|| Chapter 8 ||

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Al parecer mis hermanos se la habían pasado de lo lindo con Misae y Liam, cosa que remarcaban cada cinco minutos siendo algo muy molesto. Desde que llegaron solo hablaron de cosas como que jugaron videojuegos, fueron a una cafetería del pueblo a beber no sé que diablos, y comieron una hamburguesa, cosa que llegaron con deseos de expulsarlo de su sistema debido a que solo les supo a tierra, y el solo recordarlo les ocasionada el sentimiento que trataron de definir como "nauseas". A pesar de ese pequeño detalle, afirmaron que valió la pena y que repetirían aquella salida incluyéndome esta vez, yo solo ponía los ojos en blanco mientras maldecía a mi padre en todos los idiomas que sabía pues fue por su culpa que tuve que faltar.


Al pensar en esta tarde, contra todo pronostico, una sonrisa escapó de mis labios mientras recordaba lo bien que la había pasado con Edward. Era la primera vez en mucho tiempo que tenía una conversación tan amena y sincera con alguien que no fuese parte de mi reducida y alocada familia, de algún modo, eso se sentía bien pero tampoco quería acostumbrarme. No olvidaba el hecho de que los Cullen seguían resguardando a una humana aunque Carlisle me confesó que los Volturi les dieron el visto bueno, eso suponía que los Cullen podían ser acechados o les podían estar dando seguimiento, por lo tanto podía ser peligroso para nosotros. 


Debía de admitir que algo dentro de ella, muy en el fondo, se sentía curiosa porque el pequeño momento que compartió con el lector de almas había sido, de alguna forma, placentero y se pregunto por un momento si se sentiría igual de bien estando cerca de los demás miembros del clan Cullen. Hablando con ellos o simplemente pasando el rato, como lo hizo esta tarde con uno de sus vecinos.


—¿Por qué estas tan callada?—preguntó su hermano mientras la veía divagar en silencio viendo la oscuridad del bosque sin siquiera moverse de su lugar. 


La pelirroja negó frenéticamente para salir del trance que ella misma se impuso y trató de recordar cual era el hilo de la conversación que estaba teniendo minutos antes con sus hermanos, lamentando el haber dejado de prestarles atención pareciendo una zombie que admiraba el paisaje fuera de la ventana de su habitación como si fuera más interesante que su charla o...¿tal vez si lo era?


—No es nada, solo pensaba en la escuela.—mintió sin esforzarse demasiado, creyendo que eso sería suficiente para que pasaran el foco de su atención a otra cosa.


—No recuerdo la ultima vez que pensar en la escuela te sacara una sonrisa de tonta.—se burló mi hermana antes de que recibiera el impacto de una almohada chocando contra su rostro que, por su puesto, yo le había aventado. Orgullosamente dando en el blanco.


—¡No era una sonrisa de tonta!—le reclamó algo enojada, sintiéndose extraña por aquella broma que, obviamente, no le hizo gracia alguna.


No era una sonrisa tonta en lo absoluto. Fue lo que se dijo a si misma para calmarse pues creía que enojarse de más era ponerse en evidencia y no quería contarles sobre su encuentro con el Cullen. Eso traería a colación el hecho de que estuvo a punto de asesinar a una persona, y no para alimentarse, cosa que no la enorgullecía del todo porque aunque era una persona repugnante en todo el sentido de la palabra, prometieron cambiar esos malos hábitos.

Una de las razones por las que decidieron dejar atrás su residencia anterior era cambiar tanto su alimentación como su relación con los humanos, tomando como ejemplo a un clan de vampiros vegetarianos que conocieron hace algún tiempo y que tenían una residencia permanente en Alaska.

Twilight: polyamory.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora