|| Chapter 5 ||

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Las  cosas se habían tornado extrañas los últimos días. La llegada de la familia Pearce dejaba mucho que desear y su presencia en el instituto se sentía pasivo-agresiva, nos preocupaba el hecho de que los chicos, Thompson y Greene, parecieran amigarse con los nuevos habitantes del lluvioso pueblo, por lo que los teníamos debidamente vigilados pues no conocíamos cuáles eran las intenciones de los recién llegados. 

Por esa razón no soy el único que se encuentra sorprendido por la repentina intervención de los susodichos en la reciente persecución a Victoria, aunque fuese obvio que no se quedarían de brazos cruzados al sentir la presencia de intrusos en sus tierras, al llegar en el momento en que ambas pelirrojas, Pearce y Victoria, se enfrentaban...cierto sentimiento que desprendía la primera mencionada me era extraño. Aunque todo en ella fuese extraño en realidad, y eso significa mucho viniendo de alguien tan extraño como yo.

Era una sensación de familiaridad, y ese sentimiento iba dirigido a Victoria.


Mi familia y yo no hicimos más que mirar la escena, ninguno se atrevió a intervenir puesto que la vibra que emanaba de Eileen era algo terrorífico. Sumándole lo tétrico de su duro tono de voz, pero lo más impactante en ella-en ese momento-eran sus ojos. Parecían dos antorchas, inyectadas en rojo sangre y reflejos azules que imponían temor a su paso. Recordándolo pienso que si aún fuese humano mi piel se erizaría ante tal recuerdo.


Victoria había escapado, por un pelo, de las afiladas garras de la muchacha porque repentinamente había colapsado en medio enfrentamiento, y una sensación asfixiante de preocupación despertó en mi al ver la sangre bajar cuál cascada por su nariz.


El padre de la chica la había tomado en brazos sin esperar ni un minuto más y, guiado por Carlisle, inmediatamente nos dirigimos a mi casa en donde el patriarca Cullen la atendía con mucho recelo, lo que me tenia en guardia y alejado de los demás integrantes de nuestra familia.


No me malinterpreten, Carlisle siempre ha sido el más compasivo de todos, dispuesto a ayudar a cualquier persona o criatura, pero la diligencia con la que atendía a la de cabello rojizo me pareció excesivo. Sentía su preocupación, superando la que sentía yo por aquella joven, encendiendo la llama de la curiosidad en mi mirada.


Más allá de preocuparme su salud en ese momento, sentía como el olor de su sangre me susurraba invitándome a probarla, a sabiendas de que si lo hacía no me detendría hasta drenar la última gota en su sistema. Pero más fuerte era el querer descubrir que diablos era. Su corazón latía, extrañamente más despacio de lo normal, y era algo que a Carlisle lo tenía entre intrigado y preocupado.


—¿Podrías tranquilizarte un momento? Tu abstinencia me está enloqueciendo. Me pone aún más ansioso.


—No puedes decirme que no te sientes igual.—me dijo el peli-negro en un murmullo que, estoy seguro, todos en la casa escucharon, incluidos los hermanos de Eileen.

Sabia a qué se refería, y por eso decidí ser lo más razonable posible.


—Pues será mejor que nos vallamos.—suspire sin necesitarlo realmente. Fue un reflejo involuntario que me ayudaría a recobrar el autocontrol que tanto me había costado conseguir.

Twilight: polyamory.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora