Llegó el esperado miércoles. Entre las clases, la reunión de los lunes y que el maestro se esforzó por mantenerse ocupado, había estado relativamente tranquilo a la hora de salir a la calle. Se esforzaba más que nunca en evitar las calles iluminadas y los lugares sin gente, pero a parte de esos paranoicos detalles, la vida del profesor seguía con normalidad y nerviosismo por la cita que tenía con el famoso sensei que ahora ocupaba la lista de los números uno en su mente.
A primera hora de la mañana una inusual situación se presenta ante su mesa mientras terminaba de mirar el programa del día y de sus alumnos iban entrando a la clase. uno de sus mejores y mas callados alumnos le deja algo sobre la mesa.
-Mana, ¿Qué sucede?
-Baji sensei me ha dicho que te lo diera para que entraras al gimnasio -era la tarjeta dorada, Chifuyu lo cogió y esta vez tenia grabado su nombre y un numero.
-Muchas gracias Mana.
-No soy vuestra recadera, solo lo hice porque es evidente que Luna se hubiese olvidado.
-No digas eso de tu hermano.
-Lo siento.
Despues de las clases, una comida con sus compañeros y una reunión en la sala de profesores y al fin Chifuyu había salido del colegio para encamisarse hacia su piso. En cuanto llegó se ducho y se vistió con una camiseta negra de manga corta y unos pantalones de chándal grises con elástico por los tobillos. Antes de mancharse metió en su bolsa ropa de repuesto, gel y una toalla, por si se duchaba allí.
Ya estaba listo y preparado para dejarse instruir por el sensei. No podía quitarse de su cabeza el día que había ido a verlo. Con su traje de artes marciales, sus pies descalzos, tan recto, firme con las manos a la espalda recorriendo toda la sala corrigiendo los movimientos de sus alumnos.
También recordaba que en el traje llevaban la parte superior iba atada con un cinturón, lo que le dejaba ver levemente la clavícula. Cada vez que Baji san llevaba a cabo una maniobra de demostración, sus movimientos a la par que su cola morena bailaba con ellos provocaban que se le abriera un poco y dejara a la vista parte de su pecho, que ahora recordaba que lo poco que pudo apreciar no tenia ni un pelo. Podía notarse, que aunque el sensei era delgado, tenia músculos, no era un palillo debilucho, y tenia sentido, ya que se dedicaba a las artes marciales.
Chifuyu bajó a la calle a buscar su coche. Lo aparcaba en la calle porque un aparcamiento era algo que realmente no encetaba, nadie se molestaría en robar un Toyota Yaris de hace 10 años pero necesitaba comprarse uno.
Le resultó más complicado de lo que esperaba encontrar aparcamiento cerca del gimnasio. Tuvo que aparcar tres calles más abajo, lo que de por sí aumentó los nervios que ya traía el profesor, menos mal que se había echado el desodorante bueno.
Entró a la recepción, le dio su tarjeta al rubio bajito hermano de Emma, este le dedico una amable sonrisa y el maestro cogió el ascensor a la cuarta plante. Le empezaba a a sudar las palmas de las manos.
Faltaban 10 minutos para que fueran las siete y media. Chifuyu decidió pasar, esperando a que la sala estuviese vacía, pero no lo estaba. Al abrir la puerta vio una figura en medio, de lado y de cara a los espejos. Era él. Vestido con su traje negro, cola negra alta con una mano a la espalda y la otra sostenía un pequeño libro.
Chifuyu se estremeció, su corazón empezó a palpitar con fuerza. No parecía haberlo oído entrar, así que tendría que hablar él primero para que notase su presencia. Pero el joven se quedo mirándolo unos segundos más, unos segundos en los que el mundo entero parecía haber desaparecido y solamente existiese es hombre. Sin ser consciente de ello, su boca se entreabrió levemente mientras su mente se había quedado en blanco.
Baji giró la cabeza y vio boquiabierto a Chifuyu durante una milésima de segundo, el tiempo suficiente para que el rubio bajase de su nube y regresara de su fantasía, que no había hecho mas que empezar.
-Llega pronto Chifuyu -dijo con una pequeña sonrisa mientras se encaminaba hacia una bolsa en las gradas para dejar su libro.
-O usted llega demasiado temprano -Chifuyu supo responder, ya había vuelto, por fin se sentía tranquilo y podía ser él mismo.
-Pues entonces podemos empezar.
-Claro, ya mismo.
Chifuyu se quito los zapatos y se colocó sobre el tatami.
-Mmm... los calcetines también hay que quitárselos, y antes de pisar el tatami hay que hacer una reverencia, así -Baji se coloco mirando al centro de la sala e inclino su torso antes de posar los pies dentro del cuadrado.
-Oh, claro, lo siento -Chifuyu repitió el gesto después de quitarse sus calcetines.
-Empezaremos calentando un poco, siempre empezamos las clases dando unas pocas vueltas al tatami y luego haciendo unas flexiones.
-Esta bien... oye... no sé si llevo la ropa adecuada para esto...
-Para empezar vas bien, si te gusta te recomendare algún sitio para comprarte el karategi y las tabis, aunque yo prefiero hacer los entrenamientos con los pies descalzos, hay alumnos que vienen con las tabis puestas.
-Karategi... creí que tendría otro nombre.
-Tiene varios.
-Interesante...
-Bien, empieza con diez vueltas y diez flexiones.
Chifuyu obedeció y comenzó a correr un tanto incomodo por a mirada de Baji, que enseguida se dio la vuelta y volvió para leer el libro. Mientras Chifuyu seguía corriendo Baji se tumbo a leer como si estuviese en el salón de su casa.
Eso molestó un poco a Chifuyu, ya que daba la impresión de que el sensei le estaba ignorándolo pero por otra parte lo tranquilizaba, ya que era aun mas molesto que le viese.
Chifuyu lanzaba miradas de soslayo al libro del sensei. Hasta que sus mejillas se sonrojaron al descubrir de que tipo de literatura se trataba. Era un libro erótico.
Chifuyu se coloca de cara al espejo, dándole la espalda al sensei y comienza a hacer diez flexiones. Cuando va por la novena nota como alguien le coloca un peso en la espalda. Al parecer Baji había apoyado un pie en la espalda del menor.
-¿Que hace?
-Es que he notado que esto se le hace demasiado fácil, así que haga diez más ahora -le dijo sin levanar la vista de su libro mientras ejercía peso sobre el rubio con un pie en el centro de la espalda.
Chifuyu se lo tomó como un reto y termino haciendo las flexiones, no era ningún debilucho. Cuando termino se puso en pie y miró a su sensei.
-He terminado, ¿que viene ahora?
-Ahora viene lo bueno.
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teach me { bajifuyu }
FanfictionDesde la primera vez que lo vio no se lo puede sacar de la cabeza. Baji x Chifuyu Esta historia le pertenece a Newcastlevania Escenas 🔞