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Día 03: Maestro/Esclavo.

La cosa es que a Loki su vida sexual no lo satisface del todo.

Por supuesto que ama a su esposo, en realidad es un grandioso hombre, pero el sexo que tiene con él es terrible. No sólo insatisfactorio o monótono, sino terrible. Con todas las letras de esta palabra.

—¡Oh, por las Nornas! —gruñe Balder, luego de terminar en el condón y recostarse a lado del pelinegro.

Loki tiene tantas ganas de llorar, o de gritar, que cualquiera funcionaría bien en esos momentos para descargar toda la basura fuera de su interior.

—Mmh, te amo tanto, Loki —concluye su esposo —. Buenas noches, amor mío. Te veré en un mes —se despide dándose media vuelta en su lado de la cama que comparten y sumiéndose en un profundo sueño.

En este punto, Loki se permite liberar el mar de lágrimas que reserva para momentos en soledad. ¿Es su culpa que el sexo sea tan malo? Porque, al parecer, Balder disfruta demasiado de su cuerpo, mientras que Loki es el único que se asquea durante el acto.

Su matrimonio arreglado por ambos padres no le está dejando un buen sabor de boca a Loki, tal como le había asegurado su propia madre hace algunos milenios. Balder, el importante Dios de la Paz y el Perdón, segundo hijo de Odín y heredero al trono de Asgard es un pésimo amante.

Loki se arropa con su blusón verde que ocupa todas las noches de cortejo real y se marcha de la habitación conyugal del palacio. A veces extraña un poco los pasillos del palacio en Jotunheim, desea regresar a su vida de antes, más que cualquier otra cosa. Y, debido a toda su carga emocional negativa, se ha decidido por huir de esta prisión dorada en Asgard cuanto antes.

Se dirige a paso veloz y a oscuras hasta las caballerizas del castillo, donde se encontrará con su amigo, quien lo sacará del cuarto mundo en pos de ir a un lugar diferente. Uno donde no haya matrimonios arreglados ni horrendo sexo que mantengan a Loki en una celda.

—¿Tienes lo necesario contigo? —lo saluda Fenrir, un amigo entrañable del Dios del Engaño que bien podría ser considerado su hermano.

—Todo listo -confirma —. ¿Cuándo partiremos?

—Justo ahora; no tenemos tiempo que perder —contesta Fenrir, ensillando con todas las pertenencias a uno de los caballos del establo, ayudando a Loki a montarlo después.

Ambos hombres dejan el castillo con los galopes del equino de fondo en la espesa noche asgardiana. Loki ni siquiera se gira para echar un último vistazo a lo que fue su hogar marital, demasiado ansioso por escapar sin ser pillado en el intento.

Cuando el sol baña los montes y los valles con sus primeros rayos de luz, Loki y Fenrir se encuentran todavía cabalgando cada vez más lejos del reino de Asgard. Huyendo como si estuvieran siendo perseguidos por soldados sanguinarios dispuestos a despellejar el cuerpo traicionero de Loki, o al menos así se siente él.

Pasan cuatro noches más viajando de esta manera y es hasta el quinto día que Fenrir le muestra una puerta mágica que lleva a cualquiera de los nueve mundos. Loki quiere ir al único que conoce y en el que se sentiría seguro: Jotunheim, sin embargo, su familia no lo recibirá con los brazos abiertos, eso seguro. Así que pide consejo a su mejor amigo.

—¿A dónde debo ir, Fen? —cuestiona Loki.

Fenrir lo mira angustiado por un instante, pero luego una idea llega a él.

—Lo tengo. Iremos a Midgard; tierra de humanos. El único mundo, de los nueve que hay, en que ningún rey o dios tiene permitido empezar una guerra o algo parecido —explica, con renovado entusiasmo —. Y, desde luego, ni tu padre o tu suegro podrán interferir para traerte de vuelta en contra de tu voluntad.

⟨⟨ ThorkInktober 2021 ⟩⟩Donde viven las historias. Descúbrelo ahora