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Había transcurrido una semana desde la primera vez que Luna le propuso ir a ver una de sus clases. desde entonces no había fallado un solo día en proponérselo a su querido maestro de la escuela.

-Esta bien Luna... esta tarde tengo libre así que iré a veros.

-¡Bieen!

-Pero iré esta vez, normalmente estoy ocupado, y solo voy porque no dejas de insistir.

-Valeee.

Al acabar las clases Chifuyu llegó a su casa con el corazón en un puño por el momento que se le acercaba y que con nulo existo había logrado evitar.

Dejó sus cosas en su escritorio, se hizo un plato de pasta, comió y con la misma ropa que había llegado del colegio salió por la puerta para coger el bus.

Al bajar del bus solo había que recorrer dos manzanas para llegar al edificio. Al llegar, Mana y Luna lo esperaban en la puerta.

-¡Profe! Llegas pronto. ¿Ves Mana? Te dije que vendría.

-Solo porque me insiste.

Las niñas lo llevaron dentro, pasaron sus tarjetas por recepción y el chico rubio que era el hermano de Emma le sonrió al verle.

-Usted debe de ser el profesor de la escuela, lo estábamos esperando, puede pasar sin problemas -dijo con un sonrisa picara, como si supiese algo.

-Nuestra clase es arriba -dijo Mana.

Subieron en el ascensor, se abrió la puerta y había varias puertas, en una de ella ponía:  Artes marciales, Baji Keisuke.

El aula era grande, tenia una gran cristalera justo de frente que daba lugar a la calle, supongo que era para que los de fuera vieran a la gente animar y que se animaran, aunque al estar tan alto, desde abajo solo se verían si los de dentro se acercaran lo justo. Era un alivio que desde fuera no se viera por completo. Al otro lado de la pared cubierta de espejos y en la pared contraria había una serie de sacos de boxeo.

Justo al lado de la puerta había unas pequeñas gradas para que la gente se sentara y parecía que los alumnos las usaban para ayudarse a descalzarse y también para dejar sus bolsas. Al lado de estas gradas había una especie de caja grande y en el interior parecía haber protecciones y armas acolchadas para llevar a cabo un enteramiento.

 Chifuyu se sentó mientras sus alumnas se vestían. Ellos tres era los únicos en la sala hasta que llegaron niños y niñas de su edad. Todos se quedaron mirando a  Chifuyu.

-Profe, no te preocupes, Baji sensei siempre llega tarde.

-Si y lo compensa con ejercicios más duros -suspiró Mana -Parece un profesor inepto pero al menos sabe de lo que habla.

-Solo he venido a veros porque le hacia ilusión a Luna pero las artes marciales no son lo mío soy más de correr y hacer pesas.

-Eso es muy aburrido...

En ese momento, y diez minutos después de la hora de inicio de la clase, el sensei hace acto de presencia.

-Siento el retraso, una fila de patitos pasó por delante del bus y tuvo que cederle el paso.

-¡Mentira! -gritaron todos los alumnos.

-Bueno, 10 vueltas al tatami, 20 flexiones y abdominales y hoy haremos una técnica nueva.

-¡Si sensei! -volvieron a gritar.

Los chicos se pusieron a correr y Baji se acercó al único espectador de la sala.

-Vaya, vaya ¿qué tenemos por aquí? Al fin se decidió a visitarnos.

-Si, Luna es muy insistente -respondió  Chifuyu con una media sonrisa y llevándose la mano a la nuca.

-si que llega a ser un poco. Veo que la lesión fue algo grave.

-Bueno... Ya estoy mejor que antes, la semana que viene iré a ver si me lo quitan.

-Eso esta bien, así podría empezar las clases. Prometo que no seré muy duro al principio.

-¿Eh? no, no yo no...

-Si a usted le gusta hacer ejercicio no le será difícil, he notado que ya está en forma, así que podrá hacer técnicas sin problema.

-Si yo no pensaban en...

-Buenooo... me toca trabajar -y se fue dejando a  Chifuyu con la palabra en la boca. Empezó a explicar mientras se hacia una cola. Baji realizo unas piruetas, era hábil y fuerte, y eso no pasó de desapercibido para el joven maestro, que se estaba quedando embelesado por los fluidos movimientos del sensei.

Cogió a un par de alumnos para que practicaran entre ellos, lo hicieron mal y Baji les demostró como se hacia, haciendo que uno de ellos acabara dos metros más lejos del grupo. Suerte que paro eso esta el tatami.

Un par de minutos más tarde estaban todos en parejas practicando mientras Baji se paseaba entre ellos observando y corrigiendo. Su figura autoritaria despertó mas interés en  Chifuyu, que se había quedado tan sumamente absorto en sus pensamientos que no escucho entrar a un joven que se sentó a su lado.

-Hola -dijo el chico.

-...

-Ejemm... hola -repitió, un poco más alto.

-Perdona no te había oído - Chifuyu se disculpó, no se esperaba que otra persona entrase al aula a observar, creía que era algo especial para él, aunque ahora estaba claro que cualquier socio del gimnasio podía entrar.

-Vengo a esperar a mi amigo, acabo de salir de la clase de al lado. Me llamo Souta, encantado.

-Soy  Chifuyu, encantado.

-No te he visto nunca por aquí.

-Bueno, es que me invitó una alumna a venir a verle hoy. 

-¿Es profesor en el gimnasio?

-No, soy profesor en la escuela.

-¡Que bonito! Yo trabajo en un restaurante de ramen por el momento. Debería de pasarse algún día, seguro que le gusta. Si les dices que vas de parte mía le regalan un postre -dijo el joven.

-Es muy amable, Souta.

-No es nada, recuérdelo.

-Lo hare, gracias. 

teach me { bajifuyu }Donde viven las historias. Descúbrelo ahora