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Nada más entrar al aula Baji ya lo estaba esperando tal y como la otra vez, solo que en esta ocasión se giró a saludarlo en cuanto atravesó el marco de la puerta.

-Buenas tardes Chifuyu.

-Buenas tardes, Baji san.

-Le noto raro, ¿ha pasado algo?

-Ah...no, no es nada.

-Los malos pensamientos pueden influir negativamente en el entrenamiento.

-son cosas del trabajo, nada del otro mundo.

-Si fuera algo habitual no lo notaria extraño, lo notaria cansado.

-Está bien, se lo diré, pero no se ría de mí, por favor.

-Soy todo oídos.

-La madre de una alumna me pidió una consulta en mi despacho y en cuanto pudo se me tiró encima y el director entró justo en el instante en el intentaba apartarla.

-Lo más normal del mundo.

-Eso no fue lo peor, lo peor fue que el director y el resto de compañeros trataron el tema como si pasara cada día e insinuaron que no tardaría en acostarme con ella, me molesto mucho la falta de seriedad ante un tema tan delicado.

-Ser profesor conlleva sus riesgos.

-El caso, es que ... a mi... bueno... nunca lo he ocultado, pero tampoco lo voy diciendo a los cuatro vientos, a mi no, no me van las...

-Si, entiendo. No hace falta que siga.

Chifuyu permaneció callado y con la cabeza agachada después de las palabras tan secas de Baji.

Le habrá molestado...

Baji rompió el silencio.

-Los mejores siempre nos cambiamos de acera eh -dijo mientras soltaba una risa.

Chifuyu abrió los ojos como platos, pero poco tiempo le dio para sorprenderse por esas palabras ya que el sensei enseguida le ordenó comenzar el calentamiento.

Después de dar las diez vueltas mientras Baji se sumergía en su literatura, se tumbó para hacer las reflexiones y entonces el moreno se le sentó con las piernas cruzadas en su espalda.

-¿Cada día me lo va a poner más difícil?

-He notado que tiene buenos brazos, solo le pediré que haga diez, porque no creo que llegue a veinte conmigo encima.

Las palabras de Baji se hicieron un hueco en el orgullo del rubio, quien con mucho sudor y esfuerzo consiguió hacer las veinte flexiones, justo para tirarse exhausto en el suelo nada más terminar.

-Le ha costado.

-Pruebe usted si es tan listo- replico Chifuyu respirando con fuerza.

-Lo bueno de ser el sensei es que no tengo que hacer lo  mismo que hacen mis alumnos.

A Chifuyu le encantaba que Baji lo picara de esa forma. Que lo retase despertaba los instintos masculinos primitivos que llevaba dentro. Normalmente no era de los que se dejaban llevar por las apuestas típicas de " no hay huevos" , pero con Baji era distinto , su noto de voz, su mirada y todo su ser podía hacer que Chifuyu se atreviera a cualquier cosa.

-¿Recuerda la maniobra de la semana pasada?

-Si.

-Pues hoy la completáremos inmovilizando al oponente. Atáqueme por la espalda como practicamos.

Chifuyu lo rodeo el cuello del sensei con un brazo, y al instante estaba en el suelo con Baji sentando sobre su estomago con las piernas a los lados, agarrando su camiseta por el cuello y con un puño muy cerca de su cara.

teach me { bajifuyu }Donde viven las historias. Descúbrelo ahora