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A la mañana siguiente se levantó, y salió a corre como hacía siempre, un día si y otro no. Era sábado, fin de semana no tenía exámenes que corregir. durante la semana trabajaba mucho y lo dejaba todo hecho. Ahora se arrepentía, ya que no tenía mucha cosa que hacer.

Mientras pensaba todo eso, su mente se distrajo y cerró los ojos mientras intentaba recordar si le quedaba algo de fruta en casa. No es buena idea cerrar los ojos mientras corres, sobre todo si corres por un parque donde el terreno es irregular.

Inevitablemente Chifuyu metió el pie en un pequeño hoyo y su tobillo se doblo y cayó al suelo. El dolor era agudo y familiar, no era la primera vez que se torcía el tobillo.

Se puso de pie y fue cojeando hasta la clínica.

Veinte minutos cojeando por la calle y nadie se había dignado a ayudar...

En la zona de urgencias una señora le dijo que se sentara en la sala de espera y que lo atendería en cuanto pudiera.

Al entrar en la sala lo vió. Allí estaba el hombre de anoche, el atractivo dueño de una red de gimnasios, el hombre de pelo largo moreno.

Chifuyu se quedó en shock junto delante de la puerta, el susodicho le miró. En cuanto sus miradas se cruzaron, Chifuyu se movió hacia un asiento libre, pero de la cojera y los nervios se cayó al suelo.

-¿Está bien?- preguntó el hombre más guapo del mundo.

-Oh... si... muchas gracias.

Le ayudó a sentarse en la silla y volvió a su asiento, donde lo acompañaba una niña pequeña que reconoció.

-¡Luna! ¿Qué haces aquí? ¿Estás bien?

-Cuanta preocupación, veo que os conocéis.

-Si, Baji sensei, el es mi profesor del cole.

-Encantado de conocerle... esto...

-Chifuyu, Matsuno Chifuyu, encantado.

-Yo soy Keisuke Baji, el profesor de artes marciales de Luna. Se lesiono en la competición de esta mañana.

-Vaya... con la ilusión que te hacia... -dijo Chifuyu.

-No pasa nada, en la próxima se va a enterar ¡subiré de nivel!

Una mujer joven se asomó por la puerta y llamo a Luna. Acto seguido se le coloraron las mejillas al ver a su hermoso acompañante.

-Nos toca. Encantado de conocerle señor Matsuno, ya nos veremos.

-Igualmente.

Baji cogiño a Luna en brazos y se fue a la consulta, la niña tenia doces años, pero su sensi lo sujetaba como si fuese un saco de plumas.

Que mañana tan interesante. Por suerte no le escayolaron el pie, pero le pusieron una férula y le dieron unas muletas. Dentro de lo cabe podría haber sido más grave, al menos pude cuidarse sin ayuda de nadie.

El fin de semana lo pasó en cas viendo pelis y leyendo mangas románticos.

El lunes llegó a la escuela para ser el centro de atención de sus alumnos y compañeros de trabajo. 

Luna se encontraba allí con su pie vendado y cojeaba levemente.

-Profe a mi me pasó lo mismo que a ti, solo que yo me curo rápido porque soy más fuerte.

-Supongo que los mayores no nos curamos rápido.

-¿Sabes qué? Mi sensei pregunto por ti.

-¿Ah si?

-Me preguntó si siempre eres así de torpe.

-Vaya... ¿y tu que le dijiste?

-Que no sabia... así que me dijo que podrías apuntarte a su gimnasio para practicar tu coor...coordddii...

-Coordicación.

-¡Eso! Sería guay ... también viene mi hermana.

-Son clases para niños, yo no puedo ir.

-Si, el sensei también le da a mayores.

-Creía que solo de daba a niños.

-Solo le da a algunos conocidos pero es muy guay de verdad, deberías de venir.

-Con el pie así no puedo.

-Puedes venir para ver si te gustan las clases y cuando te cures te apuntas. Al sensei seguro que le parece bien, él lo propuso, así que no puedes decir que no ahora.

-Me lo pensaré. Vamos a empezar la clase.

¿Qué había pasado? Un día ve al hombre de sus sueños y la semana siguiente lo invita a ver una de sus clases. A través de un alumno, pero le valía igual.

Por dentro de su ser había una sonrisa por tener cerca a ese hombre pero por otro tenia que centrarse, esa relación no iba a existir.

teach me { bajifuyu }Donde viven las historias. Descúbrelo ahora