|| Chapter 9 ||

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Nunca había sentido que la clase de literatura fuese tan aburrida y eterna, esto debido a que mis hermanos han estado ausentes en casa últimamente y hoy, para sorpresa de NADIE, se han excusados diciendo que están enfermos y así no venir a la escuela. No me molesta tanto, después de todo, nos hemos graduados en diferentes universidades durante algunos siglos.

Pero la cosa es que, en clases como estas, extraño el poder hablar y bromear con ellos. Matar el aburrimiento, y más cuando nos ordenaban hacer trabajos en grupos o parejas. Cosa que, por el plan de estudio que la maestra tiene en sus manos, va a pasar ahora y no sé que excusa inventaré para poder quedar con mis hermanos.

La mujer de unos cuarenta y tantos años se puso de pie y soltó el esperado discurso del trabajo en conjunto, que sería en parejas, era un trabajo final y bla, bla, bla...

Ni siquiera quise prestarle atención, no obstante, fue inevitable no sorprenderme en cuanto nombraba a quienes serían compañeros a elección suya. Antes de que sus labios lo anunciasen yo ya miraba en dirección al rubio, disimuladamente, pero con hastío. 

Jasper Hale...

—y Eileen Pearce...—mis quejas no se hicieron esperar, por supuesto. Aproveche el silencio presente para tratar de persuadir a la maestra.

—Disculpe, no creo que-..—fui interrumpida por la mujer en cuanto mis labios soltaron las primeras cuatro palabras. Suspiré.

—Señorita Pearce ¿tiene algún problema con MI decisión?

—En realidad preferiría hacer el trabajo con uno de mis hermanos, me sentiría más cómoda así.—explique tratando de mostrar mi mejor sonrisa a labios cerrados. Ella se ajustó los lentes un momento para dirigir toda su atención a mi.

—Señorita Pearce...—pausó mientras rodaba los ojos y gesticulaba mi apellido de manera aburrida y plana. Empecé a sentir como el enojo crecía en mi. —no me interesa lo que crea, prefiera o le haga sentir más cómoda. Esto es un trabajo en parejas, mismas parejas que seleccioné en base a mi criterio; su compañero será el señor Hale porque así lo quise, y nada me hará cambiar de opinión.

Para empezar, ¿Quién se creía para hablarme así? Si tan solo supiera que podría romper su cuello sin esfuerzo no utilizaría ese tono autoritario y socarrón conmigo. Sentía mi cuerpo arder de rabia, pensé que la atacaría en cualquier momento, y fue entonces que se cruzó de brazos y reposo levemente sobre el escritorio. 

—Por su cara puedo deducir que no le agrado mi respuesta.—afirmó con sorna. Yo cerré mis palmas sobre la mesa mientras volví a sonreírle con autosuficiencia, imaginando un escenario en el que me ponía de pie para golpear su asqueroso rostro. 

Hacía que sintiese dolor hasta en los lugares que jamás imagino sentirlo, o eso pensé hacer en mi mente pues una extrema y repentina ola de calma me azotó. En realidad, y siendo honesta, mi intención solo era ofenderla con algunas palabras hirientes e intimidarla con mi mirada mas no se dio como lo planeé.  La fuerza impuesta en mis puños cerrados se aflojó y distinguí a una cabellera rubia sentarse a mi lado justo cuando el timbre de cambio de clases invadió todo el recinto. 

Todos salieron después de escuchar el tema del trabajo y la fecha de entrega, junto con otras indicaciones extras. La maestra salió al ultimo, dándonos una mirada complacida y, finalmente, me quedé sola con el rubio.

—¿Planeabas golpearla o solo asesinarla?—suspiré más tranquila aunque sabía que se debía a el muchacho sentado a mi lado.

—Si fuera por la vida golpeando a todos los que me irritan, tu ya estarías ardiendo en una hoguera.—admití, mordiendo mi labio después de recordar cierta situación en la que perdí un poco los estribos. Un brillo divertido surcó sus iris ambarinos y yo igual sonreí al sentir la curiosidad emanar de el.

Twilight: polyamory.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora