mencionada y la causante del mal humor grupal.

Enserio amo a Luz y es de las mejores cosas que me a pasado en la vida... Pero en este momento enserio la quería matar al igual que todos los demás.

Alcé la cabeza al escuchar un ruido particular, un ligero traqueteo de motor que conocía bastante bien. A los pocos segundos la camioneta de Gus se estacionó a un lado del autobús haciendo un traqueteo mucho más fuerte, a lo que le siguieron varios suspiros de alivio al ver lo que eso significaba. Para este punto mi corazón estaba latiendo a mil por hora como si hubiera corrido un maraton por la emoción que estaba sintiendo. Emoción que no se estaba reflejando en mi rostro.

- ¡Al fin! -. Suspiró Boscha.

Las puertas de la camioneta se abrieron, primero saliendo de la parte delantera Gus y Willow, y al final saliendo una Luz con mochila en hombro e intentando bajar una maleta con algo de torpeza, a lo que Gus tuvo que ir en su auxilio.

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